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La historia tras la Puerta de Alcalá: de los caprichos de Carlos III a los impactos de bala

El simbólico monumento fue inaugurado en 1778, construido bajo mandato del monarca y diseñado por Francesco Sabatini
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En su categoría histórica de villa, Madrid contaba antiguamente con cinco puertas reales de acceso, que recibían los nombres de aquellas ciudades con las que se conectaban: Alcalá, Toledo, Segovia, Atocha y Bilbao. Si bien actualmente no se conservan las originales de la mayoría de ellas, la de Toledo y la de Alcalá sí han llegado hasta hoy, siendo esta última la más emblemática y símbolo fundamental de la ciudad. La Puerta de Alcalá no solo es objeto y protagonista de la canción que en 1986 le dedicaron Víctor Manuel y Ana Belén, pues guarda tras de sí una curiosa historia que arrancó entre los caprichos e innovaciones de Carlos III.
Situada en el centro de la Plaza de la Independencia, la Puerta de Alcalá fue construida por mandato de Carlos III -ordenó derribar una puerta anterior hecha de ladrillo en el siglo XVI y así erigir la que hoy conocemos-, e inaugurada en 1778, junto al Parque del Retiro y conectando calles tan icónicas como la de Alcalá, Alfonso XII o Serrano. Ya desde los inicios esta puerta monumental hizo historia, pues se configuró como el primer arco del triunfo que se construyó en Europa tras la caída del Imperio Romano, anterior incluso a la Puerta de Brandemburgo de Berlín o el Arco del Triunfo de París.
Para su elaboración, compitieron los diseño de los arquitectos Ventura Rodríguez, José de Hermosilla y Francesco Sabatini, siendo este último el que terminó encargándose del proyecto. Inicialmente, Sabatini presentó tres modelos arquitectónicos de estilo neoclásico, de los cuales Carlos III se decidió por dos. De esta manera, con tal de no oponerse a la decisión del rey ni equivocarse a la hora de materializarlo, el autor decidió hacer una mezcla de ambos bocetos: es por esto que la Puerta de Alcalá cuenta con dos fachadas diferentes, una con acabados con pilastras y otro con columnas adosadas.

Angelotes y escudos

Sabatini fue bastante concreto con los detalles necesarios para elaborar la Puerta de Alcalá. Debía ser construida mediante el empleo de dos tipos de piedra: una berroqueña para la sujeción estructural y otra blanca y caliza, proveniente de Colmenar de la Oreja, para la decoración y elementos ornamentales. Esta última piedra es la que dio forma a los angelotes, escudos, armas y yelmos que se aprecian en la fachada. A nivel arquitectónico, se estructura entres cuerpos, con cinco vanos o huecos: tres arcos de medio punto en el centro y dos laterales con arcos adintelados.
En cuanto a la decoración, participaron el escultor Francisco Gutiérrez y el francés Roberto Michel, dos nombres que, por cierto, ya trabajaron juntos anteriormente para dar forma a la Fuente de la Cibeles. Entendiendo la Puerta de Alcalá con dos fachadas, la exterior que da al este y la interior que mira hacia Cibeles o la Gran Vía, destaca en la primera un escudo de armas sostenido por los dioses romanos Fama y Genio. Por su parte, en la fachada interior figuran las cuatro virtudes cardinales representadas en cuerpos de niños: Prudencia, Justicia, Templanza y Fortaleza.

Testigo de conflictos

Con esto, la Puerta de Alcalá, además de ser una joya arquitectónica de nuestro país, también ha sido testigo de eventos históricos y un gran número de acontecimientos. Si el visitante se fija bien en el monumento, apreciará varios impactos de balas que se dispararon junto a la puerta: quizá el conflicto más característico que las provocaron fue en 1823, cuando se produjo la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis, cuando tropas francesas llegaron a Madrid para apoyar a Fernando VII y la Puerta de Alcalá presenció el asedio.
No obstante, a día de hoy es complejo determinar a qué pertenece cada impacto de bala, pues también provienen de la resistencia de los madrileños a la entrada de los franceses el 2 de mayo de 1808, así como del atentado de Eduardo Dato en 1921 o de la Guerra Civil española, durante el asedio de la capital.
Hoy día, la Puerta de Alcalá es considerada Patrimonio Mundial por la Unesco, junto con el Paisaje de la Luz integrado por el Paseo del Prado y el Buen Retiro. Por ello, el Ayuntamiento de Madrid ha decidido que es hora de someterla a una gran restauración, que comenzará en 2023. “Ha llegado el momento de cuidar nuestra Puerta de Alcalá, de restaurarla, estamos haciendo los estudios previos para saber qué patologías tiene”, anunciaba a finales del pasado abril el alcalde, José Luis Martínez-Almeida. De esta manera, garantizan que se respetarán todos los valores históricos del monumento, “incluidas las balas que se pueden ver todavía. Se trata de realzar uno de nuestros grandes símbolos”, añadió.