Por qué tienes que ver... la temporada final de “Dark”
Ese nivel de exigencia al espectador hace de ella una serie fascinante. Este es un último intento de reivindicarla antes de que eso suceda.
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Las pautas del consumo de series, como casi todo en la vida, no tienen sentido. Si lo tuvieran, «Dark» habría sido uno de los títulos más seguidos y comentados de los últimos tres años, de los más capaces de provocar debates y largos hilos en Twitter y enemistades a causa de «spoilers». En lugar de eso, está a punto de perderse en los confines del catálogo de Netflix sin haber obtenido un ápice de la atención que merecía. Este es un último intento de reivindicarla antes de que eso suceda.
1- Una desaparición como punto de partida
Creada por Baran bo Odar y Jantje Friese, recordemos, la serie se centra en cuatro familias de una boscosa localidad alemana llamada Winden. La desaparición de un niño hace que un puñado de secretos salgan a la luz, y que los lugareños se vean envueltos, por obra y gracia de un agujero de gusano, en una batalla entre el bien y el mal que transcurre entre sucesivos viajes en el tiempo a través de más de 100 años; su tercera y última temporada, que es la que nos ocupa, de hecho, introduce no solo una nueva línea cronológica –la sexta– sino, además, un universo paralelo completamente nuevo. La idea de viajar en el tiempo es uno de los dispositivos argumentales más utilizados en la ciencia-ficción, pero también uno de los más difíciles de manejar, y «Dark» es una de las pocas ficciones en mucho tiempo que no lo usa sólo a modo de truco para quemarnos las neuronas
–aunque nos las queme– sino que le otorga auténtico significado temático.
2-Un rompecabezas a resolver
En su temporada final, «Dark» plantea un extensión lógica de los dilemas éticos y psicológicos que Odar y Friese han estado explorando desde la primera. En última instancia, es una historia sobre relaciones familiares que abarcan generaciones, sobre tragedias y sobre los errores y las traiciones que las motivan. Como buena narrativa sobre viajes en el tiempo, además, reflexiona sobre el destino y la posibilidad del libre albedrío, y sobre la tendencia del ser humano a lamentarse por los caminos no tomados. Aunque, en realidad, la serie habla también del amor y el dolor, de la avaricia y la capacidad de sacrificio, de por qué somos como somos y de los demonios que anidan en nuestro interior, y conecta todas sus ideas al respecto en forma de un rompecabezas que usted, espectador, debe resolver.
3-Un sudoku en medio de una montaña rusa
El metraje de «Dark» incluye, entre otras rarezas, a un escuadrón de la muerte compuesto por tres personas que no son sino la versión juvenil, la adulta y la anciana de un mismo individuo, y una escena en la que dos personajes se matan el uno al otro, pero ambos sobreviven. Además, transita sin cesar entre mundos y líneas temporales distintos, e incorpora discusiones sobre asuntos como los agujeros negros, el entrelazamiento cuántico y el gato de Schrodinger. Es una seria que insiste en avasallar al espectador con ideas y conceptos, y por tanto no admite un consumo casual; verla y consultar Instagram al mismo tiempo no es una opción. Se requiere la máxima atención para cazar las pistas y respuestas ocultas en cada episodio, y a menudo contemplarlos puede ser tan complicado como, pongamos, resolver un sudoku en medio de una montaña rusa. Y ofrecer ese nivel de exigencia al espectador es, precisamente, lo que hace de ella una serie tan fascinante.
4-Mejor revisar antes la segunda temporada
«Dark» invita a ser vista una y otra vez, porque cada nuevo visionado ofrece nuevos detalles y piezas de información –símbolos, temas, rasgos psicológicos de los personajes– previamente pasadas por alto, y porque resulta simplemente imposible abrirse camino a la primera a través de las paradojas temporales que sus episodios plantean. Así que no olvide usted revisar la segunda temporada antes de enfrentarse a la tercera. No es una recomendación, sino un requisito.
5-No pierde el rumbo, como sí hizo «Perdidos»
Considerando todo lo dicho, que esta última tanda de episodios logre responder todas las preguntas y atar todos los cabos de forma tan coherente resulta casi milagroso. Y quizá no habría sucedido así de no ser porque Odar y Friese desde el principio concibieron la serie como una trilogía de temporadas; sabían adónde querían llegar con ella y cuánto iba a durar el viaje, y eso ha evitado que «Dark» pierda el rumbo de la manera que sí lo hizo una de las más icónicas series-puzle, «Perdidos». El único inconveniente de ese trabajo previo de planificación es que la puerta a una temporada más está totalmente cerrada, y que por tanto debemos decir adiós a uno de los trabajos de ficción televisiva más brillantes de los últimos años, y que menos atención han recibido.