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Reconocimiento

La Gran Cruz y el “gran sí” de Gregorio Marañón

El presidente del Teatro Real ha recogido de manos del ministro de Exteriores, Albares, la Gran Cruz de Isabel la Católica

Gregorio Marañón, en el centro, siendo felicitado por Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa
Gregorio Marañón, en el centro, siendo felicitado por Isabel Preysler y Mario Vargas LlosaJesus G. FeriaLa razon

El presidente del Teatro Real, Gregorio Marañón, visitaba esta la tarde-noche el Palacio de Viana (Madrid) para recibir de manos del ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica. El salón de la entrega se llenaba con un centenar de invitados y en su balconcillo se amontonaban los fotógrafos para, desde lo alto, inmortalizar la ocasión; entre otros, se contó con la presencia del también ministro Félix Bolaños (Presidencia); el Nobel Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler, el ex presidente de México Carlos Salinas de Gortari, Antonio Muñoz Molina, Iñaki Gabilondo...

Comenzaba el acto con algo de adelanto y la lectura del BOE para, enseguida, dar paso a Albares, anfitrión, que no tardó en destacar la «muy relevante» trayectoria personal y profesional del homenajeado: «Un ejemplo en los ámbitos empresarial, cultural y académico». Además, no se quiso olvidar de la proyección internacional del trabajo de Marañón, «que siempre da algo más y está al servicio de la sociedad». Justificaba así un reconocimiento surgido del Consejo de Ministros que también señala «su faceta humana», reconocía su representante.

No se quiso marchar el ministro sin hacer referencia al premio como Mejor Teatro del Mundo para el Real, «una muestra que tiene más valor hoy, tras la invasión rusa, pues nos enseña la importancia de la cultura y la acción cultural en el exterior, fundamental. Es el medio para lograr la paz e impulsar el diálogo, para condenar la violencia y que nos da la esperanza de que la barbarie no triunfará», cerraba Albares. Y fue entonces cuando llegó el relevo en el atril para dar paso a Marañón, ya con la Gran Cruz en el pecho y la banda blanca y amarilla de hombro a cintura. Prometió afrontar «retos aún más ambiciosos» y no cejar en su «camino a Ítaca», que pidió que sea largo: «Sé que llegar es mi destino, pero no voy a apresurar el paso», dijo, «espero que dure muchos años». Del mismo modo, garantizó su lealtad a las tres facetas destacadas por el ministro anteriormente (empresarial, cultural y académica) y lanzó «un gran sí» para «no cerrar una etapa, sino para redoblar esfuerzos».

La Orden de Isabel la Católica fue instituida por Fernando VII el 14 de marzo de 1815 con la denominación de Real Orden Americana de Isabel la Católica. Hoy, se rige por el Real Decreto 2395/1998, de 6 de noviembre, por el que se aprueba el Reglamento de la Orden de Isabel la Católica, y tiene por objeto «premiar aquellos comportamientos extraordinarios de carácter civil realizados por personas españolas y extranjeras que redunden en beneficio de la nación o que contribuyan, de modo relevante, a favorecer las relaciones de amistad y cooperación de la Nación Española con el resto de la Comunidad Internacional».

El jurista, empresario y académico Gregorio Marañón (Madrid, 1942) se incorporó al Patronato y a la Comisión Ejecutiva del Teatro Real en 1995 al constituirse la Fundación. En 1996 presentó su dimisión, siendo nombrado de nuevo patrono y miembro de la Comisión Ejecutiva en 2004. En diciembre de 2007 fue elegido presidente del Patronato y de su Comisión Ejecutiva, cargo para el que era reelegido en los años 2012, 2018 y 2021. Académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y de la Europea de las Ciencias, Artes y Letras, es asimismo académico honorario de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo.