Literatura

Libros de la semana: de los diarios de Rafael Chirbes al intento de Alemania de olvidar su pasado nazi

Las novedades editoriales también incluyen la esperada nueva novela de Aixa de la Cruz y la revisión de los clásicos de Nuccio Ordine

El escritor Rafael Chirbes
El escritor Rafael Chirbeslarazon
«Diarios. A ratos perdidos, 3 y 4»Rafael Chirbes, de Céline o Buñuel a la tristeza del desamor
►La tercera y cuarta parte de estos diarios vuelven a descubrir fascinantes intimidades confesadas y certeras reflexiones
★★★★
Jesús FERRER
El año pasado se publicaban las dos primeras entregas de los «Diarios» de Rafael Chirbes. En ellos hallábamos la trastienda creativa de sus novelas, un compromiso civil de reivindicativo carácter social, su desinhibida pulsión homoerótica, una contestataria independencia estética y su rechazo a los habituales fastos literarios. Aparecen ahora la tercera y cuarta parte de este fascinante conjunto de confesadas intimidades, certeras reflexiones y cotidianas incidencias. Se recogen detalladamente experiencias comprendidas entre 2005 y 2007, contando también, entre un mar de anotadas lecturas e impactantes vivencias, sus desplazamientos a Nueva York, Berlín o París, muestra de un cosmopolitismo de irónica mirada viajera. Referentes como Montaigne, Baudelaire, Céline, Canetti, Poe o «La Regenta», constituyen un imaginario figuradamente familiar muy entrañado en su ser intelectual, sin olvidar la fascinación por el cine clásico y por Buñuel, ejemplos para el diarista de una desgarrada elegancia visual.
Lejos de cualquier engreimiento autorial, se reflexiona acerca del protagonismo del lector y la autonomía de los seres de ficción: «La buena literatura solo surge cuando el autor se pone a la altura de todo el mundo, creando personajes que sepan más que él, que le pongan ante disyuntivas que saquen a la luz sus propias contradicciones en el juego de ping pong de ir de uno a otro». El paso del tiempo, la amenaza de la soledad, la asumida misantropía, el deterioro de la edad y la obsesiva perfección literaria recorren estas páginas en un eficaz ejercicio de penetrante introspección crítica. La cotidianidad convertida aquí en materia narrativa.

Valiente exhibición

No se obvia la dura realidad del desamor: «¿Cómo debe de ser eso de vivir rodeado de cariño, de atenciones? ¿Podría soportarlo? Qué difícil, qué hostil ha sido siempre cuanto me ha rodeado». La esperanza que amortigua esta desolación es la literatura junto a la complicidad con un lector que asiste fascinado a una valiente exhibición de minucioso intimismo. Este dietario es ya un clásico de la escritura autobiográfica y paratextual.
▲ Lo mejor
La sinceridad en la expresión de filias y fobias literarias, así como de íntimos temas personales
▼ Lo peor
Nada puede ser destacado en un tan riguroso ejercicio de análisis autorreferencial
«La fábrica de canallas»:Cuando Alemania intentó olvidar su pasado nazi
►Chris Kraus alcanza con esta obra, donde trata el silencio entre la población germana tras su funesto pasado nazi, la cima de su trayectoria
★★★★
Toni MONTESINOS
Antes de abordar esta gigantesca novela cabe una aclaración: que el lector no confunda al autor que firma «La fábrica de canallas» –Chris Kraus, un director de cine nacido en Gotinga, en 1963, y del que nos llega ahora la tercera de sus cuatro novelas–, con Chris Kraus, neoyorquina, que tiene varios libros traducidos al español. El autor alemán ha llegado al culmen de su trayectoria con una obra inspirada en sucesos reales; de hecho, cuando vio la luz en 2017, puso de nuevo encima de la mesa uno de los más traumáticos dilemas de la sociedad germana surgida de la Segunda Guerra Mundial. Estamos hablando del silenciamiento que se fue consolidando entre la población por el funesto pasado nazi, que conllevó una relación incompleta entre las diferentes generaciones dentro de cada familia.
Tenemos a dos hermanos estrechamente unidos, Hub y Koja Solm, que caen en las promesas del nacionalsocialismo en Letonia y en Berlín. El problema vendrá cuando descubran que Ev, la hermana adoptiva, tiene orígenes judíos, lo que provocará a Koja, miembro ya de las SS, a intentar salvarla de que la asesinen. Eso nos llevará a la guerra y a las cárceles soviéticas, con el muchacho al fin huyendo con Ev a Israel. La novela tiene una motivación política que podría asociarse al auge de los movimientos de extrema derecha que sacude hoy Europa, pero, ateniéndonos a lo literario, tenemos que valorar el esfuerzo de Kraus, que nos coloca también en la Guerra Fría.

