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Teatro contemporáneo al calor de la chimenea

Haciendo de la necesidad virtud, el Festival de Otoño ofrece estos días una amplia programación, paralela a la convencional, para disfrutar desde casa
Elina GiounanliFestival de Otoño
La Razón

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Ni las cancelaciones de algunos grandes espectáculos internacionales, ante la dificultad de las compañías para desplazarse con garantías por Europa en plena pandemia; ni la inviabilidad de algunas propuestas que exigirían, por su naturaleza experimental, una relación física muy determinada con el espectador que, en estas circunstancias, no estaría permitida; ni las propias bajas por contagio de coronavirus que, antes de estrenar, han sufrido algunos actores o creadores van a conseguir dar al traste con la 38ª edición de un festival que se reinventa con estoicismo adaptando sus contenidos a nuevos formatos y posibilidades de representación escénica.
Aglutinadas bajo una plataforma virtual bautizada, precisamente, como “Plataforma FO”, más de 40 propuestas artísticas de muy diversa índole buscarán su público este año a través de internet; y ello sin menoscabo de la programación regular en las salas al uso. En efecto, nada es excluyente en esta oferta que, más bien, trata de cubrir los huecos o las carencias que ha impuesto la crisis sanitaria. De hecho, algunos de esos espectáculos extranjeros -muy esperados por los más teatreros- que no podrán verse, por desgracia, representados sobre las tablas, tal y como estaba planificado en principio, sí se exhibirán grabados en esta plataforma. Es el caso “ION”, una pieza minimalista y performativa del creador griego Christos Papadopoulos, gran estrella emergente de la danza contemporánea. Pero no son las reproducciones de espectáculos grabados lo que más abunda en este novedoso cartel digital. La exhibición en streaming de espectáculos que se están representando a la vez en vivo, y con espectadores presenciales por tanto, es uno de los capítulos más importantes. En él se incluyen propuestas como “La cresta de la ola”, de La Estampida; “Hoy puede ser mi gran noche”, de Teatro en Vilo; “El hijo”, de Daniel Abreu; o el ciclo llamado “Confín”, que lleva a cabo la Sala Réplika, con diez micropiezas que son fruto del trabajo de sus respectivos creadores durante el confinamiento, y que exploran, en la forma y en el fondo, precisamente ideas como la clausura, el contacto o la distancia.
El Teatro de la Abadía, una de las sedes más representativas del Festival de Otoño, se suma también a esta programación virtual con tres trabajos específicamente concebidos para ser vistos desde casa, en streaming, a través de la aplicación Zoom. “La Teoría de la pelvis”, de Alberto Cortés y Rosa Romero; “Prisiones del alma”, con dirección de Ana contreras; y “Zoo Motel”, de Thadeus Phillips, son los espectáculos que conforman este ciclo llamado “#TeatroConfinado”.
La dramaturgia transmedia, con proyectos concebidos al amparo de varios lenguajes -redes sociales, radio, videoconferencia, páginas web...- tiene también cabida en esta edición y se concretará en tres trabajos cuyo eje común y obligatorio es el programa La Sala, de Radio Nacional de España, que dirige Daniel Galindo.
El ciclo denominado "Teatro de guardia”, en el que los actores comparten con el público textos o fragmentos de obras por vía telefónica; videocreaciones en torno a la poesía y la pintura; conferencias; e incluso una audioguía, concebida por la compañía Cabosanroque como “una obra sonora para recorrer el supermercado en tiempo de pandemia”, completan esta variada, y quizá más contemporánea que nunca, oferta escénica virtual.

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