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Joe Dante: “Cambiaría que me consideren un visionario por ser más rico”

El mítico director estadounidense, responsable de “Gremlins” o “Aullidos”, visitó Vilagarcía de Arousa para ser homenajeado en el Curtas-Festival de Imaxinario
ORGANIZACIÓN CURTAS
La Razón

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Corren raudos los ochenta. Ronald Reagan manda en el mundo libre, Michael Jackson inventa el “moonwalk” y Warner Bros. recibe en sus oficinas el guion de una película navideña, sobre unas criaturas extrañas que conviene no mojar y a las que está prohibido darles de comer después de medianoche. Lo firma Chris Columbus, con un currículum de cero historias vendidas pese a los Oscars que vendrían después, así que el libreto acaba en un cajón. Del ostracismo lo rescata un tal Steven Spielberg, que ve en la película el potencial de un clásico instantáneo. El problema es que Spielberg, bañado ya en oro y en pleno rodaje de “Indiana Jones y el templo maldito” no puede hacerse cargo del proyecto. Por suerte, al Rey Midas del Hollywood de pana siempre le ha gustado el terror y había visto “Aullidos”, de 1981. Después de convencer al estudio explicando lo bien que había tratado el director de aquel filme de serie B las transformaciones de unos “bichos” en otros, y ocultarles que la película había sido calificada como “solo para adultos”, Joe Dante (Nueva Jersey, 1946) fue designado como director. El resto, como se suele decir, es historia y “Gremlins”, estrenada en 1984, se convertirá en uno de los mayores éxitos críticos y comerciales de la historia del cine.
“Si hablara con el Joe de aquel entonces, le diría que desayunase más fuerte”, explica entre risas Joe Dante, antes de ofrecer una respuesta más sincera: “Ya en serio, le diría que no está preparado para cómo esa película va a cambiar su vida y que aproveche cada segundo del rodaje”. El director estadounidense visitó este fin de semana la localidad gallega de Vilagarcía de Arousa, donde el ya mítico Curtas – Festival de Imaxinario, le homenajeó como maestro del género. “Tengo un muy buen amigo de Asturias que me dijo que iba a estar lloviendo todo el tiempo que estuviera aquí, pero es un mentiroso. No ha llovido y no tiene pinta de que lo haga pronto. Me han tratado genial, pero parecían sorprendidos de que haya aceptado la invitación. ¡No soy un monstruo!”, confiesa cómico.
De los Gremlins al “streaming”
Responsable de los citados “Gremlins” o “Aullidos”, pero también de obras tan reivindicables como “Piraña” (1978), “El chip prodigioso” (1987) o “Pequeños Guerreros” (1998), Dante dice sentirse halagado por el homenaje y explica que le ha servido para rememorar lo que llama “tiempos del espíritu”, antes de mojar a Gizmo: “Antes de los Gremlins estaba acostumbrado a trabajar lo máximo por el mínimo. De repente, tenía en mis manos propuestas y presupuestos mucho más jugosos. Durante un año me convertí en un director del “mainstream”, uno de la lista principal. Luego hice “Exploradores” y todo se fue a la mierda, pero lo disfruté bastante. Al menos caí solo a la lista C, en la que creo que sigo por suerte todavía, pudiendo mantenerme en el negocio”, recuerda.
Tras un hiato por salud, el director está trabajando entre Holanda y Estados Unidos con dos nuevas películas, en lo que forma parte de ese nuevo cine de terror que tanto ha cambiado (o no) desde que él empezó, en 1968: “El apetito por el cine de terror, en mi opinión, siempre ha sido el mismo. No ha variado mucho desde que yo hice “Aullidos”. El atractivo del terror, al menos para mí, es el de la experiencia compartida. Por mucho que me guste ver cine de terror, lo disfruto más cuando lo comparto. Hay un susto y ves como no a todo el mundo le afecta igual, salen palomitas volando o alguien no puede más y se sale un rato de la sala. Con la llegada de las plataformas de “streaming” eso se ha reducido considerablemente, y la experiencia comunal es prácticamente nula. La aparición de las plataformas ha sido problemática, por mucho que represente una democratización. Los cineastas de mi generación empezamos en esto precisamente por esa sensación de comunidad que ofrecen las salas, y poco a poco vamos viendo cómo desaparece. Me da mucha pena”, explica.
