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Reportaje

Violencia extrema, sexo... El último acto protesta del cine francés

En una sociedad regida por un férreo neopuritanismo, hay cineastas que optan por mostrar el horror sin cortapisas, como Julia Ducournau

Adèle Guigue, que tras sufrir un accidente de coche le introducen una placa en el cerebro en "Titane"
Adèle Guigue, que tras sufrir un accidente de coche le introducen una placa en el cerebro en "Titane".

Un documento gráfico publicado en YouTube da una pequeña idea de lo vivido el 22 de mayo de 2002 en el Palacio de Festivales y Congresos de Cannes, epicentro del certamen fílmico más importante del mundo. Ese día, los asistentes tenían el privilegio, al menos en un inicio, de visualizar "Irreversible", el nuevo proyecto de Gaspar Noé. No obstante, lo que podría parecer una oportunidad de afirmar, al más puro estilo Garci, "¡Qué grande es el cine!", se convirtió para muchos en una pesadilla. De las 2400 personas que asistieron al estreno, más de 200 abandonaronla sala antes de que las luces de la sala se encendieran.

El vídeo recoge algunas de las reacciones de aquellos que decidieron marchar. Se divisan caras atónitas y mudas de declaraciones. Un hombre, con evidentes señas de enfado, declara: "¡Es escandaloso y lamentable hacer esa escena!" El señor, que no pudo disfrutar de la prenda de gala con la que decidió acudir al evento, se refería a un momento hacia la mitad del filme: el plano secuencia estático de 10 minutos en el que Monica Bellucci, la protagonista, es violada. Su carácter explícito y desazonador fue el "hasta aquí" de muchos.

Cual prueba maratoniana, los espectadores ya habían tenido que sufrir otras experiencias sensoriales de dudoso júbilo durante el metraje. El comienzo de la cinta, además de venir acompañado de opacidad y movimientos de cámara heterodoxos, posee sonidos de baja frecuencia, de índole similar a los de una ambulancia, cuya reproducción continuada puede producir mareos y náuseas. Vamos, que Noé se quedó a gusto. Lejos de condenarlo al ostracismo artístico, su obra se consolidó como una de las propuestas más importantes del cine contemporáneo. Además, su realizador mantuvo su sello a contracorriente en sus siguientes producciones como “Love” y “Lux Æterna”.

Un cine con sello francés

¿Por qué algunos consumidores se sienten atraídos hacia las historias que los ponen al límite? Lecina Rodríguez, psicóloga clínica, encuentra su razón de ser en un sentimiento de irrealidad: “Juego a participar en una peligrosa aventura sabiendo al mismo tiempo que estoy a salvo y que no corro peligro”.

La impactante escena de la violación en "Irreversible"
La impactante escena de la violación en "Irreversible".

Lo que es una realidad palpable es la existencia de un audiovisual cuya máxima es aplaudir la repulsión. No es un desagrado como el que puede suscitar ver a Malcolm McDowell ser sometido al tratamiento Ludovico, con permiso de la genialidad kubrickiana. Puede surcar entre observara una mujer romperse a sí misma el tabique nasal en un lavabo público en “Titane”, de Julia Ducournau, y el despellejo de una joven hasta dejarla en carne viva en “Martyrs”, de Pascal Lagier.

El crítico James Quand en 2004 prestó atención a las narrativas desarrolladas por cineastas galos donde se mezclaba la carnalidad y un alto índice de violencia. Las englobó bajo el apodo“Nuevo Extremismo Francés”, o por sus siglas NEF. El término trascendió el papel periodístico y se empezó a utilizar para designar el estilo de estos realizadores. Algunos trabajos englobados son “Irreversible” y “Martyrs”. No obstante, otros significantes títulos son “Alta tensión”, de Alexandra Aja (con una escena inicial de un hombre utilizando una cabeza de mujer decapitada para que le practique una felación), y “Al interior”, de Alexandre Bustillo y Julien Maury y la pelea con mutilaciones entre una embarazada y una intrusa en su domicilio.

María Gil Poisa, doctora en Estudios Hispánicos y Cinematográficos, explica por qué en el país vecino surge esta tendencia: “No es que los franceses tengan especial querencia por la sangre y las vísceras, sino que tienen una industria sólida y una protección estatalque les da muchísima más libertad y garantías para hacer lo que quieren y cómo lo quieren hacer”.

