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Aquel 4 de octubre en el que Unamuno le dijo las verdades del barquero a Franco

El rector de la Universidad de Salamanca denunció los excesos y crímenes que se estaban cometiendo en la zona sublevada
Unamuno  y Millán Astray, a la salida del Paraninfo de la Universidad de Salamanca en octubre de 1936
Unamuno y Millán Astray, a la salida del Paraninfo de la Universidad de Salamanca en octubre de 1936Edicion7
La Razón

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Por casi todos es conocido el histórico episodio que tuvo lugar en el paraninfo de la Universidad de Salamanca el 12 de octubre de 1936, con motivo de celebración del a la sazón llamado día de la Raza. Entonces, a comienzos de la Guerra Civil, el rector de la Universidad Miguel de Unamuno y el general de la Legión Millán Astray tuvieron un importante choque dialéctico:
"Vencer no es convencer", vino a decir Unamuno de manera muy resumida. A lo que Millán Astray (por seguir condesando mucho las palabras de aquel episodio) replicó con un "¡Viva la muerte!".
"Acabo de oír el grito necrófilo y sinsentido de '¡Viva la muerte!', y eso me suena lo mismo que ¡Muera la vida!", contestó el rector, añadiendo que como experto en paradojas esta le parecía "ridícula". "¡Muera la intigencia!", volvió a intervenir el militar. "Este es el templo de la inteligencia y yo soy su sumo sacerdote [...] Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis", dijo Unamuno.
Pero unos días antes, el 4 de octubre (hace hoy justo 88 años), el autor de 'Del sentimiento trágico de la vida' fue a visitar a Francisco Franco, recién nombrado Generalísimo y jefe del Estado, al Palacio Episcopal de Salamanca, convertido en cuartel general del ejército nacional.
Allí, Miguel de Unamuno, que apoyó la sublevación nacionalista pero se encontraba desencantado con el rumbo que había tomado la revolución por la muerte y los asesinatos que estaba cobrándose, que minaron seriamente su confianza en el alzamiento; decía que Miguel de Unamuno fue a decirle las verdades del barquero a Franco y a intentar interceder por la vida de algunas amistades como la del pastor protestante Atilano Coco.
Lo que exactamente le dijo entonces el intelectual vasco al militar africanista fue recogido al día siguiente por un periodista en una entrevista para la revista belga 'Esprit: revue international'. Años más tarde, la interviú con Unamuno fue recuperada por el bibliotecario de la Universidad de Salamanca, Severiano Delgado, que publicó lo dicho por el rector en su libro 'Arqueología de un mito', donde por cierto, desmiente que en el paraninfo se dijera lo que se ha contado siempre que se dijo.
El escritor y filósofo denunció los excesos y crímenes que se estaban cometiendo en la zona sublevada y la necesidad de que Franco, como nuevo "generalísimo de los ejércitos", pusiera orden porque "una cosa es conquistar y otra convertir" (idea luego repetida en el acto del paraninfo del día 12). También insistió en su reflexión de que en España se estaba librando una guerra internacional.
"He lanzado un grito de alarma -dice Miguel de Unamuno-. "He sido también el primero en proclamar que era necesario salvar la libertad de España".
"Pero ha pasado el tiempo. He visto otros excesos, esta vez en la extrema derecha, he visto otro peligro: los he denunciado al propio Franco".
"Se cometen crímenes, venganzas, ejecuciones sumarias, no aquí en Salamanca, sino en Valladolid, por ejemplo, y en los pueblos apartados donde reina la fuerza y la arbitrariedad", abundaba.
"Esto es inadmisible. He sugerido a Franco que debía hacer reinar el orden en todas partes. No se trata de conquistar; hay una diferencia entre conquistar y convertir."