Demián Rugna: "Más que acechando, la maldad en Argentina nos está endemoniando a todos"
El director argentino estrena "Cuando acecha la maldad", ganadora en el último Festival de Sitges y quizá la película más cruda e inteligente de la última década
Madrid Creada:
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Cuenta Demián Rugna, acaso el director argentino más buscado en el último año, que la idea para darle forma a "Cuando acecha la maldad", que llega el 19 de enero a los cines, partió de un guion (más psicológico) en el que abordaba la situación actual en su país. Con Javier Milei ya como Presidente de la Argentina, y con sus voceros instalados en la cúspide de la pirámide mediática, el realizador presenta su nueva creación: quizá la mejor y más inteligente película de terror de la última década y la última ganadora del Festival de Sitges. Así, Rugna regresa un lustro largo después del éxito de "Aterrados", con una película sobre una entidad paranormal que acaba poseyendo a las personas en cuerpo y alma, en deseo homicida y putrefacción física, en paranoia y en la acción más cruda.
"Cuando acecha la maldad", protagonizada por Ezequiel Rodríguez y Demián Salomón, nos cuenta la historia de dos hermanos que viven en mitad de la nada, al cuidado de sus cabezas de ganado y sus campos. Un buen día, alertados por el alboroto nocturno, Pedro y Jimi recorren su campo hasta los hitos, donde descubrirán un cadáver que les lleva a lo peor. Y lo peor, claro, siempre es el contexto. La Argentina rural de la película es una donde los mitos del pasado y las leyendas se cruzan con una realidad material, la de unos "embichados" que transmiten la enfermedad de la posesión. La explicación, la mística y todo lo que va más allá de la superchería, se irá desvelando de la manera más cruel y sanguinaria ante el espectador, poniéndonos delante de una película que no es tan novedosa por el qué, sino por el cómo, por su manera de no masticar de más la trama y entregar los momentos más impactantes sin preparar sustos fáciles. "Cuando acecha la maldad", además de una excelente película de terror, es un estudio de ambientes, una road movie opresiva sobre la desesperación en carrera de aquel que ni siquiera puede huir.
Rugna, afectado ya desde una ironía resignada por la sucesión de eventos en Argentina, donde el Gobierno quiere acabar de facto con la producción propia de películas cortando todos los préstamos públicos, responde a LA RAZÓN por videoconferencia sobre el éxito internacional de su filme, la crueldad con la que trata a sus personajes y, también, sobre sus nuevos horizontes, que ya no pasan por subirse a franquicias establecidas del terror como otros talentos emergentes, sino por buscar su propio camino.
-PREGUNTA. ¿De dónde viene la idea, tan original, de "Cuando acecha la maldad"?
-RESPUESTA. La película nace de muchas cosas que se han ido uniendo. Pensé primero en una de las escenas, luego lo junté con un guion que no tenía mucho que ver, que era más psicológico y que hablaba del auge del fascismo y del crecimiento del odio. Sobre cómo nos influyen los medios de comunicación y cómo eso se expande en las cabezas de la gente. También tenía en mente la idea de hacer una película sobre posesiones, pero en lugar de ambientarla en una casa gótica con una familia bien, llamando al exorcista y que viniera de Roma, lidiar con poseídos en mitad de la pobreza. Y es que, si hacemos un promedio, debería haber más poseídos pobres que ricos. Se me han ido mezclando esas ideas y este guion es la sublimación de todas cosas conectadas.
-El aislamiento, esa Argentina rural, al final se convierte en un personaje más de la película. ¿Se marchó allí por una cuestión presupuestaria, era más fácil o más barato, o era por algo estrictamente narrativo?
-¡Era mucho más caro! (ríe) Complicaba mucho más las cosas, en realidad. La hicimos así por una cuestión de logística, porque siempre teníamos que salir desde la ciudad hasta el campo. Perdíamos tres horas al día de rodaje, entre ir y venir. El campo responde, de algún modo, a "Aterrados" (su anterior película). En ese proceso estuve mucho tiempo encerrado entre casitas de campo. Aquí quería hacer una road movie, algo mucho más grande, con espacio por todos lados. Quería salir de las casas embrujadas a los paisajes embrujados.
"Cuando me pongo a escribir me convierto en una especie de Dios o demonio, que decide quién vive, quién muere y qué le va a pasar a los personajes. Soy bastante malo con ellos, soy un hijo de puta".Demián Rugna
-Sobre ese buscar nuevos horizontes, "Cuando acecha la maldad" se atreve a ir a lugares poco explorados en el cine de terror. Pienso en el perro. Pienso en la niña. Y quizá ocurre por una cuestión moral. ¿Querías ir a esos lugares más extremos?
