Quién fue Martín Álvarez Galán, el infante de Marina al que hoy rendimos homenaje
Este 14 de febrero se cumple el 225 aniversario de la Batalla de San Vicente, donde un joven granadero pasó a la historia por su defensa de la bandera del San Nicolás de Bari frente a los ingleses
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Martín Álvarez Galán nació en el año 1766, en un pequeño pueblo de Badajoz llamado Montemolín. Durante sus primeros años de vida, ejerció el oficio paterno de carretero. Pero tras quedarse huérfano, decidió abandonar el pueblo y viajar hasta Sevilla para alistarse en el cuerpo de Infantería de Marina.
En sus primeros años como soldado pasó por muchas naves y participó en muchas escaramuzas, como en la reconquista de las islas San Pedro y San Antioco, o en el bloqueo y la toma de Tolón. Y desde muy pronto dio muestras de valentía y entereza durante el combate. De hecho, se le solicitó entrar en la élite de la Infantería de Marina: los granaderos. Que era la compañía de confianza del batallón... la que siempre iba en vanguardia y abría paso al resto de soldados. Pero no fue hasta el 14 de febrero del año 1797, cuando se le presentó la oportunidad de demostrar de qué estaba hecho.
Por aquel entonces, el joven soldado estaba a bordo de la nave ‘San Nicolás de Bari’, uno de los buques que integraban la escuadra del teniente general Don José de Córdoba y que entró en contacto con la flota británica al mando del general John Jervis. La batalla tuvo lugar frente al Cabo de San Vicente, en las costas del Algarve portugués. La flota española era bastante superior en tamaño y armamento, pero estaba muy desperdigada debido a un fuerte temporal. Sabiendo que no habría un mejor momento, Jervis aprovechó la situación y atacó con fuerza.
Al igual que ocurriría después en Trafalgar, los buques británicos aprovecharon la mala disposición de los buques hispanos para el combate, y mantuvieron la línea mientras pasaban entre los navíos españoles, soltando ráfagas a babor y estribor. Doblando así su potencia de fuego.
La estrategia inglesa puso en jaque -incluso- al Santísima Trinidad, que por aquel entonces era el mayor buque de guerra del mundo, con 136 cañones y cuatro cubiertas de artillería. Y solo pudo salvarse por la actuación de Cayetano Valdés, al mando del buque ‘Infante Don Pelayo’. Se dice que el propio Valdés, viendo la humillante derrota que estaban sufriendo los españoles, amenazó con abrir fuego él mismo contra el Santísima Trinidad si su comandante osaba arriar la bandera en señal de rendición.
En total, la Armada española perdió ese día 8 de sus naves, cuatro de ellas fueron hundidas y las otras cuatro capturadas. Entre las segundas se encontraba el ‘San Nicolás de Bari’... y a bordo, Martín Álvarez Galán.
Antes de morir por las heridas recibidas, y viendo ya como inevitable el abordaje de las tropas británicas, el brigadier al mando del navío, Tomás Geraldino, le encargó a Martín la misión de defender y de mantener levantada la bandera del San Nicolás, en señal de que no había habido rendición alguna.
Los soldados ingleses del HMS Captain abordaron la nave. Y los infantes de Marina, arrinconadas en el castillo de popa, no flaquearon y cumplieron con su cometido hasta su muerte. Sin embargo, la rojigualda seguía izada. Pero el único que quedaba en pie para defenderla era el joven Martín Álvarez.
A pesar de las heridas, se negó a desfallecer. Un sargento británico llamado William Morris se acercó más de la cuenta, y Martín lo ensartó con su sable con tal fuerza que lo clavó en la pared. Y como ya no tenía fuerzas para recuperar la espada, echó mano de un fusil y siguió peleando... dando culatazos a todo soldado británico que osase acercarse a la bandera. Finalmente, y cuando el cuerpo a cuerpo ya había sido descartado, el soldado español fue abatido a tiros.
El capitán del HMS Captain, un tal Nelson, presenció la entereza del soldado español y ordenó envolver su cuerpo con la bandera de España que había defendido con tanta vehemencia. Pero al recoger su cuerpo, los soldados ingleses descubrieron que Martín aún seguía con vida. Por lo que fue atendido y desembarcado de urgencia.
Una vez se había recuperado de las heridas, recibió una misiva en la que se le ordenaba presentase ante al consejo de guerra que se había abierto en contra del teniente general José Córdoba y contra el resto de oficiales que habían dirigido la flota española en la derrota, ya que era el único español que podía dar testimonio de la captura del ‘San Nicolas de Bari’.
Durante el juicio, el general Núñez Gaona se dirigió a Martín y le preguntó: “¿Se encontraba (usted) en el navío ‘San Nicolás de Bari’ con ocasión de rendirse este barco a los ingleses?”. Martín lo negó. Confundido, el general le pidió que aclarase si efectivamente era tripulante del navío. Y Martín respondió afirmativamente. “Entonces, ¿por qué niegas haber estado en el ‘San Nicolás de Bari’ con ocasión de rendirse a los ingleses?”, le preguntó el general. A lo que Martín contestó: “Porque el ‘San Nicolás de Bari’ no se rindió, sino que fue abordado y tomado a sangre y fuego”.