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Muere a los 96 años Angela Lansbury, la mítica actriz de “Se ha escrito un crimen”

La actriz londinense ganó cinco premios Tony , el más reciente en 2009 a la mejor actriz destacada en una obra de teatro por su trabajo en “Blithe Spirit” de Noel Coward.
La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

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De generación en generación, su rostro amable y su higiene postural exquisita la convirtieron en figura materna irrenunciable, pero la carrera de Angela Lansbury (Londres, 1925) fue una de las más completas de la historia del cine y la televisión modernas. Reconocida en el mundo entero por su papel como la juntaletras detectivesca Jessica Fletcher de la serie «Se ha escrito un crimen», Lansbury dejó entintada la última de sus páginas anoche, cuando fallecía en su casa de Los Ángeles a cinco días de cumplir los 97 años. Nominada hasta en tres ocasiones al Oscar, la actriz británica ganó cinco veces el Tony y, por supuesto, fue nominada 12 veces al Emmy por su ficción más icónica, a las que hay que sumar otras seis elecciones para llegar a las 18 totales: durante años, récord absoluto allende el Atlántico.
En su casa y rodeada de sus familiares, según se explicó en un comunicado hecho público por «The Hollywood Reporter», Lansbury deja atrás con su fallecimiento un recorrido actoral polifacético y, sobre todo, adelantado a su época. No tanto en términos narrativos como en los propios del atrevimiento: tras brillar en «Luz que agoniza» (1944) su debut en el cine junto a todo un Charles Boyer y a las órdenes de Cukor, la actriz supo encontrar un hueco en la prestigiosa cartera de intérpretes de la Metro-Goldwyn-Mayer justo al final de la Segunda Guerra Mundial. Secundaria relevante en «Sansón y Dalila» (1949), de Cecil B. DeMille o «Danubio Rojo», del mismo año, Lansbury se arrojó a esa televisión de las que sus congéneres huían como sinónimo de fracaso y formó un matrimonio de conveniencia que duraría hasta el final de sus días.
Una decisión clave
Tras volver a brillar en «El mensajero del miedo» (1962) o convertirse en «La bruja novata» (1971), Lansbury rechazó en 1983 una comedia se situación de los creadores de «Todo en familia» para aceptar, contra el deseo de sus agentes, un piloto de los guionistas de «Colombo». La apuesta, como cada reposición local alrededor del globo demuestra año a año, salió bien, y «Se ha escrito un crimen» se instaló durante doce largas temporadas y varios especiales en las televisiones (y en los corazones) de todo el mundo. Ese carisma, innato, fue el mismo que la convirtió desde mediados de los ochenta en una de las mejores abuelas del cine, mediante su rostro o mediante su voz, como incontestable actriz de doblaje y en clásicos como «La bella y la bestia» (1991) o «Anastasia» (1997).
El fallecimiento de Lansbury, además de dejar huérfana a una legión de jóvenes adeptos a los crudos crímenes de Cabot Cove, es también un último latigazo del Hollywood dorado, ese que tanto practicaba el género negro de la ex profesora Fletcher y que ella misma materializó en la época de bonanza del celuloide. Así de claro quedó en 2013, cuando la Academia de Hollywood le otorgó el Oscar honorífico por ser «un icono del entretenimiento capaz de crear los personajes más míticos y, a la vez, inspirar a una generación entera de nuevos intérpretes». Cerca de 300 asesinatos resueltos y más de 100 créditos distintos como actriz después, Angela Lansbury se despide con una última página llena de cariño de la industria, como demostró la carta que Stephen Sondheim dejó escrita para ella en «Los Angeles Times»: «Es difícil hablar de ella sin parecer su agente. Es, sencillamente, la primera actriz en la que pienso cuando escribo».

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