Escándalos y verdades

«La fábrica de canallas» deviene un relato de espías, en el contexto de la aparición, en 1956, del servicio secreto alemán, que parte del momento en que a Koja le hieren de gravedad y, en un hospital, le cuenta su vida a un jipi con el que comparte habitación. Y todo en una narración donde no faltan los personajes históricos, como agentes procedentes del nazismo al servicio de la CIA, el FBI y otras agencias de EE UU, y que tenían a sus espaldas crímenes escalofriantes. Kraus construye una gran parábola política, resultado de más de diez años de trabajo investigando; ello le depararía saber, a medida que escribía sobre los escándalos y verdades ocultas que acompañaron al nacimiento de la Alemania democrática, que su abuelo formó parte de los equipos de matanza de las SS.
▲ Lo mejor
La inclusión de aspectos políticos y otros amorosos dentro de un contexto concreto
▼ Lo peor
El lector puede quedar abrumado dada la extensión de este fresco histórico y familiar
«Los hombres no son islas»: Esta es la razón por la que los clásicos nos ayudan a vivir
►Nuccio Ordine ofrece una relectura de autores fundamentales tan variados como Francis Bacon, Virginia Woolf o Shakespeare
★★★
Diego GÁNDARA
Hay textos que, sin formar parte del canon religioso, de los libros inspirados por Dios son, de alguna manera, sagrados. Textos que quizá no estén inspirados por un ser divino pero que, al menos, están estrechamente relacionados con la experiencia humana, con la vida que bulle y se mueve sin que nada pueda detenerla. Son los textos clásicos, que perduran en el tiempo y han inspirado a otros textos y en los que está resumida, «grosso modo», la literatura universal.
Ya lo había hecho hace algunos años Ítalo Calvino con su libro «Por qué leer los clásicos» o Harold Bloom con su canon occidental, donde ambos abogaban por la lectura constante de autores clásicos y de textos que aún tenían mucho que decir sobre el tiempo presente. Una propuesta de trabajo y de lectura cuyo legado, de algún modo, recoge Ordine en «Los hombres no son islas», un libro que anima también a leer a los clásicos porque, como se señala en el subtítulo, «nos ayudan a vivir».
A partir de la idea de que los hombres no son islas, una célebre meditación del poeta John Donne, Ordine ofrece una relectura de autores tan variados como Francis Bacon, Virginia Wolf, Saint-Exupéry, William Shakespeare, Séneca o Cicerón. Autores cuyas obras han resultado fundamentales, ya que el arte cumple también un propósito: el de fomentar el altruismo, el entendimiento y la compasión, dado que nadie es una isla y que todos formamos parte de un continente: el de la humanidad.
▲ Lo mejor
En una época como la actual, muestra que los clásicos aún tienen mucho para decir
▼ Lo peor
Los pasajes en los que el texto se vuelve profuso en citas y el autor engoladamente erudito
«Las herederas»: Una catarsis colectiva tras el suicidio de la abuela
La autora Aixa de la Cruz alcanza su madurez literaria con esta obra conmovedora cuya mayor baza radica en sus complejos personajes
★★★★
Jesús FERRER
Hace ya tiempo que Aixa de la Cruz dejó de ser una joven promesa de la narrativa española para alcanzar una madurez literaria caracterizada por el intimismo psicológico de sus personajes, tramas donde abundan los conflictos familiares, un interés por los perfiles de la cotidianidad y una clásica expresividad realista. Insistiendo en estos referentes publica «Las herederas», una conmovedora novela en la que las nietas de una mujer que se ha suicidado sin aparente motivo se instalan en la casa rural que les ha legado. En esta convivencia reaparecen antiguas fricciones, oscuros secretos y alguna que otra insospechada sorpresa familiar.
Parte de la excelencia de esta historia radica en la configuración de unos complejos personajes: Erica, espiritual y soñadora; su hermana Lis, que desea olvidar el pasado vendiendo la casa; Olivia, prima de ambas y empeñada en saber las causas de la trágica muerte de la abuela; y Nora, una drogadicta que se propone utilizar la propiedad para su adicción. Seres heridos por la vida recalan en ese espacio común, lo que devendrá en una catarsis colectiva. Leemos: «Convive con una alcohólica, una anoréxica y una psicótica bajo el techo de una octogenaria que se cortó las venas».
A modo de renovado naturalismo, se sugiere la influencia de la herencia genética, condicionante de unas atormentadas existencias que buscan denodadamente su razón de ser. Este fatalismo determinista acaso sea lo mejor de esta bien conformada novela de extrema sensibilidad e inteligentes planteamientos narrativos..
▲ Lo mejor
La perfecta configuración que la autora logra de la atormentada psicología de los personajes
▼ Lo peor
Alguna subtrama argumental daba para un mayor desarrollo del que cuenta en la obra
«O lo uno o lo otro»: Y después de la fiesta y el sexo, Breton y Kierkegaard
★★★
Sagrario FERNÁNDEZ-PRIETO
Elif Batuman, además de ser profesora universitaria, publica sabrosas columnas en «The New Yorker», un dato revelador que nos viene a la mente mientras disfrutamos de su ágil estilo literario y su capacidad de observación que se traduce en una incisiva manera de indagar en la realidad. La protagonista de esta historia, estudiante de Literatura en Harvard, recuerda sus vacaciones de verano en Hungría con Iván, el chico de quien está enamorada. El continuo intercambio de correos electrónicos es su forma de comunicarse. La vida en la universidad es un paseo entre fiestas, alcohol y sexo. Pero Selin necesita algo más, sus referentes son Kierkegaard y Breton y solo un viaje a Rusia colmará su inquietud a y la conducirá a través de profundas reflexiones sobre la vida. Un entretenido paseo del corazón a la cabeza.
▲ Lo mejor
Es de agradable lectura, con interesantes y amenas referencias culturales
▼ Lo peor
Nada en realidad, es una narración sincera y honesta con sentido del humor