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¿Cuál fue la primera línea del metro de Madrid?

Su historia es similar en todas las ciudades del planeta y en su construcción participan ingenieros y arquitectos, siendo el más antiguo del mundo el de Londres

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En todas las grandes ciudades del mundo las personas se desplazan de un lugar a otro gracias al transporte subterráneo, el metro, que evita atascos, llega casi siempre puntual a destino con un poco de previsión por parte de los viajeros y es más ecológico que otros medios. El primer sistema de transporte subterráneo moderno se inauguró en Londres, Reino Unido, en el año 1863. Conocido como el Metropolitan Railway, este sistema tenía una ruta de seis kilómetros y se propulsaba mediante locomotoras de vapor. Inicialmente conectaba en dirección noroeste el corazón financiero de la capital (la City) con la zona que se convertiría en los barrios de Middlesex. Su primera línea enlazaba los itinerarios que llegaban a las estaciones terminales de Paddington y Euston y King’s Cross. La línea pronto se extendió desde ambos extremos y hacia el norte mediante un ramal que partió de Baker Street. Los ramales del sur llegaron a Hammersmith en 1864 y a Richmond en 1877; y la Línea Circular original se completó en 1884. 

La tracción eléctrica se introdujo en 1905, y en 1907 unidades eléctricas múltiples operaban en la mayoría de los servicios, aunque la electrificación de las secciones periféricas no se produjo hasta décadas después. Este sistema de transporte permitía el desplazamiento de viajeros en una urbe en expansión como era Londres a finales del siglo XIX, lo que facilitó asimismo la urbanización de todas las zonas a las que llegaba el metro.

Otras capitales en expansión, como París, también inauguraban su red de metro en el año 1900 con la línea Porte de Vincennes-Porte Maillot para dar servicio a la ciudad en el año en el que se celebraban en la ciudad los Juegos Olímpicos y la Exposición Universal. Muchas de las estaciones fueron diseñadas por Héctor Guimard en estilo modernista, siendo una de las señas de identidad de la ciudad. En Estados Unidos, Nueva York, una de las más efervescentes de América abría su línea de metro el 27 de octubre de 1904 que pertenecía al IRT (Interborough Rapid Transit) y corría por Manhattan, del City Hall a la calle 145 con Broadway. Actualmente es el metro con más paradas del mundo y cubre más de 462 kms. de recorrido. Esta forma de transporte subterráneo llega también a España, particularmente a Madrid, una ciudad que en la segunda década del siglo XX ya contaba con unos 600.000 habitantes y con una floreciente industria. Para mejorar el transporte se había electrificado la red de tranvías y multiplicado las paradas de coches de caballos, pero el sistema de trasporte era insuficiente para la ciudad.

En mayo de 1914 los ingenieros Carlos Mendoza, Miguel Otamendi y Antonio González Echarte presentaron al Ministerio de Fomento un nuevo proyecto de red de metro. Este proveería a la ciudad de cuatro líneas con una longitud total de unos 14 kms. con parte de los trayectos de las líneas 1, 2 y 4. El 19 de septiembre de 1916 se aprueba el proyecto por Real Orden publicada el 17 de enero de 1917, empezando las obras en abril de ese año. Se trataba de un macro proyecto en el que distintos bancos pusieron su capital hasta crearse la Compañía Metropolitana Alfonso XIII. Antonio Palacios fue el arquitecto de la compañía y se encargó del diseño del logotipo en forma de rombo, creando una imagen de marca reconocible, comparable a la que Héctor Guimard diseñó para el Metro de París y Otto Wagner para el de Viena. También se encargó del diseño de las estaciones como la de la Gran Vía, recientemente restaurada, o las Cocheras de Cuatro Caminos.

Nuevas estaciones

Las Cocheras fueron el núcleo tecnológico de la nueva compañía. Se edificaron en terrenos que la empresa compró en el suburbio de Madrid, en el espacio vacío que quedaba entre los límites de la ciudad y una población próxima que era Tetuán de las Victorias, actual distrito de Tetuán. Unos dos años más tarde, en 1919, la red de metro de Madrid fue inaugurada por el rey Alfonso XIII. Las líneas de metro de Madrid fueron creciendo progresivamente creándose nuevas estaciones en la ciudad. El 26 de diciembre de 1921 se inaugura la primera ampliación de la línea hasta Atocha (hoy Estación del Arte), de 1,8 kms. y con dos paradas intermedias: Progreso (hoy Tirso de Molina) y Antón Martín. Paralelamente se autorizan la ampliación a Puente de Vallecas y la construcción de la línea Este-Oeste entre Sol y Ventas reaprovechando espacios para la construcción de nuevas estaciones.

La de Tirso de Molina está levantada sobre el antiguo cementerio del convento de la Merced, un edificio que despareció con la desamortización de Mendizábal en 1834 y debe su nombre a un fraile del convento conocido como poeta y dramaturgo fallecido en 1648 y autor de obras tan conocidas como «El burlador de Sevilla» o «El convidado de piedra». Cada parada de metro nos lleva a otro tiempo, a otros espacios de ciudades que creemos conocer y nos deja ecos de poetas, descubridores y viajeros como Colón y pueblos como Carabanchel que hoy han sido engullidos por la propia ciudad. Cada nombre en un triángulo es un recuerdo de nuestra historia.