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Nick Waterhouse, la década de los veinte rima con trauma

El músico de California publica “Promenade Blue”, un trabajo en el que resuenan, como en 1920 y “El Gran Gatsby”, los ecos de una gran crisis

El californiano Nick Waterhouse ha publicado "Blue Promenade"
El californiano Nick Waterhouse ha publicado "Blue Promenade"Archive

Dice la nota de prensa que, igual que los años veinte del siglo veinte fueron convulsos y dieron lugar a obras como “El Gran Gatsby” (Francis Scott Fitzgerald, 1925), los años veinte del siglo veintiuno prometen grandes emociones y que pueden ser capturados por los escritores, cineastas y músicos del presente. Gente como Nick Waterhouse (Santa Ana, 1986), que puedan trasladar las emociones fuertes a discos profundos como el que acaba de editar: “Promenade Blue”. “Bueno, mira, yo agradezco mucho las lecturas inteligentes de mi trabajo, pero... ya sabes cómo son los publicistas. En realidad, nada le puede hacer más daño a un disco que compararlo con la gran novela americana”, dice Waterhouse de un trabajo de soul y blues con un contenido lírico poderoso en el que sí hay paralelismos entre épocas. “Bueno, en el Gatsby tienes una gran decadencia después de un trauma y creo que la historia tiende a rimar, más que a replicarse a sí misma. Quizá el primer trauma era una crisis financiera y que la segunda sea la pandemia, por qué no. En ambos casos puedes observar la belleza y el absurdo y el amor sobre las ruinas. Y esos ingredientes están desde luego en mis canciones”, dice el músico por videollamada.

Pues bueno, por hablar de rimas, en los años 20 del siglo pasado, llegó la “Gripe españolas” (en inglés, “Spanish Flu”) y en su nuevo disco ha publicado un tema que se llama “The Spanish look”. “(Ríe) Es cierto. No está inspirada en nadie en particular... pero es una historia corta, de amor, el típico romance por accidente. Dos personajes se conocen, surge algo, pero se contienen y van por caminos separados. Nunca se vuelven a encontrar pero tampoco se olvidan. Y entonces hay una memoria compartida que no resulta un amor perdido traumático, pero que se alberga”, explica Waterhouse, que estudió cuatro años castellano en la escuela sin el menor efecto. “Me crié con familias mexicanas y salvadoreñas. Me encanta el español, pero soy un poco disléxico y los idiomas no están hechos para mí. Yo, cuando pienso algo, tengo tres ideas en la cabeza a la vez, no las sé gestionar. Dudo hasta el infinito y no soy capaz de hablar español por eso. Y por la tremenda vergüenza que me da, claro. Soy como un señor británico que se pone colorado por todo...”, confiesa.

La música de Waterhouse no puede simplificarse con los dos adjetivos más frívolos que insistentemente se aplican a su música, como “retro” o “vintage”. Sus canciones hablan del presente de su país, que describe como “una extensión natural de un sistema absurdo y podrido. Y como en América todo lo hacemos más grande y mejor, pues esto también. El colapso y el absurdo va a ser de verión supergrande tipo McDonald’s”. El californiano no cree que algo vaya a mejorar tras la pandemia. “Claro, tú vives en le UE, así que entiendes que hay fuerzas neoliberales potentísimas y un aparato burocrático que trata de contenerlas. Allí tenéis, gracias a las luchas que habéis librado, un sistema de seguridad social que aquí no tenemos. Nosotros vendemos libertad para enmascarar la increíble desigualdad y crueldad bajo la vigilancia de unas supuestas instituciones democráticas. Y bueno, puedes vivir tu vida bajo un punto de vista conspirativo y estar enfadado siempre o bien hacerlo como la clase de gusanos felices que tienen que disfrutar de la vida mientras dure”, asegura.

¿No puede haber un cambio impulsado socialmente? “Espero que la gente, después de esta experiencia cercana a la muerte, se vuelva un poco más receptiva y disfrute algo más de las cosas que no ha podido hacer en este tiempo. Pero el ser humano está tan malcriado y saciado de entretenimiento que no estoy seguro de que nadie vaya a estar agradecido después de todo esto. Creo que, sin tratar de apartarme de las realidades del mundo, cada uno trata de perpetuar su realidad con la gente que piensa y siente como uno. Solo espero que la gente no confunda la ideología política con sus elecciones estéticas”, dice Waterhouse. ¿Confundir? “Bueno, ahora es más importante que nunca la unidad y la solidaridad para los que estamos abajo y no deberíamos distraernos mucho con las cositas brillantes y bonitas que se nos ofrecen”. Algo de ese brillo del que se hablaba en “El Gran Gatsby”, después de todo.