La pandemia desluce el aniversario del final de la II Guerra Mundial en París
El presidente Macron recurrió a la unidad nacional de 1945 para simbolizar la actual lucha común contra el coronavirus
Creada:
Última actualización:
La plaza del Arco del Triunfo de París, habituada a grandes fastos cada 8 de mayo para celebrar el fin de la Segunda Guerra Mundial, apareció este viernes desangelada, escenario de una ceremonia marcada por las medidas de precaución que imponen la pandemia de Covid-19.
El presidente, Emmanuel Macron, tuvo que conformarse con medio centenar de asistentes todos ellos militares o autoridades, en el recuerdo del final de ese conflicto, del que se cumplen 75 años, y que tradicionalmente reúne a varios miles de personas.
Nunca antes, desde el final del conflicto, el lugar había mostrado ese aspecto un 8 de mayo, recordaban los historiadores, muestra de la huella que está dejando una epidemia que en Francia ronda ya las 26.000 víctimas y los 140.000 contagios.
A dos días de que el país ponga fin a dos meses de confinamiento para iniciar el próximo lunes una lenta y prudente fase de desescalada, la frialdad fue la nota dominante de un acto que simbolizó el momento peculiar que atraviesa el país.
Macron, que durante días se planteó la suspensión del acto, prefirió finalmente mantenerlo pese a las circunstancias y no dejar de conmemorar el recuerdo de un conflicto todavía muy presente en la mente de los franceses. El presidente quiso simbolizar el momento de unidad nacional que, a su juicio, debe conducir a Francia a superar la actual crisis sanitaria, como 75 años antes sirvió, junto a la ayuda internacional, para derrotar al invasor nazi.
Homenaje a De Gaulle
Para ello, la ceremonia comenzó con un homenaje al general De Gaulle, el héroe de la Francia libre, en la estatua que conmemora en los Campos Elíseos su entrada triunfante en la capital en 1944 recientemente liberada. Allí le esperaba Yves de Gaulle, nieto del general, héroe de la resistencia y padre de buena parte de las actuales instituciones del país.
Posteriormente, Macron se dirigió al Arco del Triunfo, donde reposa la tumba del Soldado Desconocido y donde no pudo asistir a la tradicional estampa de antiguos combatientes y supervivientes de la resistencia, privados en esta ocasión de su momento de gloria por la precaución a la que obliga el coronavirus.
Apenas le aguardaban unas decenas de autoridades civiles y militares que, como el jefe del Estado, no portaban mascarillas, además de sus dos predecesores en la Presidencia, el conservador Nicolas Sarkozy y el socialista François Hollande, invitados para mostrar que el momento que atraviesa el país invita más al consenso que a la discrepancia.
Pero ambos se apresuraron a través de sus colaboradores a asegurar que su participación en el acto no suponía un respaldo a la forma en la que Macron ha combatido el virus, en un momento en el que en Francia revive la brega política con el telón de fondo de la pandemia.
El presidente reavivó la llama que bajo el Arco del Triunfo recuerda que allí reposa el Soldado Desconocido y firmó en el libro de honor del monumento. El Elíseo precisó que lo hizo con su propia pluma, para evitar trasmitir el virus, al tiempo que señaló que el sable que le sirvió para reavivar la llama había sido convenientemente desinfectado.
La sombra del virus no dejó de planear sobre el acto, sin contacto entre los asistentes, ni siquiera cuando un reducido coro castrense interpretó, a capela, La Marsellesa y las autoridades militares renunciaron a tocarse el hombro como suelen hacer en señal de unión y compañerismo en esos casos.
Macron, que tenía previsto viajar por la tarde a Moscú para asistir a la ceremonia del fin del conflicto en Rusia, renunció a ese desplazamiento también a causa de la Covid-19. El presidente quiso que una gran bandera de Francia ondee hasta el próximo día 15 en la Torre Eiffel, uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad.