Dana
Valencia evitó "por seis horas" quedarse sin agua potable con la dana
La capital y el área metropolitana pudieron quedarse durante días sin agua potable y tener lodos, pero el trabajo de empresas como Global Omnium ayudó a evitarlo
La gestión del agua durante y después de la dana supuso para las empresas operadoras y de gestión y las administraciones públicas “un trabajo de coordinación extraordinario” y un esfuerzo de recursos que permitió evitar “por seis horas” que Valencia y toda el área metropolitana se quedaran sin agua durante días.
Así lo han asegurado expertos convocados por iAgua y Global Omnium en el ‘webinar’ ‘La resiliencia de las infraestructuras hidráulicas para la reconstrucción. Cómo el área metropolitana de Valencia está reforzando su sistema de agua ante fenómenos extremos’, en el que han participado el presidente de Daquas, Jesús Maza, el jefe del servicio de Agua de la Diputación de Valencia, Juan José Mayans, el director de operaciones de Emimet, Román Ponz, y el gerente de Egevasa, Juan Ángel Conca.
“Es importante comunicar lo que no pasó, porque hablamos mucho de los terribles efectos en vidas humanas, infraestructuras y servicios, pero lo que hay que recordar es que Valencia y su área metropolitana estuvieron a seis horas de quedarse sin agua, de que millones de personas se quedaran sin el servicio de agua potable, y lo evitamos”, ha destacado Conca.
De la misma forma, ha destacado que se evitó el riesgo epidemiológico derivado del agua estancada y los lodos, y que se suministraron más de 100 cisternas de agua potable con 750.000 litros a quince municipios, todo ello “en una situación de colapso de las vías de transporte y de telecomunicaciones”.
En concreto, Conca se ha referido al trabajo en localidades más alejadas del foco mediático pero igualmente afectadas por la dana, como Sot de Chera, que se quedó sin su conexión de tres kilómetros que abastecía a la ciudad y donde Egevasa organizó “un trasvase continuo de más de 45 cisternas para una población que, de otra manera, se habría quedado desatendida”.
El gerente de la entidad que presta servicio a 365.000 personas de ocho de las poblaciones afectadas por la riada ha destacado, además, su planteamiento solidario que llevó a que ayudaran y coordinaran los trabajos en 90 municipios, además de gestionar grupos de personal técnico.
"Lo peor que podría haber pasado es que no tuvieran nada que hacer personas que tenían mucho que hacer”, según Conca, quien ha añadido: "La resiliencia en momentos extraordinarios se debe mucho al trabajo ordinario, a que somos un servicio que trabaja en el territorio, que conoce a cada una de las personas que requieren de nuestra labor”.
“Hace falta inversión y los deberes hechos”
Por su parte, el presidente de la asociación Daquas de gestores de aguas urbanas, Jesús Maza, ha recordado que el pasado 29 de octubre, ante la magnitud del desastre, “había necesidad de contar con el sector, hacía falta recuperar la operatividad, máquinas, hombres, equipos”.
Maza ha asegurado que “a golpe de teléfono, en un par de días, las empresas operadoras de agua se pusieron en marcha y en poco tiempo se consiguieron entre 200 y 300 equipos de profesionales que fueron allí a echar una mano”.
“Fue la primera lección: este es un sector vivo que está para ayudar a los demás, un sector enormemente solidario”, ha considerado el presidente de Daquas, que ha incidido en la recurrencia de fenómenos extremos derivados del cambio climático o de caídas tecnológicas, como el apagón del pasado abril.
En este sentido, ha considerado que “cualquier planteamiento de inversión tiene que considerar que pueden venir episodios en los que el servicio se vea interrumpido por causas extraordinarias”, pero sobre todo contemplar cómo capacitar al sector para recuperar en poco tiempo el suministro de material, el abastecimiento o el saneamiento.
“Para eso hace falta inversión, hace falta tener los deberes hechos”, ha asegurado Maza, quien ha expresado el deseo de que los próximos eventos extraordinarios “nos cojan con unos sistemas de distribución suficientemente solventes y modernizados, con unos espacios naturales limpios para que el agua no se lleve por delante lo que no se tiene que llevar por delante”.
