Exposiciones
Cuando Santiago Rusiñol despertó en la Alhambra
El recorrido "salda una deuda histórica" contraída con el artista desde que comenzó a frecuentar Granada en busca de un nuevo lenguaje pictórico
Una exposición inaugurada este lunes en el Museo de Bellas Artes de Granada, ubicado en el Palacio de Carlos V, testimonia la influencia que Granada y la Alhambra tuvo en la obra del pintor y escritor Santiago Rusiñol (Barcelona, 1861-Aranjuez, 1931), así como su aportación a la configuración de un nuevo paradigma estético.
Bajo el título 'Rusiñol y la Alhambra. El despertar del pintor poeta', la muestra reúne un centenar de obras, entre pinturas, dibujos, carteles, fotografías, libros, cartas y otros documentos procedentes de préstamos de 61 colecciones, 38 particulares y 23 instituciones, ha explicado la consejera de Cultura y Deporte, Patricia del Pozo, en la inauguración.
Comisariada por la historiadora del arte Mercedes Palau-Ribes O'Callaghan y el jefe del Gabinete de Dibujos y Grabados del Museo Nacional de Arte de Cataluña, Francesc Quílez Corell, la exposición "salda una deuda histórica" contraída con el artista desde que comenzó a frecuentar Granada en busca de un nuevo lenguaje pictórico, en palabras de la consejera.
La suya, ha indicado, es una representación muy alejada del tópico romántico y pintoresco, tan habitual en muchos de los artistas de su época. Rusiñol aportó una visión innovadora que redefinió la imagen de la Alhambra y Granada, conduciéndola por el camino de las vanguardias.
Muy influenciado por Mariano Fortuny, Santiago Rusiñol, al igual que varios miembros de la escuela catalana de pintura, mostró una gran atracción por el monumento nazarí y la ciudad de Granada.
Un viaje a Granada
Miembro de una familia de la burguesía industrial catalana, llegó a pasar cinco largas estancias en Granada, entre 1887 y 1922. Sin embargo, fue su viaje a Granada de hace 130 años, en 1895, el que marcó un hito definitivo en su carrera.
Entonces, este pintor, que ya se había formado en Barcelona, París y Roma, descubrió en Granada el tema definitivo de su pintura: el jardín, que le permitió cultivar la preeminencia orientalista y tópica, cultivada por muchos de sus contemporáneos.
Según los comisarios de la exposición, "su obra vino a reivindicar la cara más ignorada de la Alhambra, rescatando el protagonismo de espacios que habían permanecido eclipsados".
La mayoría de las obras de la muestra dedicada a este pintor y escritor son del propio Rusiñol, aunque también hay piezas de varios de sus contemporáneos, como Sorolla, Ramón Casas, Picasso, Anglada Camarasa, Macari Oller, Ramón Pichot Girones y Miquel Carbonell i Selva, entre otros, que contribuyen a contextualizar su obra.