Cristina Peri Rossi, la insumisa de la palabra
La ganadora del Premio Cervantes 2021 no asistió ayer al acto por motivos de salud y fue Cecilia Roth quien leyó su discurso ante los Reyes
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El compromiso, la resistencia y la insumisión. Tres elementos que siempre han jugado un papel primordial en la vida y obra de Cristina Peri Rossi. La escritora uruguaya (Montevideo, 1941), más que inconformista, es una mujer que sabe luchar con la palabra. A sus 80 años, reivindica la literatura no como la necesidad de duplicar la realidad, sino «de ironizar o interpretarla. La literatura es compromiso, ya lo dijo Jean- Paul Sartre, y compromiso es todo, desde un artículo contra Putin o un homenaje a las mujeres violadas y martirizadas en Juárez hasta los relatos de Cortázar». Estas palabras pertenecen a Peri Rossi y fueron ayer transmitidas a través de la voz de la actriz argentina Cecilia Roth ddurante la ceremonia de entrega del Premio Cervantes 2021, galardón otorgado a la Peri Rossi, quien no asistió al acto «por motivos de salud». Tras estos dos últimos años pandémicos, la ceremonia se celebró en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), acto presidido por los Reyes y que contó con la asistencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y del ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, entre otras personalidades del mundo de la política y la cultura.
Peri Rossi, que es la sexta mujer en recibir el Cervantes desde que se otorga el primero en 1976, marcó su discurso con referencias al Don Quijote de Cervantes. Pero ya no solo sobre la locura del hidalgo, sino con otras sobre la pastora Marcela, aquella mujer que, asediada por los hombres por su belleza y riqueza, decide aislarse y refugiarse en el campo. Al igual que Helena en la «Ilíada» se rebela contra la sociedad que considera la hermosura como único atributo de la mujer: «Cervantes desacraliza la belleza como atributo femenino y convierte a Marcela en una heroína trágica», dijo ayer Roth en nombre de la escritora. «Por supuesto –continuó–, posteriormente sería calificada de histérica, frígida y neurótica al no asumir el rol que le asignaba la sociedad patriarcal. La comprensión que manifiesta Don Quijote hacia un personaje femenino real me hizo pensar que la locura puede ser un pretexto de exclusión de aquellos que esgrimen verdades incómodas, lección que evidentemente aprendí pagando un precio muy elevado». El tío de Peri Rossi fue el que le abrió la ventana hacia el universo literario a través de su gran biblioteca, pero «nunca me habló nunca de este pasaje cervantino, del mismo modo que me advirtió que las mujeres no escribían, y que cuando lo hacían se suicidaban, como Safo, Virginia Woolf o Alfonsina Storni», explicaba la ausente galardonada. De esta manera, reivindicó cómo, al igual que Marcela, tuvo siempre claro en su vida y en su obra que ser mujer e independiente en una sociedad patriarcal «era raro y sospechoso. Tuve que exiliarme de la dictadura uruguaya porque había advertido y denunciado su llegada, y, como castigo, mis libros, y hasta la mención de mi nombre, fueron prohibidos; salvé la vida milagrosamente y vine a parar a España, donde otra feroz dictadura oprimía la libertad. Convertí la resistencia en literatura, y, en lugar de renunciar, como Marcela, desde mis libros, desde mi vida, he intentado como doña Quijota ‘’desfazer’' entuertos y luchar por la libertad y la justicia».
La promesa de no enmudecer
Dice la escritora de «La insumisa», «Estado de exilio» o «La nave de los locos» que si hay algo «típicamente masculino» eso son las guerras. Y recordaba al principio de su discurso cómo fue tomando consciencia en su vida de los conflictos que asolaban el mundo: «En mi barrio conocí muchos exiliados españoles, porque en España había una terrible dictadura que había matado a miles y miles de personas y hecho huir a otras miles. El mundo parecía un lugar muy peligroso fuera de Montevideo», recordó Peri Rossi, «pero la biblioteca de mi tió me permitió conocer que siempre había sido así, desde los orígenes. Los motivos de las guerras parecían siempre los mismos: el ansia de poder y la ambición económica». Con esto, y haciendo alarde de lo que Miquel Iceta mencionaba en su intervención, definiendo a la uruguaya como una mujer «con la promesa de no enmudecer», Peri Rossi volvió a mostrarse como esa gran insumisa de la palabra: «Mientras algunos se dedican fanáticamente a hacerse ricos y a dominar las fuentes del poder, otros nos dedicamos a expresar las emociones y fantasías, los sueños y los deseos de los seres humanos», leía Roth en nombre de la poeta. Y fue eso lo que, a ojos de Peri Rossi, hizo Cervantes con su Quijote: relacionar la cruda realidad con la magia de la imaginación. «No había leído nunca un libro donde el autor declarara que su protagonista estaba loco, pero, a su vez, me emocionaba que su propósito fuera “desfazer” entuertos y establecer la justicia, cosa que me parecía harto razonable dado el estado del mundo».
«A veces me ensombrece el miedo a que la maldad y la violencia sean en realidad una constante de la existencia humana, y la lucha entre el Bien y el Mal se eternice, o sea ridiculizada, como ocurre en el mismo libro de Cervantes. Pero cuando escucho el aria de Sansón y Dalila o “Algo contigo” , cantada por Susana Rinaldi, recupero una parte de la fe en el bien», añadía Peri Rossi por boca de Roth, siempre tan comprometida con la justicia, tan resistente a través de la literatura, tan insumisa ante el poder.