En los zapatos de Julia Creuheras: cuerpos de luz, de dudas y de física cuántica

Julia Creuheras observa, reflexiona, estudia, perfecciona y modula conceptos a través del arte. Su obra, única y precisa, hipnótica y sugerente, tiene que ver con la imaginación, pero no es fruto de la arbitrariedad, sino que combina una mágica narrativa con pura ciencia. En 1924 el físico francés Louis-Victor de Broglie formuló una hipótesis en la que afirmaba que toda la materia presenta características tanto ondulatorias como corpusculares, comportándose de uno u otro modo dependiendo del experimento específico. Es decir, «la materia no existe en un estado concreto, sino que depende del observador. Para mí eso significa que la materia, cuando no es observada, existe en estado de duda». Alrededor de esta idea nacen los «lightbodies» o cuerpos de luz, una serie de obras artísticas que Creuheras lleva un tiempo creando en su estudio, y que ahora salen a la luz en forma de exposición. Hasta el 18 de mayo, en la Galería Belmonte (calle de Belmonte de Tajo, 61, Madrid), «lightbodies» se presenta como la primera muestra individual de la artista. Un proyecto para el que ha habido «nervios, siento que pasan a ser una entidad que vive por sí sola», apunta la artista.

Estos cuerpos de luz son, por tanto, cuerpos en duda, y esta es la principal fuente de inspiración de Creuheras. «Atesorar la duda implica desjerarquizar la verdad, y quitarle el trono que siempre le hemos otorgado», continúa la artista, «planteo que si no hay una única verdad, todas las posibilidades son posibles y están ocurriendo a la vez. Todo está íntimamente ligado, y de ahí que planteo un escenario entre onírico y cuántico, en el que siempre hay capas de realidad entrelazadas, solapadas y posibles».

La obra de la artista es una puesta en escena que no atiende a tiempos ni espacios, sino que gira en torno a percepciones cuánticas, que son piezas que conforman una gran maquinaria. Es por ello que «los materiales que uso sean traslúcidos, a través de los cuales puedes intuir lo que hay, aunque no del todo», plantea. En la muestra se aprecian paquetes y cajas que encapsulan dudas, «con capas y capas translúcidas de significado solapado», define Creuheras. También trabaja tejido con hilo de plata, para hablar «del tejido del que está hecha la realidad. Un concepto acunado en mecánica cuántica, la teoría de cuerdas, que explica que a nivel subatómico aquello que llamamos partículas son en realidad estados vibracionales». Son, por tanto, bellos «ropajes» con los que la creadora alegoriza el cuerpo.

El espacio de la duda inquieta, por tanto, a Creuheras, pero de una forma creativa, liberadora. Explica que «aceptarla e integrarla como una verdad nos desprende de la necesidad de definir y tomar una posibilidad como la certera». Y, como elemento dicotómico a ella, en su obra se realza «el zapato. Los pies, los zapatos, nos sostienen, y nos dirigimos a través de ellos. Son para mí símbolos de decisión y definición. Me gusta que en mi trabajo aparezcan elementos dicotómicos que se compensan entre ellos», confiesa, y por ello relaciona a dicho zapato con la decisión, que contrasta con la caja traslúcida y, por tanto, con la duda. Una visión mecánica que adopta como ciudadana de Barcelona: «En esa ciudad veo movimientos repetitivos y patrones, una gran máquina hecha por engranajes que chirrían y encajan», define.

Hay una frase que menciona Creuheras y que bien podría resumir la principal idea de «lightbodies»: «Nuestras máquinas están perturbadamente animadas, mientras que nosotros mismos estamos aterradoramente inertes». Se trata de una contradicción que sirve como la propia esencia de la artista, con cuya obra no busca saciar inquietudes, sino más bien despertar más dudas, hacerse preguntas. En la etimología de la palabra «animar», apunta, «está dar vida, dar alma, dar movimiento. Y yo me pregunto, ¿todo aquello que se mueve está vivo? ¿Dónde trazamos la línea entre lo vivo y lo muerto? ¿Qué es lo que anima la materia?».