Elena Poniatowska: «Las acciones prueban que Putin es un tirano»
Publica «El amante polaco», donde da cuenta de la azarosa suerte de su familia y evoca su propio devenir
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Esta es la historia de un país, Polonia, que fue borrado de los mapas en las posteridades del siglo XVIII, en 1795. Pero también es el retrato vital y épico del último hombre que ocupó su trono y la de una mujer, llamada Elena, que, en el agitado y turbulento siglo XX, alcanza las costas de México y dedicará su vida a encontrar las palabras más exactas y apropiadas. Elena Poniatowska, Premio Cervantes en 2013, no es una escritora hecha de cobardías o timideces, sino que se muestra en su actitud valiente y sin complejos. Una escritora a quien no le arredra el abismo de la edad y que a sus 90 años aborda su proyecto literario más ambicioso y uno de los más extensos: la del relato de su vida y sus antepasados. «El amante polaco» (Seix Barral) es un texto que desborda las barreras propias del género de la novela histórica para trazar, junto a pasajes de otra época, un retablo de emociones, recuerdos, vivencias y otras evocaciones que provienen del pasado y que, gracias a la escritura, recuperan su vivacidad y también un hueco en el presente.
Uno de los protagonistas es Stanislaw Poniatowski, un individuo de una enorme altura política y ética, que deseaba expandir la educación en la población para sacarla de su ignorancia, que era uno de los deseos de los ilustrados. «Era una persona con ideas muy modernas para entonces. Es cierto que deseaba llevar a cabo esa campaña pedagógica. Ojalá hubiera hoy en día líderes como él. Creo que los políticos tendrían mucho que aprender de su persona. Estuvo al lado de Catalina la Grande, que también estaba muy bien enseñada. Ella aprendió francés, polaco y ruso. Era una mujer poderosa. Él se enamoró de ella, pero, por lo que he podido leer, él era más sensible que Catalina».
Elena Poniatowska, acomodada en una silla, habla como las personas que están acostumbradas al diálogo y sus sinuosos recorridos. Para comentar pasajes de su libro, prefiere antes dar un preámbulo, acercarse a través de un circunloquio en el que siempre viaja un dato biográfico o una anécdota enriquecedora que ilumina un aspecto de su vida o ilumina parte de su perfil como escritora. Pero, en cambio, ante los temas axiales, Elena Poniatowska prefiere ser más concreta y taxativa para fijar las cosas y dejarlas claras. «Es cierto que para Polonia y para Ucrania ha sido fatal ser vecinos de Rusia, porque los rusos son expansionistas, siempre le van comiendo la tierra a sus vecinos, se van imponiendo en todas partes», reflexiona, antes de apuntar: «Putin no ha dado ejemplo de ser un hombre generoso, un hombre finalmente inteligente, sino un tirano y sus acciones demuestran que son las de un tirano».
La novelista, que ha reconocido que recuerda pocas palabras polacas, «algo que me duele», no eludió el mundo tapizado de desigualdades que vivimos y partió una lanza por las mujeres, que padecen tantas injusticias. «Existe el maltrato a las mujeres. Hay una enorme pobreza y la padecen, de manera especial, las mujeres que trabajan en el campo y que acuden a las ciudades para trabajar en las casas. Creo que tenemos que denunciar la pobreza, pero también el exceso de las horas de trabajo y el maltrato. Debemos, de verdad, cambiar de veras la situación que tenemos. Vengo de México, donde pocos tienen las oportunidades que yo he tenido. Allí viven muchos niños y niñas que no pueden acudir a la escuela, que no tienen las posibilidades de ir. Los que sí pueden, van a unas escuelas insalubres, pobres. Estos chavales están en el entorno de todas las ciudades y te duele salir y verlos, y las escasas oportunidades que tienen de escapar a ese destino a pesar de que son inteligentes».
Un asunto espinoso
La escritora salió al paso a las críticas que López Obrador, el presidente de México, que reclamó a España que pidiera disculpas por la conquista de América. «Han pasados tantos años que en realidad esa demanda me parece absurda. Es una petición que no me explico y con la que no estoy de acuerdo. No coincido en nada con lo que ha dicho». Unas palabras que dan fe del espíritu combativo de la escritora, que proviene de una familia que ha dado demostraciones de valor en momentos cruciales de la historia. «En mi familia todos eran franceses y luchamos en la Segunda Guerra Mundial como. Mi primer hermano murió en Holanda, cuando una bala le impactó justo cuando salía de su tanque. Mi padre, que también combatió, atravesó los Pirineos a pie para alcanzar a De Gaulle en África. Estoy orgullosa de las acciones militares que enfrentaron mis familiares y también de su moral y su predisposición». Poniatowska no eludió la referencia a un capítulo polémico, en el que relata que fue violada y quedó embarazada. «¿Cómo no lo iba a explicar? Se lo consulté a mi hijo y me dijo que le parecía bien. Era a él a quien debía consultar. Tenía una obligación moral».