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Historia

James Holland: «Es posible una tercera guerra mundial, no creo que Putin tenga ganas de pararse»

El historiador publica un libro ilustrado de la Segunda Guerra Mundial, rebate que el ejército alemán fuera el mejor de la contienda y muestra su preocupación ante el auge de la extrema derecha y el populismo

El historiador James Holland está renovando la mirada sobre la Segunda Guerra Mundial con sus libros
El historiador James Holland está renovando la mirada sobre la Segunda Guerra Mundial con sus librosGonzalo PérezLa Razón

«Es importante aprender y no olvidar jamás las lecciones que nos dejó la Segunda Guerra Mundial para evitar que ciertas situaciones políticas se vayan de las manos hoy en día. Del crack del 29 nació lo que podría ser el populismo. Los nazis tuvieron su oportunidad como consecuencia de este caos financiero. Debido a él, vinieron las turbulencias políticas de los años 30. Esto ocurrió a lo largo de toda Europa, Japón y Estados Unidos. En la actualidad, con la crisis de 2008, han regresado las convulsiones, el aumento del populismo y, de nuevo, el malestar a la política. Escocia, como Cataluña, quiere separarse. Y existen personas como Orbán y Trump que ejercen el liderazgo. Y luego está, el Brexit y las tensiones internas en Estados unidos. Si lo pones todo junto es una perfecta tormenta. A esto debemos sumar la guerra de Ucrania, con los gastos económicos derivados, y lo de Israel y Gaza... Los patrones se están repitiendo igual que en el pasado. Creo que es muy preocupante. Pienso que ahora todo el mundo tendría que conocer mucho mejor lo que ocurrió en 1939».

 James Holland está sentado en su despacho, delante de una estantería con los anaqueles repletos de libros. Lleva el pelo peinado hacia atrás y sonríe con la afabilidad que es frecuente encontrar en él. Una expresión que solo cambia al conversar sobre asuntos de suma relevancia y que nos afectan a la mayoría. En muchos de ellos distingue fantasmas que ya asomaron en otro tiempo en Europa. «Pienso que sí, que es cierto, que es posible una tercera guerra mundial. Ojalá que no suceda y, desde luego, no puedes predecir el futuro, pero existen patrones en el comportamiento humano actual que ya hemos visto ya. Tengo la impresión de que Putin no tiene ganas de pararse donde está hoy. Tiene el deseo de revivir un gobierno unipersonal en el Este de Europa. Y creo que existen grandes posibilidades de que intente expandirse hacia los países bálticos, aunque el botón nuclear, sería un último recurso».

El historiador acaba de publicar «La Segunda Guerra Mundial. Una historia ilustrada» (Ático de los libros), un compendio que recorre los principales hitos de este conflicto. Un texto que llegaba acompañado por los dibujos de Keith Burns. La obra glosa, con una inusual exhaustividad, una contienda que se convirtió en un pulso a las democracias existentes y que puso a prueba a todo el mundo. «No se puede contar todo en un solo volumen. Pero está la mayor parte de las acciones de combate que se llevaron a cabo y los principales actores y protagonistas que influyeron en los eventos que se fueron sucediendo. La guerra es un drama y no puedes contar todas las historias humanas que contiene, pero, por lo menos, he intentado cambiar la típica narrativa que todavía permanece».

Entre los puntos de vista que ha modificado están algunas creencias elevadas casi a rango de tópico y que están muy difundidas. Una de ellas se refiere al genocidio judío: «Por supuesto que lo sabía el alemán común. Las tropas mandaban fotos de las atrocidades que cometían. No me puedes decir que los alemanes desconocían lo que ocurría. Este es el motivo, además, por el que todos ellos estaban preocupados por la llegada de los rusos, porque sabían lo que les podía suceder por la venganza». Otro aspecto que rectifica es que el mejor ejército del conflicto fue el alemán, algo que él desmiente de forma categórica. «Suele afirmarse que fueron las mejores tropas y que solo las lastró que Hitler era un mal estratega. La realidad es que los americanos fueron las fuerzas más importantes. La relevancia de la URSS se ha exagerado al afirmar que fue el responsable de matar a la mayor parte del contingente alemán. Hay que tener en cuenta que la mitad del presupuesto de la Luftwaffe estaba volcado contra los aliados occidentales. No se puede identificar la estrategia con el número de bajas y tropas porque es algo que no está ligado».

Para Holland existe una clave más que se pasa por alto, que es el nivel operacional: el que une todas las cosas entre sí para conseguir la mayor eficacia: tropas, fábricas, táctica. «Cada nación tiene situaciones distintas. Gran Bretaña no tiene que producir porque recibe suministros y puede centrarse en la guerra. Alemania tiene cerrada la salida al mar, salvo un poco el acceso al Báltico. Pero no tiene flota. Su forma de luchar es lanzar invasiones rápidas, como hizo en Polonia y Francia. Es la táctica general de los alemanes. Se habla mucho de su brillantez táctica, pero eso justo es una señal de su debilidad. Formaron grupos de combate rápido porque tenían muy poco que organizar. Los aliados, en especial los norteamericanos, en cambio tienen que coordinar el poder naval, la artillería, los ingenieros, la infantería... todo este tipo de cosas. Y esto no lo puedes organizar de repente».

