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Céline vuelve otra vez a dar guerra

Se publica en España «Guerra», una de las novelas inéditas del escritor que se encontraron en 2021, donde refleja su experiencia durante la contienda de 1914
Louis Ferdinand Celine
Louis Ferdinand CelineLa Razón

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Sesenta años después de su muerte llega a las librerías un libro inédito de Louis-Ferdinand Céline. Una novela donde nos cuenta cómo en 1914 atrapó «la guerra en la cabeza» y desde ese momento la tuvo ya para siempre «encerrada» ahí. La Primera Guerra Mundial ha generado una enjundiosa literatura, testimonial o novelada, que da cuenta de los horrores que se vivieron en las trincheras y los traumas que padecieron los soldados destinados en el frente. Quizá el título más conocido sea «Sin novedad en el frente» (Edhasa), de Erich Maria Remarque, un clásico cuya reciente adaptación cinematográfica ha recibido cuatro estatuillas en los Oscar.
El libro, al que traiciona esta película con un final que deja sin sentido el título, es autorreferencial y recoge cómo las autoridades convencieron a los jóvenes alemanes del honor y el carácter formativo que tiene para el alma humana forjarse en el combate. Supuso un shock en el momento de su publicación y no dejó a nadie indiferente. Al igual que sucedió con «El miedo» (Acantilado), de Gabriel Chevallier, una novela de acentos autobiográficos y un marcado antibelicismo que refrescó a la sociedad francesa los sufrimientos de sus soldados.
«Anatomía del valor»(Arzalia), de Lord Moran, médico durante el conflicto, consignaba lo que después se llamó «síndrome postraumático». Unas páginas de indudable relevancia que demostraban que hasta el hombre más arrojado y valiente se rompe con la misma fragilidad que un jarrón después de varios meses sometido a la presión de la batalla. Y cómo no sacar a relucir «Tempestades de acero» (Alianza), de Ernst Jünger, unos volúmenes que describen el dantesco paisaje bélico de esa contienda que principian en las propias experiencias vividas por el autor, pero en los que resulta imposible abstraerse de cierto acento épico a pesar de su brutalidad. Luego, por supuesto, está Céline. Él es el novelista más incómodo de la literatura francesa. Un hombre que encarna el eterno debate entre autor y obra. Por un lado, tenemos su narrativa aplaudida por los críticos, y, en el polo opuesto, a un antisemita que publicó imperdonables libelos. El juicio permanece abierto.
En 2021, todo el mundo quedó perplejo cuando la Prensa francesa anunciaba que se habían encontrado 6.000 páginas escritas por Céline. En este legado había manuscritos originales, otros que aparecían completos y algunos textos de novelas inéditas. «Guerra», que ahora publica Anagrama, es una de ellas. Es un primer borrador muy completo (solo con ausencias breves). Las páginas son puro Céline. Deslenguado, sarcástico, punzante y con una mirada demoledora sobre el entorno. La diferencia con los autores citados anteriormente es que él entra hasta los cimientos del alma humana y hace un retrato totalmente privado de compasión, casi guiado por la obsesión de un dinamitero. Muestra a las personas con una indudable carga pesimista y da fe de toda la corrupción y decadencia moral que abastece a la guerra y sus contornos.
La mayoría de los escritores han abordado la Primera Guerra Mundial solo desde la confrontación bélica. Céline da fe del hundimiento de lo humano. La infantería deja bastante que desear, los heridos no son dechados de virtudes, las ratas devoran cadáveres destrozados, la disentería hace estragos, los militares mienten, los oficiales no se enteran de lo que sucede en el frente, los soldados beben y se emborrachan y cuando pueden fomentan la prostitución y, al igual que hace él, aceptan condecoraciones a pesar de que son conscientes de que no se tratan de héroes.
