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Hirst llega y hace y deshace

El artista inglés no pasa desapercibido en Roma
Alicia Romay

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Ya se sabe que la Galleria Borghese que cuenta con la colección de esculturas romanas clásicas más increíbles y con pinturas italianas del Renacimiento y del Seiscientos y qué decir, de las esculturas de Bernini y Canova entre muchos otros de los grandes. Visitar la que fuera la casa de los Borghese es una de las visitas obligadas en la Ciudad Eterna. De todos los tesoros que alberga, es imposible no mencionar entre muchas otras maravillas, las seis piezas expuestas de Caravaggio: el San Girolamo, el autorretrato disfrazado de Baco (Baco enfermo) , el David con la cabeza de Goliat, San Juan Bautista, La Virgen de los Palafrenieri, La del joven con una canasta de frutas. En fin, la Galleria Borghese es eso: “la galería” en Roma.
Pues bien, hay que ser Damien Hirst para colocar allí mismo, sus obras más arriesgadas que “dialogan” con las piezas más clásicas de todos los tiempos. Hirst es así, allí a donde expone hace y deshace a su aire...Ver una muestra de Hirst es preguntarse mil cosas, sobre la misma obra pero sobre todo preguntarse sobre él.
Aquí en pleno montaje en la Galería Borghese:
Damien Hirst se inventó que “había un tesoro en el fondo del océano que hace tres mil años un esclavo, ya en libertad, había conseguido crear. Era su colección de piezas hermosas procedentes de todo el mundo pero que había naufragado y que alguien rescató...” pero visitando la exposición, uno intenta colarse en las elucubraciones de Hirst plagadas con restos de erizos, de algas y con trozos de fauna marina y momentáneamente se cree la historia pero...algo no cuadra porque aparece de repente un robot.
ARCHAEOLOGY NOW
Este es el nombre que Damien Hirst le ha dado a este alarde de imaginación. Inventó que había un tesoro y quizá cuando lo imaginó, vio claramente en sus sueños que si lo “rescataba del océano” lo llevaría a la casa del Cardenal Scipione Borghese en Roma, sabiendo que fue uno de los coleccionistas más avanzados en su tiempo y alguien, a quien le encantaba poseer piezas increíbles. Demasiada similitud cuando estando delante del busto expuesto del cardenal, que fue esculpido por Gian Lorenzo Bernini del hombre que quería coleccionar todo lo que se le ponía delante y que muestra su postura arrogante, coincida con la del artista británico que, como no podía ser de otra manera, Hirst se ha creado de él mismo y que lo ha colocado en el fondo de un corredor que comunica dos importantes salones, eso sí, con un gesto que podéis juzgar vosotros mismos...
La muestra sigue en la Galleria Borghese en Roma y estará hasta el 7 de Noviembre. Archaeology Now es el nombre de esta tremenda exposición en uno de los lugares más famosos de Roma y que en esta ocasión cuenta con piezas de Hirst que son impactantes. Es como un show en donde la coreografía es interpretada por las piezas claves de arte antiguo y las más estratosféricas esculturas plagadas de restos del mar en donde en la imaginación del Hirst se hundieron hace tres mil años...
Pero no es una muestra que moleste al visitante, sino todo lo contrario, cada vez que se accede a uno de los salones de la galería es un espectáculo para no creérselo, uno detrás del otro. Pero ¿cómo es posible que en este espacio tan conservador hayan permitido exponer a un artista que es así de provocador? La directora de la Galería Borghese lo tuvo muy claro cuando después de haber estado cerrada por la pandemia, se preguntó cómo atraer a los mismos romanos e italianos que viajan a Roma en espera del regreso de los turistas extranjeros. Ella es consciente que las piezas de Bernini, Caravaggio, Raffaelo y tantos otros con los que cuenta este espacio no se vuelven a visitar en mucho tiempo excepto que se ofrezca algo excepcional, y eccoci, Hirst para esto era perfecto.

Damien Hirst

Su padre los abandonó cuando él apenas tenía 12 años. Su madre trabajaba en una oficina de la administración de Bristol en donde él nació hace 56 años pero creció en Leeds. En las idas y venidas, el chico hizo de todo, robos, malos comportamientos, tanto así que su madre declaró que había perdido el control con él pero de todos sus comportamientos extraños y no adecuados a su edad, algo vio positivo y lo apoyó cuando se percató de sus dotes para el dibujo. Hirst estudió en Londres Bellas Artes y a pesar de todos estos comportamientos desordenados, fue el primer menor de 50 años que fue galardonado con el Premio Turner de la Galería Tate de Londres, ni más ni menos.
Su vida sin duda no ha sido en un lecho de rosas, independientemente de su infancia nada fácil, cuando era pequeño visitó una morgue y desde entonces se planteó lo frágil que es la vida. No a todo el mundo le da por crear un escultura con forma de cráneo humano a la que se le incrustan ocho mil seiscientos y pico de diamantes puros sin que falte uno rosa con forma de pera para colocarlo en la frente. For the Love of God (en español: Por el Amor de Dios). El costo de esta producción fue de catorce millones de libras esterlinas, pero ¿qué más da?. Era para exhibirla en la Galería White Cube en Londres con la exposición Beyond belief. Dicen que el nombre que le dio a su obra viene de cuando su madre un día le preguntó “Por el amor de Dios ¿qué vas a hacer?” Hirst dijo que se había inspirado en una calavera turquesa azteca expuesta en el Museo Británico.
Da la sensación que lo único que le complace a este artista es dejar al público pensando pero ¿en qué exactamente?
Habría que ponerse a la salida de la Galería Borghese y realizar una encuesta. Lo que sí se nota es que no hay quien salga de la muestra de Hirst y se vea indiferente. Una vez más lo ha conseguido.

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