
Dana
Save the children: Los niños de la dana afrontan problemas de salud mental y escolaridad
La organización advierte de que familias con niños, niñas y adolescentes de las zonas más afectadas viven todavía a día de hoy en muchos casos en pisos que no reúnen las condiciones adecuadas

Los más de 70.000 menores que viven en las zonas más afectadas por la dana del pasado 29 de octubre se enfrentan a retos como la afectación de su salud mental, vivir en pisos insalubres y con graves deficiencias de construcción o a una educación interrumpida por los destrozos en sus centros escolares.
Así lo alerta este martes la organización Save the Children, que ha puesto en marcha seis espacios seguros y amigables para la infancia en diferentes municipios de la zona donde los niños y niñas reciben apoyo emocional, físico y educativo en un entorno seguro, a la vez que están protegidos.
El desafío de la salud mental
Los niños y niñas han sido uno de los colectivos que más han sufrido a nivel de salud mental, con síntomas como mutismo, pesadillas recurrentes, miedo a fenómenos atmosféricos o niños y niñas que no querían salir a la calle o hablar de la situación.
"Algunos adolescentes han experimentado ira, rabia, problemas de sueño y confusión, y algunos de ellos y ellas han entrado en una etapa de tristeza", señala la entidad, que expone el caso de Sandra, una madre de Sedaví con tres hijos de tres, siete y once años a los que la dana ha afectado psicológicamente.
“Mis hijos, la tarde que pasó todo no paraban de llorar al ver la situación y al mayor hasta le dio un ataque de pánico y se desmayó. A día de hoy está siendo medicado porque está sufriendo mucho: no duerme bien, tiene pesadillas, se encuentra mal muchos días, me llaman del colegio para que lo recoja…", explica.
Añade que a su hijo mediano "le han diagnosticado una hiperactividad por ansiedad. Tiene demasiada energía y muchos nervios, lo que hace que no le vea el peligro a nada y tengamos accidentes domésticos a menudo".
A juicio de Rodrigo Hernández, director de Save the Children en la Comunitat Valenciana, es "imprescindible que desde las administraciones se refuercen los servicios de salud mental infantojuvenil. Estos niños y niñas y sus familias necesitan sobre todo atención psicológica, porque el impacto en su salud mental ha sido enorme. Es muy importante que la tratemos ahora para evitar problemas mayores en el futuro”.
Crecer en una casa insalubre
La organización advierte de que familias con niños, niñas y adolescentes de las zonas más afectadas viven todavía a día de hoy en muchos casos en pisos que no reúnen las condiciones adecuadas.
"Habitar lugares con graves deficiencias de construcción, insalubres o convivir en hacinamiento tiene efectos sobre la salud, seguridad y bienestar de las personas y afecta especialmente al crecimiento, desarrollo y oportunidades de niños, niñas y adolescentes", indican.
Además, añaden, crecer en entornos no adecuados "impacta no solo en su salud física, sino también en su salud mental: puede provocar ansiedad, depresión, enfado o incluso dificultades para conciliar el sueño o afectar al rendimiento escolar".
Según el último informe del Instituto Valenciano de Edificación (IVE) existen hasta 1.539 viviendas catalogadas como no habitables (ha sido necesario el desalojo de 516), recuerda Save the Children, que relata el caso de Nicoletta, que vive en un bajo en Alfafar con su marido y sus dos hijos, uno de quince años y otro de 7.
“Mi casa fue totalmente devastada, solo se salvó un cuadro y el aire acondicionado. Hemos perdido los muebles, los recuerdos, la vida entera… absolutamente todo. Tengo humedades y he pintado las paredes, pero vuelven a salir, la pintura salta. Me faltan todavía puertas por poner, una balconera, la puerta de la cocina, alisar paredes que los muebles destrozaron…” cuenta.
Al respecto, Rodrigo Hernández considera imprescindible "aumentar las ayudas para la renovación y rehabilitación de viviendas que hayan sido afectadas por la dana, además de seguir reforzando alternativas habitacionales para familias con hijos e hijas a cargo”.
Una educación interrumpida
Tras la dana, muchos niños y niñas de las zonas afectadas estuvieron semanas sin ir al colegio, ante la cancelación de las clases debido a los destrozos materiales ocasionados, y esto provocó que se quedaran muchos de los contenidos sin impartir, pero también de otras necesidades que a día de hoy no se han podido cubrir.
“Mi hijo pequeño, que tiene TEA, lleva tres meses sin poder ir al logopeda, algo fundamental para él. Ha empeorado muchísimo desde que no va, pero es que hay muchos niños y niñas afectados que necesitan recursos, y no hay suficientes”, señala Nicoletta.
Save the Children considera imprescindible realizar un seguimiento del alumnado reubicado en otros centros educativos, además de la planificación de programas de apoyo y refuerzo a medio y largo plazo para que se pueda recuperar el contenido que no se haya podido impartir. También ve necesario flexibilizar los criterios de evaluación y que la repetición de curso no sea una opción, por ser una medida socialmente injusta.
Protección frente a vulnerabilidades
Save the Children ha puesto en marcha seis espacios seguros y amigables donde un equipo de profesionales -trabajadoras sociales, psicólogos, educadoras o pedagogos-, ofrecen a los niños y niñas apoyo emocional, físico y educativo en un entorno seguro, a la vez que están protegidos. Además, realizan actividades deportivas, creativas y también juegan.
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