El Museo Arqueológico ya muestra el sarcófago de la sacerdotisa y música de Amón
Tras una importante restauración, la pieza, que ha recuperado parte de su esplendor, podrá verse, entre los féretros de Ihé y Bak, por primera vez tras casi 120 años sin poder hacerlo
Madrid Creada:
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En esta historia del Museo Arqueológico "el artista antiguamente conocido como Prince" no es el artista de Mineápolis, sino un cuerpo que vaya usted a saber dónde está (y en qué condiciones). Ni siquiera se llamaba Prince, aquí era Ruru. Pero ya no. Después de años confundiendo a la artista (porque también lo fue) con Ruru, resulta que una nueva investigación ha dicho que no. Que de Ruru, ni rastro. No queda ni el nombre. Aunque tampoco es significativo el asunto, pues, como se ha dicho, sus restos son historia.
Lo que sí tiene valor (porque es de lo que disponemos) es su ataúd: un sarcófago grande, de dos metros de largo por 86 centímetros de ancho, con la caja y la cubierta superior decoradas de una manera bastante rica. Es la propia difunta la que aparece representada por las paredes del mismo haciendo ofrendas a los cuatro hijos de Horus, con una línea de inscripción en la que se les menciona. Dentro, es la diosa Neftis la que da cobijo a la fallecida en su viaje al Más Allá.
Han sido décadas pensando que la propietaria de dicho nidito era Ruru, sacerdotisa y cantora de Amón, un cargo para las mujeres vinculadas a la realeza o a la nobleza. No obstante, las investigaciones que han seguido al proceso de restauración comandado por Ignacio D'Olhaberriague señalan que allí yacía la señorita "amada en la boca de Amón, Mer (t) - Ra - Amón", como asegura la conservadora y jefa del departamento de Antigüedades Egipcias y Oriente Próximo del MAN, Esther Pons. Eso sí, el título de "sacerdotisa y música de Amón" no se lo quita nadie.
Expuesto desde hoy en la sala 35 del museo (entre entre los féretros de Ihé y Bak), el ataúd egipcio de 3.000 años de antigüedad se puede ver por primera vez desde que hace casi 120 años se guardara en los almacenes. "El principal problema de esta pieza es que, junto a su antigüedad, ha sido bastante débil en el pasado. Se encontró la pieza y en el año 86 se hizo una intervención integral de caja y fue correcta, pero con el paso del tiempo esos materiales y esos productos que se utilizaron también envejecen. Había que revisarlos y ponerlos un poco al día, digamos. Este ha sido el tratamiento principal de la restauración", explica D'Olhaberriague de una pieza que entró en taller en un estado "muy delicado" por sus alteraciones en el soporte y en la policromía. Por ello, el experto ha realizado labores de limpieza y repintado para recuperar "los pigmentos originales y potenciar la legibilidad y decoración pictórica".
Aunque se trata de una donación del Gobierno egipcio a España en 1893 (el ataúd fue encontrado en 1891 en el escondrijo secreto de Bab el-Gaus, que contenía las momias de sacerdotes y sacerdotisas del templo de Amón en Tebas, Luxor), no fue hasta dos años después cuando el ataúd ingresó en la colección del museo dependiente del Ministerio de Cultura y solo se expuso en las salas en 1905.
Como apunta Isabel Izquierdo, directora del Arqueológico, "hay una invocación a la propietaria de este ataúd como sacerdotisa y música de esta divinidad, Amón. El mundo de la música en las culturas de la antigüedad está vinculado al mundo sagrado y en especial al ámbito femenino. En la cultura egipcia, por supuesto. Esto nos da mucho juego desde el punto de vista de la difusión de estas colecciones".