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La “Patria Grande” de hispanos y portugueses

Ramón Peralta publica un nuevo ensayo centrado en la Comunidad Iberoamericana, en su formación y posible destino
ANDRE COELHOEFE
La Razón

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El nuevo ensayo del profesor Ramón Peralta lleva por título Comunidad Iberoamericana. Formación y destino de una Comunidad de Naciones. En siete capítulos analiza con maestría la formación de Iberoamérica y su devenir histórico tras la emancipación de los territorios hispanoamericanos de la Corona española. El doctor Peralta, director de la Cátedra Iberoamericana de Historia y Derecho Político, parte de una idea fundamental: los españoles creamos sobre el suelo americano una civilización propia, específica del Nuevo Mundo, la civilización hispanoamericana.
La población autóctona nativo-americana participa también de esta civilización que surge a partir de la fundación de ciudades y del mestizaje hispano-indígena. El autor destaca la fundación de más de 300 ciudades entre principios del siglo XVI y mediados del XVII, hecho fundamental para comprender la nueva organización del territorio y la consiguiente hispanización del Nuevo Mundo. Hay cierto paralelismo entre lo que fue la romanización de Europa y la hispanización de América. Así, hoy, la mayoría de la población del continente iberoamericano es criolla y mestiza y tan solo un 7% son indígenas nativo-americanos.
Peralta incide en que la identidad criollo-mestiza supone la etnocultura propia y peculiar de Iberoamérica siendo el español (junto al portugués de Brasil) el idioma propio de la misma. Lo criollo sería lo español adaptado a la tierra americana evolucionado en su relación con las gentes indígenas. Hay un estilo criollo que caracteriza al subcontinente en lo urbanístico, la arquitectura, las costumbres, la música, la literatura, la gastronomía, en la sociabilidad general, y ese es el estilo hispanoamericano.
Después de tratar la cuestión de la emancipación, con la interesada injerencia británica, y la creación de los Estados iberoamericanos, el autor profundiza en el movimiento cultural hispanoamericanista de la primera mitad del siglo XX que se caracteriza por la demanda de una mayor integración entre los Estados soberanos resultantes del proceso emancipador respecto de la monarquía española como Estado matriz. En el ensayo se destaca, en este punto, el enorme legado hispánico en América, lo que se traducirá en la existencia de una nacionalidad continental o supernación, la llamada «Patria Grande», que abarca desde Santa Fe de Nuevo México hasta la Tierra del Fuego.
La cuestión que se plantea es la de dar una forma política concreta a ese gran espacio iberoamericano. Peralta considera que el término correcto sería el de «Comunidad de Naciones» en cuanto conjunto de Estados soberanos que participan de una identidad etnocultural con contigüidad territorial. Se trata de que en el siglo XXI existe un conjunto de pueblos hispanoamericanos que están obligados a replantear sus relaciones mutuas y su posición conjunta en un mundo globalizado.
El autor, en términos geopolíticos, destaca como misión principal en este siglo XXI, comprender ese gran espacio iberoamericano como un proceso de reintegración de naciones. Así, las repúblicas iberoamericanas conservan su soberanía pero acuerdan, a su vez, introducir algunos elementos confederales en sus relaciones a partir de la concreción de un tratado constitutivo de la Comunidad de Naciones, donde España y Portugal se integren como la parte europea de la misma. Peralta se refiere a esos necesarios elementos confederales, en el marco de un mercado común, elementos concretados en el establecimiento de instituciones comunes como la Conferencia Iberoamericana de Presidentes, junto a la Secretaría General Iberoamericana, una Corte Iberoamericana de Justicia e, incluso, una fuerza armada conjunta destinada a garantizar la integridad territorial de los Estados y a intervenir puntualmente en un Estado miembro en caso de que peligrara el Estado democrático de Derecho. Todo ello conformaría un «Sistema Iberoamericano» como integración del sistema de Estados que componen la región como nacionalidad continental.
El capítulo final del libro está dedicado al español como idioma global del siglo XXI, el idioma propio de la Comunidad Iberoamericana de Naciones, junto al portugués de Brasil; dos lenguas ibérico-romances hermanas e intercomprensibles. El autor se fija en el idioma común como factor clave de identidad. Hablamos de pueblos hispanoamericanos porque es el idioma propio, el idioma materno, lo que define principalmente la pertenencia etnocultural de los americanos de habla hispana, y el español, sin duda, vertebra cultural, intelectualmente al conjunto de la comunidad hispanoamericana. El idioma español es el principal heredero del latín tanto por su extensión geográfica como por su número de hablantes y es la segunda lengua del mundo en número de hablantes nativos y segundo idioma de Occidente después del inglés. Comunidad Iberoamericana e idioma español van de la mano. Nuestra lengua común, vital y creativa, es un valioso instrumento de integración y proyección global en todos los ámbitos, político, cultural, económico, tecnológico.
Estamos, pues, ante un magnífico ensayo de una peculiar hermenéutica con el estilo característico del autor, un nuevo ensayo del doctor Peralta que supone una revisión en positivo del mundo hispánico planteando, desde parámetros etnoculturales y geopolíticos, la necesidad de construir de manera efectiva un gran espacio iberoamericano como un polo soberano y activo en un mundo globalizado y multipolar.
  • Comunidad Iberoamericana (Univ. Complutense de Madrid), de Ramón Peralta Martínez, 198 páginas, 16 euros.

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