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Pinturas a la acuarela

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La Razón
  • Arturo Reverter

    Arturo Reverter

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Obras de Bernstein y Beethoven. Músicos: Carolin Widmann, violín. Orquesta Nacional. Director: David Afkham. Auditorio Nacional. 29-XII-2020.
Afkham continúa con su ciclo Beethoven, dentro del que ha dirigido cuatro de las sinfonías del compositor: las números 1, 3, 4 y, en esta última entrega, la 6, “Pastoral, una obra especialmente delicada y atmosférica, de peligrosos equilibrios, que creemos que ha sido muy bien trabajada y orientada por el joven maestro, que con ella ha dado en el clavo, consiguiendo de este modo su mejor acercamiento al compositor por el momento en este año del 250 aniversario de nacimiento del músico de Bonn. Afkham ha planteado una interpretación muy aireada, de cuidadas dinámicas, de volúmenes bien estudiados y administrados, de acentos acabados, que han permitido la obtención de una singular fluidez, libre de inoportunos accidentes.
En todo momento la rectoría (como ya es costumbre en él, sin batuta) ha mantenido un tempo ligero, sin morosidades, auque se ha permitido la aplicación de estratégicos “rallentandi” en la parte final del quinto movimiento, que han resaltado la campesina “religiosidad” del momento. Leve y muelle, bien fraseado, ha sido el inicio. La música manaba de forma muy natural y persuasiva. Tras la repetición, no siempre observada, se fabricó un animado desarrollo que tuvo su ápice en un magnífico “crescendo”, en el que todas las voces quedaron clarificadas.
Equilibrio general entre cuerdas, siempre audibles gracias a una buena planificación, y vientos. Discreta, a media voz la “Escena junto al arroyo”, bien resaltado, con el vaivén justo, el compás de 12/8. Escuchamos respirar al “tutti” y apreciamos detalles de calidad, como el que pudiéramos percibir el ocasional aleteo de los trinos de los segundos violines. Afkham parecía disfrutar con el dibujo a la acuarela. El solo de trompa que abre el tercer movimiento permitió a Rodolfo Epelde, tras un comienzo un tanto incierto, demostrar su clase y la calidad de su sonido. “Tempo” muy vivo. Echamos de menos una mayor gradación dinámica en la “Tempestad”, donde la entrada de los trombones (dos en este caso) casi no se apreció. Muy bien, como es habitual, las trompetas naturales. Adecuadamente “bailado” el animado 6/8 de la última parte, en la que -algo no habitual considerando que, por las exigencias sanitarias, la sección de arcos está disminuida- los violines primeros se escucharon límpidamente. Buen remate final, con esa trompa lejana que cierra la “Acción de gracias”.
Previamente habíamos entrado en calor con la escucha de una obra nada frecuente, al menos entre nosotros: “Serenata para violín y orquesta basada en el ‘Banquete’ de Platón”, escrita en 1954. Una partitura que podríamos calificar de neoclásica, coetánea de la ópera “Candide”. Hay aquí no poco del Stravinski de “La carrera del libertino”, tres años anterior y estrenada asimismo en Venecia. Estilo ecléctico, bien manejados todos los resortes a lo largo de sus cinco contrastados números. Afkham estableció las oportunas coloraciones y arropó con mimo el buen arte de la violinista Carolin Widmann.