-Sí, sinceramente. Cuando me pongo a escribir me convierto en una especie de Dios o demonio, que decide quién vive, quién muere y qué le va a pasar a los personajes. Soy bastante malo con ellos, soy un hijo de puta. Pero luego, ¿qué cuestión moral puedo llegar a tener yo si estoy haciendo una película de terror? ¿Por qué la vida de un hombre, de una mujer o de un niño tienen pesos distintos cuando los persigue un asesino? Para mí, todos los personajes están dentro de una misma bolsa y a todos les puede pasar algo. Mi intención, comparando todas mis películas, es que todos los personajes, adultos, niños, gordos, flacos, están en peligro. A todos les puede pasar algo y eso me motiva, porque no me gustan los héroes ni los finales felices. Me gusta romper con lo establecido por Hollywood, por el cine comercial. Y eso es, un poco, "Cuando acecha la maldad", una película contra-comercial. No hay actores famosos, porque en Argentina los actores no son famosos. Es muy brutal, y no perdona a nadie. Y la mitología es bastante compleja, no es algo masticado o sobre explicado, te involucra como espectador para entender la psicología de los personajes. Pero aún así, la película se está estrenando en todo el mundo y en salas. Y creo que es porque es genuina y sincera. Si algo le tiene que pasar a un personaje, le pasa. Bancátela.
-¿Era importante conservar los efectos prácticos, que viéramos la parte más física de la putrefacción en los "embichados"?
-Los efectos prácticos para mí son irrenunciables. Me crie viendo películas y efectos de los ochenta, aunque hayan quedado viejos. Por supuesto, esos efectos prácticos tienen que tener un apoyo digital, detalles que le den más vida a lo práctico y esa es la forma en la que yo planteo cada efecto especial. Mi idea es que todo tenga peso y esté integrado en la imagen. También, creo que hacer eso en posproducción es un gasto innecesario. Hay que balancear todo.
-La pregunta es capciosa, le aviso, pero, ¿está acechando la maldad para los autores, los cineastas en Argentina?
-Para la cultura en general, para los que vivimos por y para la cultura está al borde del KO. Vamos a perder mucho, lamentablemente. Si esto sigue así, habrán menos películas propias, menos películas nacionales. Al menos como las conocemos hasta ahora. Más que acechando, la maldad en Argentina nos está endemoniando a todos.
-Más allá del éxito internacional de la película, con socios en todo el mundo, ¿te planteas que para tu próxima película ya no vaya a existir el INCAA, por ejemplo, responsable de las subvenciones al cine?
-Sí. Totalmente, sí. Yo estaba planificando una película para empezar a rodarla en abril y lo hemos hecho sin el INCAA. Sin ello en mente, como si no fuera a existir. Primero porque no va a haber dinero para nadie, no va a haber forma de acceder. Y segundo porque iba a hacer una pérdida de tiempo. Se va a extranjerizar la cultura argentina, no dejando que seamos dueños del "copyright". Eso, como espectador, a veces la gente no lo ve, pero sucede. Es muy triste porque en Latinoamérica todos nos financiamos así, con institutos, pero los van a disecar. Habrá que seguir peleando. En lo personal, estoy en un momento privilegiado y hasta me ofrecen cosas fuera, pero el 97% de los trabajadores de la industria están en un momento de mucha angustia, obligados a reconvertirse en otra cosa.
"Tengo un tatuaje de Jason Vorhees, y me encantaría trabajar con el personaje, pero ahora mismo quiero privilegiar mis propios universos".Demián Rugna
-De entre esas ofertas, ¿hay algo que te gustaría hacer más? ¿Una nueva "Matanza de Texas", un nuevo inicio para Freddy Krueger?
-Me han ofrecido varios reboots, si te soy sincero. Pero la situación ha ido cambiando. Hace diez años hubiera asesinado a cualquiera por acercarme a uno de los proyectos que me mencionabas. Tengo un tatuaje de Jason Vorhees, y me encantaría trabajar con el personaje, pero ahora mismo quiero privilegiar mis propios universos. Quiero aprovechar que a la película le ha ido muy bien y que me ha posicionado para que me escuchen. Como director, eso es muy difícil, porque los ejecutivos no te escuchan. Te dan un proyecto con un montón de condiciones y si tú quieres, aceptas, pero estoy intentando cuidar eso un poco. Yo soy fanático de "Evil Dead", pero llegado el momento, habría que ver qué queda de mí en la película. Durante muchos años creí que estaba equivocado en mi visión, y resulta que parece que no, que se podía hacer un cine de terror de otra manera. Quiero seguir por ese camino.
-Si la película hubiera estado afectada por esa internacionalización, por ese dinero de Hollywood, ¿podría haber sido tan desoladora, tan cruda como resulta siendo?
-Tal vez no, la hubiésemos tenido que pelear. La posición es lo que determina que uno pueda dejar su impronta y que no se la discutan. Si la hubiera hecho para un gran estudio, probablemente, me hubieran dicho: ¿Quién sos vos? ¡No te conoce nadie! (ríe)