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Isabel II, la reina del pop

El trabajo de Andy Warhol (sobre una fotografía de Peter Grugeon), en 1985, elevó definitivamente a la “queen” a la categoría de icono mundial
EFE

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Desde principios de la década de 1960, Andy Warhol utilizó retratos existentes como base para muchos de sus trabajo, ya fueran grabados y pinturas. Y con la reina Isabel II de Inglaterra no iba a ser menos. Aunque ni encargara el proyecto ni posara para la ocasión. Aun siendo de forma telemática-”furtiva”, entre los ilustres que pasaron por las manos del artista estadounidense también tenía que estar ella, icono mundial por ese estilo tan suyo: inglés, pero con un toque personal.
Para la serie de serigrafías que representan a la “queen”, realizadas en 1985 como parte de la colección titulada Reigning Queens, Warhol recurrió a la fotografía oficial del Jubileo de Plata (1977), tomada por el fotógrafo Peter Grugeon (1918–80) en el Castillo de Windsor el 2 de abril de 1975. La composición simplifica el retrato original para quedarse con la esencia, con la protagonista, con ella, símbolo del poder real. Al reproducir por cuatro de la misma imagen (adquiridos para la Royal Collection en 2012), Warhol demostró una vez más su interés por la producción en serie y nos recordó que la reina Isabel II era la mujer más representada del mundo.
El formato de las impresiones y su intención de que se muestren como continuaciones las unas de las otras sugiere que el artista se inspiró en el sello postal, pero a escala XXL. Además, el uso de colores vibrantes y la introducción de formas gráficas lograron otorgar a los estampados un aire de artificialidad. Así, las impresiones originales de la Edición Real encuentran su particularidad en que los contornos han sido rociados con “polvo de diamante”, finas partículas de vidrio molido que se aplicaron a la impresión cuando estaba húmedo y brillan a la luz como diamantes.
Por su parte, Justin Mortimer también fue otro de los muchos (Annie Leibovitz, Cecil Beaton, Doroty Wilding...) que inmortalizó a la reina Isabel II. Lo hizo en “The Queen” (1997), encargado por la Royal Society of the Arts para conmemorar su 50 aniversario de asociación con la buena señora. Se dio a conocer oficialmente en mayo de 1998, aunque se mostró al público durante cinco días de aquel enero en el Business Design Center en Islington, al norte de Londres.
“The Wall Street Journal” dijo sobre retrato de Mortimer que representaba a Isabel II “en un fondo amarillo ácido con la cabeza flotando lejos de su cuerpo”. El fondo hace referencia al Salón Amarillo del Palacio de Buckingham en el que la reina se sienta para los retratos y donde también posó para un Mortimer que no pretendía que la cabeza aislada se tornara en un uso histórico de la decapitación como castigo de parte de la familia real británica. “Isabel es de otra época... No tengo nada en común con ella aparte de ser inglés”, se defendió.