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“Nabokov me hizo caer en el delirio de la escritura”

Un casual viaje en tren le cambió la vida. Su banda iba en furgoneta y él en un vagón en el que “conoció” “Ada o el ardor”, novela del conocido autor ruso
larazon

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La profundidad de un libro y la electricidad de una canción. Entre ambas espectaculares sensaciones se mueve Sabino Méndez en su vida y su obra. El compositor, reconocido por su trabajo como autor y guitarrista de Loquillo y los Trogloditas, acaba de publicar “Literatura universal” (Anagrama), así como una reedición de “Corre, rocker”. Asegura que no es lo mismo escribir un libro que una canción, pero sí transmite que la energía y sensación que ambas disciplinas transmiten es similar. Ávido lector e inquieto apasionado, no duda a la hora de escoger su libro preferido:
-”Ada o el ardor”, de Vladimir Nabokov.
-¿Por qué?
-Tenía 19 años y recuerdo que tocaba en una banda rock de adolescentes con Loquillo. La primera vez que tocamos fuera de Barcelona fue en Zaragoza. Pero yo estaba haciendo la mili y no pude ir en la furgoneta con el grupo, así que cogí un tren más tarde. Y me compré ese libro. Me cambió prácticamente todo el concepto que tenía de la literatura. Es una obra impresionante.
-¿Qué le llamó la atención cuando lo eligió?
-Miré la solapa y me parecía interesante lo que decía: una historia de incesto entre hermanos, que envejecían juntos. Y prevalecía el amor por encima del tabú. Como yo en aquella época era un rompedor de convenciones, me pareció interesante. También encontré una textura verbal de primera orden. Descubrí que Nabokov era un grandísimo escritor. Junto con Borges y Bolaño, es probablemente de los más importantes del siglo XX. Lo tenía todo: fue un buen narrador, un gran profesor y, sobre todo, un gran hechicero. Me hizo entender que el arte está por encima de la predicación y de la ciencia y empecé a caer en la afición delirante de la escritura.
-¿Cómo se combina música y literatura?
-Es agotador. Enriquecedor, pero son disciplinas bastante diferentes. En contra de lo que cree mucha gente, escribir canciones no es hacer poesía. La música es más emocional, sensual y sensitiva, y la literatura es más cerebral, de procesos mentales. Es como quien tiene una casa en la playa y vive en las montañas. Cuando te cansas de un mundillo, te vas al otro y te oxigenas.
-¿Qué energías liberas con la música y cuáles con la escritura?
-La música es como hacer el amor y la literatura es más hacértelo a ti mismo. En la primera te diriges al público. En la escritura habrá gente que escriba para el lector, pero yo siempre escribo lo que a mí me gustaría leer. Hay algo hermoso con la literatura, y eso no pasa en la música: en un concierto el público sabe para qué va, pero un libro puede estar en un estante y un día lo puede coger alguien que no te conoce, que vive a miles de kilómetros y, si se queda fascinado, has conseguido algo maravilloso. Es inesperado, una propina de la vida.
-Desde que descubrió “Ada o el ardor”, ¿lo ha revisitado?
-No solo lo he revisitado. Hay 5 o 6 libros en mi vida que los he despiezado: hago análisis escritos para aprender a escribir. Una vez lo estuve calculando y en una vida, si eres un aficionado, puedes llegar a leer 5.000 libros. Pero en el mundo, solo cada año, se publican 2.500. Es imposible que nos podamos leer ni lo principal. Por ello prefiero aprender a ser buen lector conociendo muy bien unas pocas obras maestras. Una era “Ada o el ardor”.
-Defíname en pocas palabras la novela de Nabokov.
-(Piensa). Se me ocurre una buena: como todas las grandes novelas que hablan de verdad de los seres humanos, en general, es en el fondo una novela erótica.