Arquitectura

Decisión y valentía

La Razón
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A Zaha Hadid, a quien pude conocer durante mis años de docencia en Reino Unido, le caracterizaba su lucha constante por defender la arquitectura como práctica artística y su deseo por conquistar la libertad formal. Fue una profesional de enorme valentía que luchó por sus proyectos e ideas con la mayor de las energías, incluso cuando se topó con importantes escollos. Evolucionó de manera lenta pero segura en la conquista de su prestigio y se condujo de manera muy segura y convencida de que la lucha por abrir nuevos caminos merecía la pena.

Lo hizo desde siempre.

Los sesenta y cinco años es una edad muy temprana para morir. En los últimos tiempos había dejado su huella en obras bastante significativas y, a pesar de su temprana marcha, su trabajo es más que significativo para reconocer cuál ha sido su aportación al siglo XX. El tiempo nos permitirá descubrir algunas de sus obras menos espectaculares en las que fue capaz de desplegar su enorme sensibilidad y que pudieron quedar un tanto al margen eclipsadas por las espectaculares construcciones que llevaban su firma. Si tuviera que elegir alguna de sus obras me quedaría con los proyectos pequeños, como el Museo de Dinamarca: sus obras más sencillas son las que me parecen más emocionantes, ya que si las grandes construcciones son fundamentales para construir la identidad de una ciudad, las pequeñas consiguen convertirse en manifiestos de arquitectura. Zaha Hadid formó parte de ese grupo de arquitectos que han sabido forjar un estilo propio.

*Catedrático de la Escuela de Arquitectura de Madrid