“Para financiar esa transformación, estamos yendo a medidas puramente coyunturales y no a medidas estructurales”, ha lamentado, y ha apostado por la revisión de las tarifas, que ha calificado de unas de las más bajas de Europa, ya que “solo suponen el 1 % del gasto de las familias”.
361 actuaciones en garajes
En el ‘webinar’ también ha intervenido el jefe del servicio de Agua de la Diputación de Valencia, Juan José Mayans, que ha destacado que la prioridad del operativo tras la dana fue garantizar el suministro y el abastecimiento de agua potable a toda la población afectada, algo que, ha dicho, se hizo de manera “ejemplar”, porque “en tres días se pudo restablecer el servicio de 300.000 personas afectadas y en semanas el de toda la población”.
Pero, además, la Diputación se encargó del contrato de emergencia del servicio de extracción de lodos de los garajes afectados, y Mayans ha detallado algunas de las dificultades que encontraron en las 361 actuaciones en garajes que han llevado a cabo durante 93 días.
“Optamos por la succión del lodo por camiones cuba, pero estaban copados limpiando el sistema primario de alcantarillados”, ha explicado Mayans, que ha indicado además que, cuando las empresas y operarios finalmente entraron “a ciegas”, encontraron una situación “muy difícil, en espacios confinados, con un trabajo muy manual y un riesgo laboral elevadísimo”.
Entre otros problemas, ha señalado las diferentes configuraciones geométricas de los emplazamientos, el problema de la carga que habían soportado esos garajes al estar inundados, que hizo que se tuviera que usar maquinaria ligera, problemas de inhalación de dióxido de carbono, o la necesidad de llevar el lodo fuera de los municipios.
Además, en algunas zonas “había estructuras de edificios afectadas y era muy complicado entrar, así como trasteros que tenían que ser vaciados de forma manual o montañas de vehículos que impedían el paso”.
El jefe de servicio de Aguas ha advertido además de la necesidad de agilizar la contratación pública de cara a la reconstrucción: “Si no, nos vamos a encontrar en un problema en el que vamos a competir por la mano de obra, los materiales, la maquinaria... y vamos a enfrentarnos a las empresas que están llevando a cabo la reconstrucción de los municipios más allá de nuestro sector”.
Reducción solidaria de la presión
Sobre la situación “dantesca” no solo en los garajes ha hablado asimismo el director de operaciones de Emimet, Román Ponz, que ha referido “dificultades para acceder a las arquetas, inundaciones por completo de las arquetas en el entorno de la zona sur e incluso rotura de alguna conducción menor”.
Por eso, ha dicho, los principios de la actuación de Emimet fueron “garantizar un servicio mínimo, la calidad del agua y la solidaridad”, y en este último punto ha destacado la reducción de la presión del servicio en zonas no afectadas para que pudiera llegar el agua a la zona cero.
“Además, se movilizó a 150 técnicos y operarios, y se consiguió recuperar todas las señales y datos en 72 horas”, ha detallado Ponz, que ha añadido que, en este contexto, se hizo patente que “es muy importante la inversión para incrementar la resiliencia del sistema” y por ello, se ha puesto en marcha un plan de inversión de choque de 70 millones de euros para incrementar la garantía del servicios.
“Otra lección aprendida es la necesidad de contar con alternativas para el suministro eléctrico, grupos electrógenos para mantener el suministro en las estaciones de bombeo o soluciones como placas fotovoltaicas”, ha añadido el director de operaciones que, sin embargo, ha agradecido la preparación que hizo que “todo el mundo sabía perfectamente qué tenía que hacer en ese momento”.
Ha conducido el acto el fundador y director de iAgua, Alejandro Maceira, que ha destacado, por su parte, que catástrofes como la dana “exigen acciones inmediatas y acciones a largo plazo” y que la riada es “una muestra dolorosa pero también reveladora de lo que está en juego: la capacidad de respuesta demuestras ciudades” en un momento en que “la resiliencia ya no es opcional, sino una obligación”