Zanzíbar: la guerra de los 38 minutos
La guerra anglo-zanzibariana es uno de los episodios históricos más curiosos por la breve duración de las hostilidades dado el complicado contexto de las tensiones
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Zanzíbar es un archipiélago de Tanzania, frente a la costa de África Oriental. Este archipiélago y su capital es conocida a nivel mundial porque ahí nació Farrokh Bulsara, más conocido como Freddie Mercury. No es tan conocido que en este archipiélago protagonizó la batalla más corta de la historia. Nos tenemos que trasladar al 27 de agosto de 1896. Dos días antes falleció el sultán Hamad ibn Thuwaini. Aquella muerte la aprovechó su primo, Klalid ibn Barghash, para dar un golpe de estado. El antecesor de Thuwaini, Said ibn Sultán, convirtió a Zanzíbar, gracias a la Gran Bretaña, en una importante potencia mercantil en el Índico.
La intención de la Gran Bretaña era convertir el archipiélago en un protectorado británico. Para ella deseaba abolir la esclavitud y centrarse en la economía mercantil. Esto no gusto demasiado a una parte de sus habitantes. ¿Por qué? La esclavitud era fundamental para el trabajo en las plantaciones, pues era mano de obra barata. Thuwaini estaba de acuerdo con los británicos. Esto provocó cierto recelo. Solo duró como sultán 3 años. Según las crónicas Barghash fue instigador de su muerte al envenenarlo.
Sin el consentimiento británico, no solo dio un golpe de estado después de haber asesinado al sultán, sino que decidió ocupar el palacio real y autoproclamarse sultán. Recordemos que, como protectorado aquella decisión no la podía tomar él sin el consentimiento de la Gran Bretaña. El cuerpo diplomático británico habló con él. Le pidieron que depusiera su actitud y abandonara el palacio real. Barghash se negó en rotundo. No pensaba hacerles caso a los británicos.
Y no solo esto. Empezó a reunir un ejército. Este se concentró en el patio del palacio real al mando del capitán Saleh. Aquel 25 de agosto consiguió reclutar 2.800 hombres armados con fusiles y mosquetes. A parte tenía varias ametralladoras Maxim, una ametralladora Gatline, un cañón del siglo XVII, y 12 piezas pequeñas de artillería. El nuevo sultán ordenó que todas las piezas apuntaran a los buques británicos que estaban atracados en el puerto. Por lo que se refiere a la marina, sólo poseían una corbeta de madera. La HHS Glasgow que era un yate de recreo del asesinado sultán.
Por su parte los británicos reunieron a 900 áscaris -soldados- zanzibaríes, 150 marineros y fusileros navales. A parte de los atracados en el puerto, pidieron que se acercaran los buques que estaban por los alrededores de Zanzíbar. Mientras tanto, el fallecido sultán era enterrado y el nuevo se autoproclamó a las 15h del 25 de agosto. Las tropas británicas solo podían contemplar lo que estaba sucediendo, porque el coronel y agente diplomático Basil Cave no tenía permiso del gobierno británico para abrir fuego. Mientras tanto lo único que podía hacer es convencerlo o hacer recapacitar a Barghash a que depusiera su actitud.
El comienzo de las hostilidades
El 26 de agosto de 1896 Cave recibió un telegrama en el cual se le decía que “están autorizados a adoptar cualquier medida que consideren necesarias y serán apoyados en sus acciones por el Gobierno de Su Majestad. Sin embargo, no intenten realizar acciones que no estén seguros de culminar con éxito”.
Acto seguido le enviaron un ultimátum a Barghash. Tenía que abandonar el palacio real y descolgar la bandera ahí izada antes de las 9h del 27 de agosto. De no hacerlo, abrirían fuego. No recibieron respuesta. Con lo cual, empezaron a prepararlo todo para sofocar aquella rebelión.
A las 9h del 27 de agosto de 1896 el contraalmirante Harry Rawson, que comandaba el HMS Saint George, ordenó a los barcos HMS Racoon, HSM Thrush y HSM Sparrow que abrieran fuego contra el palacio real. Al momento quedó envuelto en llamas. Como contraataque el HHS Glasgow disparó sobre el HMS Saint George. Lo atacaron, sin piedad, quedando la línea de flotación destruida y lista para que el barco se hundiera en el mar. Antes de esto, los miembros del barco izaron la bandera británica, en símbolo de rendición. Todos ellos fueron rescatados por los soldados británicos.
Las tropas británicas avanzaron por tierra hacia el palacio real. Casi no encontraron resistencia. Teniendo en cuenta como evolucionaba el conflicto, a las 9.38h Barghash decidió rendirse y entregarse a las fuerzas británicas. El resultado final fue que 500 personas, entre soldados, mujeres y niños, resultaron heridas o muertas. Por su parte, el ejército británico solo tuvo un marinero herido grave. Aquella misma tarde Hamud ibn Mohammed de Zanzíbar fue nombrado sultán. Eso sí, con poderes muy reducidos. El recuento final es que el ejército británico disparó 500 bombas, 4.100 cartuchos de ametralladora y 1.000 cartuchos de rifles. Se desconoce el recuento de la otra parte.
¿Qué ocurrió con Klalid ibn Barghash? Debido a la confusión del momento consiguió huir y pidió protección al cónsul alemán. Cuando los ingleses pidieron que Alemania les entregara al depuesto sultán, estos se negaron. El motivo es que, en el tratado de extradición de ambos países se excluían los presos políticos. El 2 de octubre de 1896 el gobierno alemán lo traslado, a escondidas, a Dar es Salaam, la actual capital de Tanzania. Durante la campaña de África llevada a cabo por el ejército británico durante la I Guerra Mundial, 1916, fue detenido. Lo llevaron a las islas Seychelles y, de ahí, a la isla de Santa Elena, donde también estuvo Napoleón Bonaparte. Finalmente lo trasladaron a Mombasa (Kenia), donde falleció en 1927.