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Loreto Mauleón, voz y rostro de la "generación perdida"

La actriz protagoniza "La quietud en la tormenta", película dirigida por Alberto Gastesi y co-escrita junto a Álex Merino
Loreto Mauleón, voz y rostro de la "generación perdida"
Loreto Mauleón, voz y rostro de la "generación perdida" NUEVE CARTAS
La Razón

Madrid Creada:

Última actualización:

Suele ocurrir, cada vez con más frecuencia por pura asimilación yanqui en nuestras carteleras, que verdaderas joyas contemporáneas, películas notables, no acaban de encontrar su sitio ni, lo que es peor, sus espectadores. Por ello, sería una tragedia que «La quietud en la tormenta», dirigida por Alberto Gastesi y protagonizada por Loreto Mauleón e Íñigo Gastesi, no encontrase un público con el que resonar en su delicado relato de la «generación perdida» o «sándwich», ese grupo poblacional nacido a principios de los 90 que es demasiado joven como para haber podido siquiera plantearse una hipoteca pero que ya es demasiado mayor como para ser una estrella en redes sociales como Tik Tok.
Es ahí, en esa indecisión e incertidumbre vital, donde Gastesi, con un guion co-escrito junto a Álex Merino, construye una cinta íntima, minimalista y adulta en su intención narrativa, una especie de reflexión fílmica en la que pasa por el amor o la edad, pero cuya máxima preocupación es la idea de no tener un rumbo fijo o predeterminado como la generación inmediatamente anterior. Y es también ahí donde brilla Mauleón, presentada al mundo entero en "Patria", pero que llevaba años trabajándose un nombre en series diarias como "El secreto de Puente Viejo", donde participó en hasta 1650 episodios. La actriz, voz y rostro aquí de esa edad extraña, condicionada por el medio pero también por la circunstancia propia, atendió a LA RAZÓN por teléfono.
Mauleón y Gastesi en "La quietud en la tormenta", ya en cines
Mauleón y Gastesi en "La quietud en la tormenta", ya en cinesALEJANDRA DONAT / NUEVE CARTAS
-¿Se hace raro acompañar a una película a lo largo del tiempo? Se vio en San Sebastián, en septiembre, y ahora, en mayo, llega a cines.
-En parte sí, pero estrenar en cines se ha convertido como en una especie de evento especial. Me hace muchísima ilusión. Es extraño, pero es emocionante.
-¿En qué momento te subes a la película? ¿Cómo se gestó el proyecto?
-Yo conozco a todo el equipo desde hace un montón de años, más o menos desde que nuestros personajes, Lara y Daniel, se conocen. Entonces la relación viene desde hace mucho, pese a lo diferentes que han sido nuestros caminos. En cuanto Alberto (Gastesi) me contó que quería hacer su primera peli, sabía perfectamente que quería participar. Ha sido un proyecto entre amigos.
-¿Qué había en tu personaje que te interesara, como intérprete?
-Me gustó mucho que los personajes estuvieran situados en una edad muy parecida a la que yo me encuentro ahora. Veía muchas similitudes en cuanto a las preguntas que ellos se hacen y el momento vital en el que me encuentro. De repente, cuando pasas los treinta, existe una presión social sobre qué tipo de preguntas te tienes que empezar a hacer. ¿Dónde quiero instalarme? ¿Qué quiero hacer? ¿Con quién quiero estar en la vida, en general? Me parecía muy interesante ese "¿Qué hubiera pasado si hubiera cogido otro camino?". O si realmente es importante esa pregunta o no. Y más allá de esa pregunta se habla de relaciones de pareja, paternales...
-¿Estás de acuerdo con que es una pulsión generacional? Pienso en la maternidad, con "Cinco lobitos", o en las relaciones de pareja, con "Els Encantats". Es como si esa inquietud generacional estuviera pasando al cine español contemporáneo.
-Sí, o al menos en una gran parte de estos proyectos, sí. Y luego hay una ambición más realista en este cine, que nos devuelve a la tierra. Vivimos tan rápido, corriendo todo el tiempo, pasando por encima de todo, que a veces necesitamos parar, tomarnos un tiempo. Tenemos la necesidad de vivir y contarnos historias que nos arraiguen de algún modo. Los espectadores, cada vez más, agradecen esto. Y, en concreto, en "La quietud..." mucha gente nos hablaba de cómo la película se tomaba ese tiempo para sentir las cosas.
-¿En qué momento profesional te pilla el proyecto? Esta película es como volver a lo más básico, a lo más genuino.
-A mí es que me gusta todo. Igual que veo todo tipo de cine y series, me gusta participar en todo tipo de películas y series. De repente, pasar de proyectos como "Los renglones torcidos de Dios", que es todo súper grande a, por ejemplo, presentar "La quietud en la tormenta" en el mismo Festival de San Sebastián... es una locura. Eran increíblemente diferentes pero ambos me aportaban muchísimo. Soy una privilegiada.
-A nivel profesional, ¿has notado el salto desde "Patria"?
-Totalmente, al final la plataforma nos dio una visibilidad tremenda en todo el mundo, en otros países. Parecía un proyecto muy local, pero era mucho más universal de lo que todos creíamos. Nos dio a conocer y nos abrió muchísimas puertas, pero también creo que ha sido algo gradual. Parecía que, de repente, habíamos aparecido en el mapa, pero yo llevaba diez años trabajando. Es una suma, al final.
-¿Y como trabajadora? Muchos compañeros tuyos me dicen que, ahora, quizá hay más trabajo, pero los ritmos son más rápidos, más precarios quizá.
-Creo que, como se ha consumido muchísimo desde la pandemia, se ha empezado a producir muchísimo. Pero es que hay cosas que no han ido en absoluto a mejor. Hay una necesidad de producción que no sé si casa con la necesidad de consumo, no sé si va a durar mucho. Me da la sensación, de hecho, de que el pico alto ya ha pasado.