Poesía de la experiencia
Hijo de un cine, el de los efectos prácticos, y de un tiempo, el de los grandes estudios tomando decisiones arriesgadas o poco inteligentes en lo económico, que ya no volverá, es obligatorio preguntarle a Dante por la pauperización del medio. Sobre todo en cuanto a su género predilecto, tan castigado por el sobreuso de efectos digitales: “No es una cuestión tanto del qué, si CGI o efectos prácticos, como del cómo. Yo crecí en un mundo de efectos prácticos, donde la creación tenía que partir de maquetas y trucos de fotografía, pero era terriblemente complicado”, opina antes de aplicarlo: “Si hiciera los Gremlins hoy en día, seguiría usando marionetas, pero no tendría a los operadores de rodillas durante horas. Para mí, los efectos prácticos son superiores, pero también es cierto que la gente no sabe hasta qué punto se usa el CGI hoy en día. Quizá se quejan de la sangre falsa, pero no están dándose cuenta de que toda la habitación en la que ocurre la acción ha sido generada por ordenador”, dice midiendo sus palabras.
Y donde no se mide, como se le presupone a un pionero de tantas cosas, es a la hora de analizar la nueva ola de “terror elevado” que han protagonizado autores como Ari Aster (“Hereditary”) o Robert Eggers (“La bruja”): “La etiqueta del terror elevado es una puta mierda pretenciosa. Es una etiqueta que usan algunos gilipollas para vender su cine en más sitios, y en ese sentido es respetable, pero como audiencia no podemos comprarlo. No hay nada malo en hacer películas de terror y nunca lo ha habido, y en cierto sentido creo que esa etiqueta es una exculpación de gente que, en realidad, desearía estar haciendo otras cosas o se avergüenza de la tradición del género. Hay mucha pretenciosidad. El terror podría haber estado en Cannes o en Venecia hace años, no es una cuestión de calidad y nunca lo fue”, espeta con palabras para oídos inquietos.
Antes de despedirse y de entregarse, con la distancia de seguridad debida, a los asistentes gallegos del Curtas, Dante recuerda una vez más que “Aullidos” siempre fue concebida como una película “gore” y “para adultos” y, con cierta nostalgia, recuerda películas como “Pequeños Guerreros”, que como otro puñado en su carrera, ha alcanzado ya el estatus de culto: “Es algo que me ha ocurrido muchas veces. Ojalá la gente las hubiera ido a ver al cine en su momento (ríe). Quiero dejar de ser un maldito visionario pobre, la verdad. Cuando me llamaron a mí para aquel proyecto fue por una cuestión estrictamente técnica. Así es como llegamos a los muñecos, quizá la última gran película con marionetas o con ese nivel de marionetas al menos. Eran más baratos y más simples de usar. Llegué para una consulta y me acabé quedando como director, porque acabé haciendo mío el proyecto y, para cuando nos pusimos a rodar, incluso se había avanzado bastante en el CGI y pudimos usarlo”, remata y se marcha, dejándonos con la duda de si participará en la próxima “Gremlins 3″, ya en marcha.

Cuando Hulk Hogan salvó la Navidad… y el cine

Hay, en “Gremlins 2″, una pequeña cápsula del tiempo. La película, probablemente una de las más vistas de la historia por sus numerosas repeticiones, muestra en determinado momento al luchador Hulk Hogan como parte de la audiencia, quejándose de cómo se estropea el proyector del filme. La historia del cameo, quizá más ochentero que un walkman o una jeringuilla, por su ideólogo: “Una de mis películas favoritas de siempre es “Anything Can Happen”, de 1952, en la que rompen con la cuarta pared Me encantaba la idea. En ese entonces, Hulk Hogan era la persona más famosa del planeta y a Warner y a él les pareció fenomenal la idea. Tenía que ser alguien de su importancia, de su relevancia, para que el chiste funcionara. Luego, cuando montamos la versión para televisión, hicimos algo parecido con John Wayne. Probablemente, uno de los episodios más divertidos de mi carrera”.