¿Qué debemos tener en cuenta hoy de la República de Weimar?

Esto es muy importante para hoy. Existía pobreza, pero la República se recuperó y Alemania comenzó a funcionar como una nación democrática. El problema fue la caída de Wall Street. De las elecciones de Weimar debemos aprender, sobre todo porque era una democracia efectiva y muy liberal, que fue engullida por el populismo y convertida en un estado fascista. Y un estado fascista con una ideología terrible, como fue el fascismo alemán, que era peor que el español y el italiano.

¿Podremos hoy parar el populismo en Europa?

Solo puedo hablar del Reino Unido. Gran Bretaña es bastante estable. La inmigración es un gran tema y hay que solucionarlo. El coste de la vida se está extendiendo, los políticos tradicionales no aportan soluciones a las masas. Pienso que ellos tendrían que dejar de malgastar dinero y bajar el coste de la vivienda. Una de las formas es invirtiendo en viviendas públicas. Creo que Europa debería construir más armas para evitar que Rusia se expanda militarmente. Lo que ocurre en España tiene mucho interés, también. O lo de Holanda o Japón. La extrema derecha es preocupante, sobre todo cuando eres un centrista.

Hubo historiadores y arqueólogos que participaron en 1939. ¿Usted hubiera combatido?

(Risas). Muy interesante esto. Yo sí hubiera luchado en la Segunda Guerra Mundial. Cada generación tiene que proteger a las que tienen que llegar después. Uno hubiera pensado que tras la Segunda Guerra Mundial, no volvería a ocurrir un conflicto. Pero tenemos la contienda de Ucrania. Hay grandes bajas. Y los números son increíblemente altos entre las tropas rusas. Pensábamos que esta violencia de la guerra no la volveríamos a vivir, que una época con esos bombardeos no se daría de nuevo, pero ahora los vemos de nuevo en Ucrania y Gaza. Recuerdan a los del 39, por muchos misiles guiados que existan. Rusia gastó todo su armamento sofisticado al inicio de los enfrentamientos. Creíamos que estas armas reducirían las bajas, pero no es así. Además, hay minas, ametralladoras, trincheras y los tanques apoyan a la infantería. La guerra hoy es igual que la de hace décadas. Y el lenguaje de la guerra es brutal. La guerra es brutal».

Holland no pierde vista las similitudes entre los ataques de la Segunda Guerra Mundial y lo que sucede en Gaza. «Los terroristas palestinos entraron en Israel y masacraron a esas personas de una manera terrorífica. Estamos hablando de decapitaciones y de violaciones de civiles y de niños. Nosotros lo vemos todo desde España, Reino Unido o Portugal o desde más lejos, y no entendemos el deseo de venganza que despiertan esas acciones. Dicho lo cual, no hay duda de que Israel no puede hacer lo que quiera. En Israel persiguen que haya menos terroristas, pero con la situación actual de Gaza hay mucha gente enfadada y pobre. Eso alimenta el terrorismo. Lo deseable es que se llegara a un acuerdo de paz, pero primero tienes que encargarte de Hamás y ayudar a que Gaza esté mucho mejor. Me preocupa palestina, pero también pienso que hay un trasfondo de antisemitismo. Eso no quita que Netanyahu lo haya hecho muy mal».

Para Holland, además, la proliferación de fotos y vídeos de las guerras actuales, tienen una consecuencia: «Nos deshumanizados con al verlos. Es inevitable. Cuando ves a alguien muerto en acción, en directo, te quedarías traumatizado. Por décadas. Pero cuando es de manera indirecta, esas escenas con cadáveres nos deshumanizan. Creíamos que habíamos abandonado ese mundo, pero no».

Entre los motores que hacen avanzar la historia, historiador ha identificado uno: el odio. Algo que, junto a los prejuicios, hizo que el Viejo Continente tomara la senda de la confrontación. «El odio influye. Pero después existen momento en que llegas a una encrucijada y debes tomar una dirección u otra. Es donde son fundamentales las personas. ¿Las Torres Gemelas hubieran caído sin Osama Bin Laden? Quizá hubiera habido otros ataques, ¿pero ese? Los individuos son quienes hacen la historia. La mayoría de las personas son buenas. Solo desean seguir con sus vidas. Pero no fueron ellas las que determinaron la confrontación de 1914 y la contienda del 39. Fueron otros. Estados unidos está llegando a un cruce de caminos con Trump. Estos son los caminos a los que me refiero y que nos llevaron a la guerra en otro tiempo».