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Oliviero Toscani: “La fotografía ha matado a la profesión de fotógrafo”

El icónico y polémico autor de las campañas de Benetton presenta en el festival Kappa FutuFestival su serie fotográfica junto a artistas de música electrónica
El fotógrafo Oliviero Toscani
El fotógrafo Oliviero ToscaniLa Razón

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La suya es una de esas carreras que marcan la historia desde el lugar menos esperado. Oliviero Toscani (Milán, 1942), hijo de un reporterista gráfico de “Corriere Della Sera” se hizo viral antes de la viralidad digital con sus campañas publicitarias para Bennetton en las que denunció el racismo, la homofobia, puso el foco en la anorexia y denunció la pena de muerte, entre otras causas. Toscani fue un “influencer”, término que cabrea sobremanera al fotógrafo, que atiende a este periódico antes de llevar su última serie, “Razza Umana” al Kappa FutuFestival, donde compartirá escenario con músicos de electrónica contemporánea.
Usted fue capaz de parar el mundo desde una campaña publicitaria. O varias.
Yo no hago publicidad, a mí no me interesa vender nada, yo utilizo el soporte que me dan para lanzar el mensaje que quiero decir.
Pero sus imágenes más célebres iban en campañas de una marca de ropa.
Eso solo es circunstancial. Lo habría hecho de igual manera con otro medio. Solo me interesa usar mi capacidad para ver los problemas que existen y expresar un punto de vista.
¿Alguna vez tuvo dudas éticas sobre hacerlo en un mensaje publicitario?
No, ¿por qué debería tenerlo? Hago lo que quiero hacer, no lo que la gente me dice que haga. Y lol hago porque creo en ello.
Una de las campañas que generó más polémica en el pasado era sobre la pena de muerte, cuando las autoridades , y, sin embargo, sus imágenes fueron luego expuestas en el parlamento Europeo.
Entonces, no estarían tan mal las fotos, ¿no? Yo estoy en contra de la pena de muerte, porque me parece algo que simplemente es brutal, que no es propio de un estado democrático, que es antihumano. Y así lo conté.
¿Cuál es su visión sobre el poder de la imagen hoy en día, cuando todo el mundo tiene una cámara para hacerlas?
Bueno, todo el mundo produce imágenes, la fotografía ha cambiado. El artista fotógrafo ya no hace falta, es como si ese condición o profesión ya perteneciera al pasado, como muchas otras que han ido desapareciendo. La fotografía hoy la utiliza desde la persona más estúpida a la más inteligente. Con tu teéfono puedes hacerlo y enviar la imagen a todo el mundo de manera muy simple. Así que creo que la fotografía ha matado la profesión de fotógrafo, pero la fotografía se ha vuelto más importante, más que la escritura, más que la palabra. Creo que ahora sabemos cosas porque vemos una foto y creemos en cosas porque vemos una imagen de ello. Si no hay imagen, no hay realidad. La fotografía se ha convertido en la realidad.
Así que no ha perdido el poder.
Para nada, tiene un poder nuevo. ¿Te imaginas vivir en una sociedad sin imágenes? Es imposible. Es el lenguaje de hoy.
¿Ha probado la inteligencia artificial?
No, no lo he probado, no lo necesito.
¿Cree que sustituirán al fotógrafo?
No, ese es uno de los trucos que usan los fotógrafos no creativos para convertirse en buenos fotógrafos. Ellos creen que la máquina lo hace mejor, pero en realidad hacen unas imágenes de mierda.
Quizá en el futuro son perfectas.
No sé qué es lo perfecto. No.
¿Cuál es tu visión de las redes sociales?
No las uso, creo que son campos de concentración para mentes. Como Auschwitz, que la gente va allí, que no están obligados a hacerlo, para ver mentiras. Las redes sociales tratan de matarte. Están montadas por algoritmos perversos que nos manipulan y además roban del público, se aprovechan de la gente, que va allí, comparte su material para que ellos se hagan ricos, y, en vez de beneficiarse, encima se intoxican. No las uso en absoluto, creo que son peligrosas.
Algunos partidos populistas crecieron con mentiras en redes sociales.
Cualquiera pude decir lo que piensa, pero hay mucha gente muy estúpida. No necesito perder mi tiempo leyendo estupideces.
¿Ha tenido exposiciones en museos?
Bueno, ahora hay una en Zúrich que ha recibido cierto respeto y hace un par de años tue otra en el Palzzo Reale, en Milán, pero no muchas. Nunca he tenido intención de que vayan a un museo, no trabajo para eso, en absoluto. Alguna gente está interesado y no digo que no se hagan, pero no es mi trabajo estar en un museo.
Pero quizás lo merece.
No tengo ni idea, no me preocupa. Yo hago mi trabajo como un medio, como un escritor que usa su máquina de escribir o el ordenador para decir lo que debe ser dicho. No por el placer de escribir o de hacer fotografías. Yo no disfruto haciendo fotografías, sino haciéndolas para decir algo que yo creo que debe ser dicho o debe ser visto.
Es más importante el mensaje que el trabajo en sí mismo.
Sí. La calidad y la técnica existen y se puede apreciar, yo también lo hago, por supuesto. Disfruto viendo buenos trabajos, pero eso no es lo importante.
No le interesa la técnica.
Es algo que tienes que aprender y que adquirir maestría para poder aplicar en lo que haces. Tienes que ser capaz de decidir qué tecnología es más oportuna para cada situación, eso está claro, pero no es mi prioridad.
¿Cuál es su visión de la política italiana ahora?
¡Mamma mía! Podría vomitar. Somos un país fascista. Es un desastre, pero creo que pronto habrá terminado.
¿Por qué la gente les vota?
Porque la gente es ignorante y tiene miedo a vivir. Están asustados con la libertad, no pueden enfrentarse al hecho de que son libres. Les gusta estar dirigidos por una “mente superior”. Yo he tenido problemas con los políticos italianos.
¿Tienen las imágenes poder político?
Todas las imágenes del mundo, incluso las postales de vacaciones, tienen una lectura y un poder político. Todas las que se publican, hasta las que parecen más inocentes. Son todo actos que que no se pueden desligar de una lectura política. Yo nunca huí de eso, todo lo contrario, yo decidí empujar los límites en ese sentido. Yo estaba interesado en u n mensaje contra la guerra, contra el racismo. Siempre he creído que debemos entendernos unos a otros y de eso hablan mis imágenes. De eso y de contener la estupidez de la gente.
¿Por qué la gente es racista todavía?
Porque es fácil. Nacemos racistas. Pero abandonar este hábito es difícil para los blancos.
¿Es optimista?
Por supuesto. Hace cien años íbamos con la espada y la pistola en el cinturón. Ahora estamos un poquito mejor.

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