El relanzamiento del horror corporal

Si bien el NEF se vincula más con la primera década del siglo, esto no se traduce en una desaparición de los motivos, sino una reinvención. Una clara discípula de sus bases es Julia Ducournau, también francesa. Ha dirigido únicamente tres largometrajes, pero han sido suficientes para consagrarla como la“enfant terrible” de los festivales. En“Crudo”plasmó una reflexión sobre el canibalismo. “Titane” dejó en shock a la audiencia con las andaduras de una mujer con una obsesión patológica a los coches, alzándose con la Palma de Oro en la Costa Azul. Acaba de estrenar su nuevo delirio,“Alpha”, con el sida como núcleo narrativo.

Estas fijación por la sordidez se enlaza con un concepto que resuena más en la cinefilia del 2025: “body horror” o, en castellano, “horror corporal”. Tania Martínez Labra, artista visual chilena, lo define como un género que “presenta un cuerpo deforme, alterado, mutilado, mediante un tratamiento visual que se asocia a lo abyecto y lo oculto”. Si bien su existencia no es reciente (David Cronenberg es uno de sus mayores representantes) sus premisas han inundado en los últimos años las carteleras. Su más evidente cristalización es “La sustancia”, la ya mitificada creación de Coralie Fargeat con Demi Moore como estrella.

Mélissa Boros en "Alpha"
Mélissa Boros en "Alpha".

El body horror, al menos inicialmente, presenta un aspecto similar a uno de los estilos de terror más recurrentes, el “gore”. Sin embargo, presentan grandes diferencias entre sí, no tanto en un plano visual, sino de fondo. El “gore” recoge la amalgama “carnicera” desde un interés más comercial, como sucede en la saga de “Viernes 13”. Por el contrario, el horror corporal busca una exploración más filosófica a través de la brutalidad, añadiendo una crítica social. “El body horror usa la imagen gráfica y explícita de la deformidad y el sufrimiento de los cuerpos como herramienta para contarnos algo mucho más complejo, mientras que, para el gore, ese sentimiento de asco o rechazo no es un medio, sino el fin en sí mismo”, expone Poisa.

Rodríguez matiza esta personalidad reivindicadora. El control que los personajes poseen sobre su cuerpo, o su carencia, induce a “reflexionar y vivir emociones relacionadas con la ética y el perdón, y activa comportamientos relacionados con la autorrealización del individuo”. Esta búsqueda de la justicia crea, para la experta, una sensación satisfactoria.

Etiquetas que permiten el prestigio

Indagar las más terribles acciones que un ser presuntamente civilizado puede cometer no es un leitmotiv tan moderno. André Bazin, mítico crítico cinematográfico y uno de los fundadores de “Cahiers du Cinéma”, escribió el libro “El cine de la crueldad”. En él, indagaba en la repetición de patrones en las temáticas de cineastas como Buñuel, Hitchcock o Kurosawa, como la representación de la miseria humana, personajes carentes de empatía y situaciones donde la irascibilidad impera. Estas cuestiones se pueden extrapolar a otros autores que no se hallan en el círculo del terror, como Pasolini o Haneke.

Una de las secuencias de "Martyrs"
Una de las secuencias de "Martyrs".

Aunque la crueldad tiene ya largo recorrido en el celuloide, la amoralidad está ahora recibiendo distinguidos palmarés, alimentando la “sed de mal” del público. Poisa vincula este repentino aplauso al tremendismo sanguinario a un prejuicio derrocado que no permitía premiar estos filmes por ser considerados de consumo fácil, aunque los temas que se tratan no distan en gran medida de los realizados desde el drama, el cual sí goza de prestigio: “La crítica ha decidido crear esta etiqueta de terror elevado para poder, por fin, reconocerlo sin necesitar bajarse del pedestal de la intelectualidad”.

Los más aprensivos tendrán que tener paciencia y ver si en el futuro los flujos se relajan. Como decía Scarlett O’Hara,“después de todo, mañana será otro día”. Aunque su historia también tenía cierto punto de maldad.