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Ricard Bofill: el legado de un genio a través de sus proyectos más singulares

El arquitecto catalán, fallecido hoy a los 82 años, deja tras de sí una obra imposible de resumir pero que sí se puede entender a través de la Muralla Roja en Calpe, el Walden 7 y su Casa Estudio
La Razón
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  • Sofía Campos

    Sofía Campos

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Después de más de seis décadas entregado en cuerpo y alma a la arquitectura, Ricard Bofill fallecía esta mañana a los 82 años tal y como ha explicado su círculo familiar en un comunicado de prensa. Merecedor de prácticamente todos los reconocimientos en su campo, y en el de la cultura española y catalana, Bofill es quizá una de las últimas firmas capaces de tener entidad por sí misma, de epatar y de, quizá, hasta de ser transgresora respecto a una opinión pública a la que cada vez le suenan menos los arquitectos de renombre mundial. Así, y aunque ningún resumen le pueda hacer justicia a su historia y a la de su estudio, sí hay posibilidad de entender su importancia en la arquitectura mundial gracias a su trabajo en tres edificios, ya míticos, que nos legó.
La Muralla Roja de Calpe
¿Dónde está? En la localidad alicantina de Calpe
¿De qué año es? Se completó en 1973, pero se empezó a diseñar diez años antes
De rabiosa actualidad, por la inspiración “escheriana” que se utilizó en el éxito de Netflix “El juego del calamar”, la Muralla Roja de Bofill tiene planta de cruz griega e intercomunica varias de sus viviendas a través de una espectacular terraza. Inspirada en el diseño árabe y mediterráneo, ya cuenta con la protección del gobierno valenciano como parte del catálogo de obras integrales, y es fiel reflejo del posmodernismo imperante en la arquitectura española de los años setenta.
El edificio Walden 7
¿Dónde está? En San Justo Desvern, Barcelona.
¿De qué año es? Su construcción data de 1987.
A pesar de que la primera idea para su construcción es de principios de 1970, el edificio tardó en materializarse casi dos décadas, en 1987. Su curiosa estructura, caótica, bebe directamente de la ciencia ficción, al tratarse de una especie de adaptación del “Walden Dos” de Burrhus Frederic Skinner. La idea de Bofill y su equipo era que el edificio pudiera convertirse en una especie de ciudad dentro de la ciudad, autogestionándose en la práctica. Pese a las intenciones artísticas del proyecto, el resultado final dejó mucho que desear y el edificio tuvo que someterse a varias reformas a lo largo de los años.
“La Fábrica”, Casa Estudio de Bofill
¿Dónde está? También en San Justo Desvern (Barcelona)
¿De qué año es? Se diseñó en 1963, se empezó a construir diez años más tarde y se terminó en 1975.
Quizá la joya de la corona y el edificio que mejor ayuda a entender el cómo de los porqués de Bofill. “La fábrica”, su taller y casa-estudio, es uno de los máximos exponentes del brutalismo en nuestro país y, aún más, del brutalismo en consonancia con la naturaleza como ente vivo arquitectónico. Junto a Peter Hodgkinson y Jean-Pierre Carniaux, el taller se convirtió en una escuela con más de 1.000 proyectos repartidos en 40 países distintos. Aquí se planearon las ampliaciones de los aeropuertos de Barcelona y Málaga, o se dio luz verde a proyectos como el Parque Manzanares en Madrid o el Puerto de Kobe (Japón).