"Fue gravemente herido en un brazo y sufrió neuralgias de por vida como consecuencia de la guerra"
Entre medias, refiere cómo fue herido de gravedad. Sucedió el 27 de octubre de 1914, en Poelkapelle, Bélgica. Su brazo derecho tuvo lesiones serias (a los pocos días se le llenó de gusanos y los sentía moverse) y también sufrió lesiones en la cabeza. Como da cuenta en el libro, y parece que fue real, yació tendido en el suelo durante horas, rodeados de muertos, chorreando sangre, empapado por la lluvia y muerto de sed. Tardó mucho antes de poder levantarse. Tuvo que recorrer solo siete kilómetros en esas condiciones lamentables hasta que lo socorrió una ambulancia. A pesar de eso, añade: «Era curioso, a todo eso no puede llamársele infelicidad». Una carta de su padre da fe de que fue alcanzado, cuando «transmitía las órdenes de la división a un coronel de infantería», por un disparo y un obús que lo arrojó contra un árbol. Su mujer, Lucette Almansor, que estuvo a su lado desde 1935 hasta su fallecimiento en 1961, refiere los fuertes dolores de cabeza que le atormentaban de manera recurrente por el impacto de la explosión. Cómo él mismo dice: «Bueno, Ferdinand, no te has muerto a tiempo, menudo cobarde estás hecho, eres un puto haragán, peor para ti y para tu cara de idiota». Céline, cien por cien.
"GUERRA": EL MAYOR DILEMA FRANCÉS
Este manuscrito de Louis-Ferdinand Céline vuelve a poner de relieve el problema moral de los grandes autores con ideas reprobables
★★★★
«Guerra», de Louis-Ferdinand Céline. Anagrama. 155 páginas,19 euros
Por Jesús Ferrer
Pocos escritores han sido tan controvertidos como el francés Céline. Reconocido héroe en la Primera Guerra Mundial y colaboracionista de los nazis durante la Segunda, ostentoso antisemita, su perfil literario conlleva la eterna pregunta de si es posible deslindar la obra de un autor de su conflictiva implicación civil. Y, en este caso, admirar el electrizante ritmo de su prosa, el desinhibido lenguaje oral, la descarnada contundencia de sus imágenes y su incisivo antibelicismo, rechazando a la vez sus prejuicios discriminatorios de nula entidad moral.
Acaso no haya más remedio que centrarse en la excelencia textual, la voluntad de estilo y el poder de la literatura para sublimar justificadas repulsas éticas. El manuscrito de «Guerra», que ahora publica Anagrama, novela escrita después de su más emblemática obra «Viaje al fin de la noche», ha estado perdido durante décadas y fue recuperado en 2021, publicándose ahora como complemento a una narrativa de fuerte connotación autobiográfica y no menores referentes históricos.
En la Gran Guerra, Céline resultó herido de gravedad, con un brazo seriamente dañado, persistentes ruidos en los oídos y un impacto emocional que no le abandonaría jamás. Esa terrible experiencia y su estancia en un hospital militar son novelados a través de las peripecias de su alter ego, el brigadier Ferdinand, a quien acompañan turbios personajes, como la joven prostituta Angèle, mujer de su compañero Cascade, que acabará fusilado por automutilarse para librarse del frente de guerra. Sórdidos ambientes y miserables corruptelas constatan, en toda su crudeza, el fin de aquel «mundo de ayer» que tan bien detallara Stefan Zweig.
Lenguaje descarnado
En un lenguaje descarnado, con frecuencia abrupto y escabroso, retrata Céline el horror de la guerra sin concesiones a retóricas triunfalistas o banderías patrioteras. Lo que mejor pervive de su escritura es el desgarrado imaginario bélico, unido a un profundo desengaño personal sobre la condición humana y las posibilidades del porvenir, con un pasado siempre amenazante y perturbador: «Es un cabrón, el pasado, se mezcla con la ensoñación. (...) Vuelve a nosotros vagando, maquillado con lágrimas y arrepentimientos. Es un disparate».
Aquí todo adquiere un tono de existencial nihilismo, una alucinada fantasmagoría de profundo agotamiento vital: «Las fatigas que da la angustia no tienen nombre. Uno sabe muy bien lo que tendría que hacer para volver a ser un hombre como los demás: dormir. También estás demasiado cansado para tener el impulso de matarte. Todo es cansancio». Realmente, se trata de todo un acontecimiento literario la publicación de esta impactante novela.
Lo mejor: La crudeza realista con la que se refleja la miseria moral de la guerra
Lo peor: Sin ser una objeción, que esta novela no tuviera una más extensa continuidad