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Lluís Companys, Miquel Badía y Carme Ballester: el verdadero triángulo amoroso del separatismo

El periodista Isidre Cunill publica “El porqué Cataluña no será independiente”, un análisis histórico que muestra las contradicciones y la desunión del independentismo catalán
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Parte del pueblo catalán lleva tres siglos sumido en una quimera independentista. Han sido muchos los intentos, en diferentes épocas, con distintos protagonistas, pero cada uno de ellos ha traído un nuevo fracaso, una nueva decepción y tristes consecuencias. Sobre esta realidad, el periodista Isidre Cunill publica “El porqué Cataluña no será independiente. Razones históricas de una decepción” (Editorial Sekotia), un ensayo político basado en la investigación histórica desde un prisma periodístico, cuyo fin es dar las claves de este continuo fracaso y poner al descubierto la cruda verdad que rodea al independentismo catalán.
Tras casi 85 años, la pasión independentista ha vuelto y ha avanzado más que nunca. ¿Por qué? Para Cunill, hay varias coincidencias: “Los 300 años desde 1714 y la llegada del primer Borbón que impuso los decretos de Nueva Planta; la “caída” del pujolismo y el declive de Convergencia, que durante la Transición había tenido al independentismo como algo más folclórico que de corazón y el detonante que supuso el nuevo Estatut propuesto por Zapatero, que prometió que respetaría lo que saliera del Parlamento de Cataluña. Todo esto coincidió en las mismas fechas y movió a unas nuevas generaciones más beligerantes, Sociedad Civil, Asamblea Nacional Catalana, Òmnium Cultural, etc., que comenzaron a movilizar masas que salieron a la calle con manifestaciones multitudinarias y eso es lo que le ha hecho avanzar, más que los políticos”.
Mezcla ideológica
El independentismo catalán ha pasado por distintas épocas, pero fue a partir del último tercio del XIX y hasta el inicio de la Guerra Civil cuando alcanzó su punto más álgido. Isidre Cunill afirma que “su gran época y la gran oportunidad perdida fue la década de los años 30, la de Lluís Companys, que tuvo varias oportunidades, la del 31 donde se pelea con el socio de gobierno proclamado dos repúblicas el mismo día, a la misma hora y en dos balcones diferentes de la misma plaza, la del 34 y la del 36. Tres oportunidades únicas como no ha tenido en la Historia ni las tendrá y las tres las perdió Companys”.
Cunill sostiene que esto se ha ido repitiendo históricamente por un mal endémico que él llama las “Tres Des”: Desavenencias, Discordia y Desunión. Un fantasma siempre presente en el destino político de Cataluña. “Cuando hablo de las “tres des” -explica- me refiero a la mezcla de ideologías tan tremenda que coexiste en Cataluña y su difícil convivencia, patas de una mesa coja a la que no dejan bailar. Cataluña debe buscar a su enemigo número uno en su propio interior. Las diferencias, su historia de venganzas y odios personales, de traiciones y engaños, son parte de las causas principales del fiasco separatista”. Y prosigue: “La sociedad civil no puede hacer nada si no tiene detrás unos líderes, como decían en 1933 Ramón Arrufat y Josep Casals en su libro “Catalunya poble dissortat” que afirmaban que en los momentos más álgidos de su historia han faltado líderes que lo afronten de verdad. Eso ha pasado y está volviendo a pasar, otra vez a bofetadas entre el independentismo”, asevera Cunill.

La cataluña monárquica

Para el autor, en esa amalgama ideológica, monarquía, república y fascismo -entendido éste como el nacionalismo radical- conviven hoy en Cataluña. “Yo creo que Cataluña no ha sido republicana sino monárquica, pero no borbónica. Ha sido carlista desde que fue defendida por el archiduque Carlos de Austria contra Felipe V”. Por otro lado, Cunill afirma que “el anarquismo libertario también ha sido uno de los enemigos históricos y acérrimos del independentismo. En su particular revolución contra el catalanismo fue culpable de su fracaso durante el primer cuatrienio del siglo XX”, como demuestra con documentos inéditos. “Para entender esto -dice- hay que adentrarse en la Historia. El no mirarla hace que los errores y sus consecuencias sean cíclicos. La Historia se repite de manera sorprendente, hay sucesos repetidos en el tiempo que prácticamente parecen calcados unos de otros”.
Además, Cunill aporta otros elementos novedosos en este fracaso, como la peligrosa influencia que tuvo para el independentismo el triángulo amoroso de Lluís Companys, Miquel Badía -el célebre “capitán Collons”- y Carme Ballester, un “affaire” sexual que era la comidilla entre los círculos políticos de la Barcelona de la preguerra. “Doy una perspectiva nunca publicada -explica- al insinuar que la proclamación del Estat de la Generalitat del 34 fue un ataque de cuernos de Companys, como demuestro con cartas cruzadas entre ellos, al igual que el complot para matar a Company dentro del mismo gobierno de la Generalitat y cómo se siguen apuñalando ahora. Jamás han estado de acuerdo. Yo, que me declaro independentista, no comparto nada de esto, no lo veo. Creo que no se puede seguir engañando a la gente, por eso, el porqué Cataluña no será independiente es un afirmación, no una pregunta”, concluye.

El negocio del “procés”

Según Cunill, el “Procés” ha sido el gran negocio en lo que llevamos consumido de siglo XXI. Todos los políticos “profesionales”, de cualquier signo o bando, se encuentran cómodos explotando a diario el sabroso filón del independentismo. El “conflicto catalán” vende y, consecuentemente, da votos que son escaños y dinero para los partidos. La “catalanofobia” exprimida al máximo es una auténtica bicoca para aquellos que hacen negocio de y con la política”.