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PhotoEspaña

Las ciudades individualistas y anestesiadas de Anastasia Samoylova

Fundación Mapfre expone la obra de esta interesante fotógrafa que estudia la integración de las imágenes en el entorno urbano

Anastasia Samoylova. Cartel despegado, Los Ángeles, 2022.
Anastasia Samoylova. Cartel despegado, Los Ángeles, 2022. © Anastasia Samoylova

Si en las páginas de Elisa Levi las ciudades lloraban, en las fotografías de Anastasia Samoylova, permanecen en silencio. En sus centros se adivinan paisajes preñados de andamios, grúas, asfalto, paneles y falsas fachadas que ocultan edificios en obras anticipando en sus carteles promocionales el resultado futuro de construcciones ostentosas. Mientras, la figura humana aparece entre toda esta ornamentación publicitaria a gran escala como lo que es: una especie amenazada, minúscula, que ha sucumbido sin concesiones ni demasiada resistencia al triunfo del consumismo, la especulación y el lujo al mismo tiempo que hombres y mujeres pasean indiferentes, emocionalmente anestesiados como en la distopía de Spike Jonze, ensimismados frente a lonas publicitarias dedicadas a nuevas promociones de viviendas de lujo o anuncios de tecnología, joyas, perfumes o ropa confeccionada en países tercermundistas, en una secuencia de collages de vivos colores y nítidos contornos, juegos de reflejos o composiciones en sucesión de planos.

El proyecto de Samoylova, que lleva por título «Image Cities» y puede verse en la Fundación Mapfre hasta el 27 de agosto dentro del estimulante marco de PhotoEspaña, se refugia en la crítica de una mirada observadora para analizar la deshumanización neoliberal de grandes núcleos urbanos como Tokio, Bruselas, París, Madrid, Nueva York o Londres y la función fotográfica dentro de la creación de imaginerías urbanitas. Tal y como subraya la comisaria de la muestra, Victoria Val, "Samoylova nos muestra muchas ciudades, pero podríamos decir a la vez que se trata de una sola, unificada por la serialidad, por la repetición en la sucesión de imágenes. A la manera del retrato de una gran ciudad global, su representación nos incita a reflexionar sobre el papel de la fotografía como reveladora de la brecha entre la identidad de marca de las ciudades y su realidad cotidiana".

Anastasia Samoylova. Salón de belleza, Nueva York, 2022.
Anastasia Samoylova. Salón de belleza, Nueva York, 2022. © Anastasia Samoylova

Desde sus primeros trabajos una de las mayores preocupaciones de esta artista ruso-estadounidense ha sido la composición de sus imágenes, perfectamente estudiadas y con elementos superpuestos, fundamentales para obtener los resultados que busca. En la serie "Lanscape Sublime" (iniciada en 2013), estos collages, creados con imágenes extraídas por norma general de internet y libres de derechos se imprimen, recortan, ensamblan, montan y se llevan a lo tridimensional para volver a lo bidimensional una vez fotografiados, en un proceso de trabajo en el que se privilegia lo manual y artesanal. Con ellos repiensa, en definitiva, las ciudades y los espacios que las construyen en relación a la integración de las imágenes en la era de la globalización.

Qué difícil resulta a veces salir de esa rueda vertiginosa de tráfico y soledad a la que nos abocan los paneles luminosamente estridentes del turbocapitalismo, qué complicado marginar esa sensación inevitable de estar viviendo, igual que el entrañable Baxter de «El apartamento», como Robinson Crusoe, «náufrago entre 8 millones de personas». Así seguimos, remando en contra de nuestro propio destino rodeados de promesas especulares proyectadas desde las ventanas de los edificios de nos rodean. Hasta que vemos una huella en la arena. Entonces «es algo maravilloso, por fin cena para dos». Y aunque no utilicemos una raqueta para servir los espaguetis, ni descorchamos el vino con la fuerza de una escopeta, estamos menos solos y dejamos de ser infelices porque las ciudades vuelven a ser nuestras y el tiempo que invertimos en ellas, se transforma en algo compartido.