"Blitzkrieg" aeronaval japonesa en el sudeste asiático
Tras Pearl Harbor, la maquinaria de guerra japonesa, poderosísima pero hambrienta de materias primas arrolló a sus enemigos, ocupando Filipinas, Java e incluso alcanzando las costas de Australia
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Desde el momento mismo en que se abrió al mundo occidental, Japón empezó un proceso de transformación que lo llevó a ser el país más industrializado de Asia y a la vez uno de los más pobres en materias primas esenciales para su desarrollo, lo que, unido al aumento de la población, abocó a las islas a buscar la expansión en el continente, chocando con China a finales del siglo XIX y con Rusia en 1904-1905, invadiendo Manchuria en 1931 e iniciando una nueva guerra con China en 1937. Tres años más tardes esta última contienda, que al principio había otorgado grandes triunfos al Ejército Imperial, se había convertido en una úlcera que drenaba sus recursos militares y que parecía no tener cura.
Entretanto, el estallido de la Segunda Guerra Mundial y las espectaculares victorias alemanas en Europa habían cambiado por completo la situación en extremo oriente, dejando los ricos territorios asiáticos de las potencias coloniales a merced de un nuevo postor, Japón, que necesitaba imperativamente el petróleo, el caucho y otros valiosos recursos que atesoraban. Los embargos estadounidenses, británicos y neerlandeses, sobre la chatarra de hierro primero y el petróleo y sus derivados después, llevaron al Gobierno nipón a un punto en que o bien renunciaba al territorio ganado en China y firmaba algún tipo de paz, lo que supondría una vergüenza nacional, o bien prendía fuego al sudeste de Asia en busca de los recursos que necesitaba.
El 7 de diciembre de 1941 la Flota Combinada atacó la base de la flota estadounidense en Pearl Harbor, causando inmensos destrozos. Se trataba de una maniobra secundaria destinada a debilitar a uno de sus adversarios, pues el objetivo principal eran las Filipinas, Malasia y las Indias Orientales Neerlandesas, donde las fuerzas armadas imperiales ejecutaron una violenta y eficaz "blitzkrieg" aeronaval que en apenas tres meses había puesto de rodillas a las fuerzas defensoras estadounidenses, británicas, australianas y neerlandesas. Los primeros objetivos atacados fueron las Filipinas –donde la fuerza aérea nipona aplastó a la estadounidense en tierra y obligó a la Flota Asiática a dispersarse y escapar– y Malasia, donde una larga serie de carencias y despropósitos defensivos obligaron a los defensores británicos y australianos a rendir la plaza de Singapur. Tras ellas caerían, como un castillo de naipes, las posesiones coloniales, principalmente holandesas, de Insulindia.
Aprovechando los cañones de sus cruceros y destructores y gracias a un dominio absoluto del aire, los japoneses fueron conquistando sus objetivos a placer. Los campos petrolíferos de Miri, en el oeste de Borneo, y de la isla de Tarakan, al este, cayeron los días 16 de diciembre de 1941 y 11 de enero de 1942, mismo día en que conquistaban también la localidad estratégica de Manado, en Célebes, gracias a una juiciosa combinación de desembarcos anfibios de frente y por retaguardia mientras una fuerza paracaidista tomaba tierra en el aeródromo. Unos días después, el 24 de enero, cuatro viejos destructores estadounidenses fueron capaces de colarse en la ensenada de Banjarmasin, en el este de Borneo, y hundir varios buques de transporte. Fue el único triunfo de las flotas aliadas. A partir de ese momento la presencia constante de la aviación sirvió o bien para forzarlas a retirarse o para mantenerlas vigiladas a la espera de que llegaran los cruceros propios.
El 14 de febrero los agresores añadieron un nuevo eje a su ofensiva con un nuevo asalto aerotransportado al aeródromo y las refinerías de Palembang, seguido al día siguiente por un desembarco a gran escala. Si hasta entonces los invasores se habían valido de las fuerzas especiales anfibias de la marina y de pequeñas agrupaciones tácticas regimentales compuestas por infantería, artillería, ingenieros e incluso carros de combate ligeros, en esta ocasión el Ejército desplegó una división al completo. Una vez más los defensores pudieron hacer muy poco y, de nuevo, a la rendición siguieron las masacres de prisioneros y el maltrato a la población en general.
El 1 de marzo de 1942, tras una rotunda victoria naval el 27 de febrero de 1942, los japoneses iniciaron el desembarco en la isla de Java, esta vez con más de dos divisiones. Para entonces y a pesar de que todavía había quienes, sobre todo neerlandeses, querían luchar hasta el final, los mandos sabían que todo estaba perdido. Las fuerzas navales empezaron a abandonar sus bases en busca de puertos más seguros para luchar otro día mientras las tropas neerlandesas se aprestaban al combate. Sin embargo, tras haberlo intentado casi todo –incluso el primer contraataque acorazado de su historia– tuvieron que rendir la isla el día 8. A falta de reparar y volver a poner en funcionamiento minas, pozos de extracción y refinerías, los japoneses habían conseguido su objetivo de hacerse con los preciados recursos, ahora tenían que conservarlos.
Para saber más...
- [[LINK:EXTERNO|||https://www.despertaferro-ediciones.com/revistas/numero/58-sol-naciente-expansion-japonesa-sudeste-asiatico-1941-segunda-guerra-mundial/|||Sol Naciente. La expansión japonesa en el sudeste asiático 1941]] (Desperta Ferro Contemporánea n.º 58), 68 páginas, 7,50 euros.