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Historia

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¿Ninfómana o mal casada? Curiosidades de Isabel II de España que no conocías

Una competitiva carrera con un toro, dificultades con las matemáticas y una serie de amantes protagonizaron las anécdotas que marcaron la vida de la monarca

Óleo de Isabel II, por Federico de Madrazo
Óleo de Isabel II, por Federico de MadrazoSFGPKORPA

La llamada “La de los Tristes Destinos” o “La Reina Castiza” nació un 10 de octubre de 1830 en el Palacio Real de Madrid. Isabel II, con tan solo 3 años y tras la muerte de su padre, Fernando VII, se convirtió en reina de España, corona que vestiría entre 1833 y 1868. Y comenzó su andadura en el trono “dando guerra”: su coronación inició un largo conflicto dinástico que provocaría las Guerras Carlistas, ya que su tío, el infante Carlos María Isidro de Borbón, no aceptaba que su sobrina fuese nombrada reina de España.

No obstante, no sería fácil para una niña de 3 años reinar un país, por lo que, hasta que cumplió 13, fue su madre María Cristina de Borbón-Dos Sicilias quien se encargó de las decisiones importantes. Por tanto, la vida de Isabel II no fue cómoda, pues nació y murió con numerosas responsabilidades que, a través de su carácter singular, le proporcionaron una vida repleta de anécdotas y curiosidades.

La que fue la primera monarca plenamente constitucional de la historia española, siempre ha sido víctima de multitud de rumores y tópicos. La tildaban de caprichosa, débil y, ante todo, sus líos amorosos eran la comidilla tanto de la población de la época como de los historiadores más tarde.

Muchos explican la vida de Isabel II, además de rodeada de lujo y poder desde la cuna, como una auténtica fiesta. Se acostaba a las 5 de la mañana y se levantaba pasadas las 2 de la tarde, dicen. Tal y como escribiría Pérez Galdós en 1902, “se juzgará su reinado con crítica severa: en él se verá el origen y el embrión de no pocos vicios de nuestra política, pero nadie niega ni desconoce la inmensa ternura de aquella alma ingenua, indolente, fácil a la piedad, al perdón, a la caridad, como incapaz de toda resolución tenaz y vigorosa”.

La educación que recibió Isabel II, por su parte, también propició algunas anécdotas. De hecho, uno de los primeros rumores que nacieron de su vida fue que a la reina le costaba leer y escribir con soltura, teniendo una caligrafía considerada “basta” para la época. Asimismo, sus dificultades para las mátematicas llevaron a que le achacaran que sufría algún tipo de retraso mental.

“Puta, pero pía”

No son pocos quienes aseguran que Isabel II fue una ninfómana. Quizá fue este el tema que más conversaciones propició en cuanto a su forma de ser. Casi todas las crónicas de la época coinciden en su alta y ajetreada vida sexual, especialmente el general Francisco Serrano, que contribuyó a que creciera dicha fama. La describían como una mujer insaciable en lo sexual, que invitaba a su habitación a todo quien se le pusiera por delante.

“Es puta, pero pía”, dijo sobre ella literalmente el Papa Pío IX. No obstante, hay quienes rechazan esta característica: Isabel Burdiel, Premio Nacional de Historia de España en 2011, sostiene que este hecho no era más que producto de la propaganda de sus detractores. “Isabel II no fue una ninfómana, simplemente estuvo mal casada. Es cierto que tuvo muchos amantes, pero eso era habitual entre la aristocracia y la realeza de la época”, sostiene Burdiel. Los sesgos de la época, al fin y al cabo.

Con esto, en su ajetreada vida destacan otros episodios curiosos: cuentan cómo un 21 de enero de 1851, cuando la reina acudía a ver a la Virgen de Atocha en su carruaje, un toro que se había escapado se puso a la misma altura del coche. Ambos mantuvieron una tensa carrera ante la mirada de los ciudadanos, hasta que el toro finalizó la carrera sin llegar a embestir ni a la reina ni a los caballos.

Asimismo, otra anécdota ocurrió el 2 de febrero de 1852: poco después de nacer su hija, Isabel de Borbón y Borbón, el cura Merino intentó acabar con la vida de la reina con un estilete. No obstante, ella tuvo la suerte de que el cuchillo rebotó en los bordados de su traje y en el corsé, haciendo que el arma solo le hiciera una herida de 15 milímetros. Por supuesto, el cura fue apresado, interrogado y condenado a muerte.

En el recuerdo

Por otra parte, de su carácter desaliñado destaca un aspecto referente a su matrimonio con Francisco de Asís de Borbón, de quien se conoció su homosexualidad. Dicen que, al conocer el nombre de su futuro marido, la reina exclamó “¡No, con Paquita no!”.

Este matrimonio también dio lugar a muchos curiosos episodios: en una ocasión, ante la pregunta de cómo fue su noche de bodas, Isabel II afirmó que “qué voy a decir de un hombre que en la noche de bodas llevaba en su camisa más bordados que yo en la mía”. De alguna manera, esta relación explicaría sus numerosos amantes.

Isabel II murió en París, el 9 de abril de 1904, donde se exilió tras la revolución de La Gloriosa. Hoy, su figura continúa siendo recordada tanto en monumentos como en películas, siendo ejemplo de ello la Plaza de Isabel II en Madrid (Plaza de la Ópera), o “Handia”, cinta dirigida por Aitor Arregi y Jon Garaño y donde Naima Barroso interpreta a la reina en época adolescente.