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Cultura

Mito y cómic: ¿qué tiene que ver Hércules con Superman?

De Aquiles y Odiseo a Batman y Spider-Man, el mundo clásico y los superhéroes presentan una histórica relación, que han explorado no solo estudiosos de la mitología, sino también guionistas o dibujantes

Superman es ese mesías altruista que sufre o se sacrifica por los demás
Superman es ese mesías altruista que sufre o se sacrifica por los demásFilmaty

La aparición de Superman en Action Comics en 1938, como vio Chris Claremont, guionista de la Patrulla-X (X-Men) en los 80 del siglo XX, inaugura una auténtica mitología moderna, que sustituye la de Grecia y Roma y se inspira fuertemente en ella. En el nuevo Imperio, EEUU, cuyos héroes eran los peregrinos del Mayflower o los de la Conquista del Oeste, hacía falta una mitología mucho más poderosa. Puede que los superhéroes, como sostienen los estudiosos, nazcan de la convergencia de las tradiciones fantásticas, esotéricas y de la ciencia ficción. Pero no menos importante es la influencia clara del mundo clásico en una línea que va de Hércules a Superman, de Aquiles y Odiseo a Batman y Spiderman.

Mito, arte, literatura, además de la amalgama de la fantasía y la ciencia ficción, han engendrado a los superhéroes en mallas ajustadas a partir de un tipo de héroe clásico muy singular, que bien podemos representar con el Perseo de Cellini. A ello se suman el elemento patriótico –Superman nace peleando contra las potencias del Eje–, el elemento filosófico post-nietzscheano –la trascendencia del superhombre ante la «muerte de Dios»– y el elemento psicoanalítico, con especial influencia de la psicología jungiana y su adaptación mitopoética –tan fecunda para la narrativa del cómic, el cine y las series– de la teoría del «Viaje del Héroe» de Joseph Campbell. Este mitólogo, que ganó popularidad al asesorar a George Lucas para la saga Star Wars a partir de antiguos moldes narrativos procedentes de los relatos patrimoniales, es fundamental para entender los guiones del cómic.

Pero no solo los estudiosos de la mitología notaron la intersección entre dioses y héroes clásicos con los superhéroes del cómic: también lo han explorado los propios creadores, guionistas y dibujantes de «comicbooks». Un ejemplo es Christopher Knowles, autor de cómics y ensayos de reflexión sobre ellos, que en un libro de 2007 presenta una interesante adaptación de la tradición heroica clásica a una taxonomía de superhéroes a partir de fuentes mitológicas egipcias, grecorromanas y nórdicas. Los clasifica en cuatro arquetipos: 1) Los hombres mágicos, desde Mandrake a Linterna Verde, 2) Los mesías altruistas, que sufren o se sacrifican por los demás, desde Superman al Capitán América, 3) Las amazonas, que son su contrapartida femenina, y 4) los «golems» o antihéroes, que actúan por venganza y rabia, como Batman o Lobezno. Diversos estudios han analizado, además, la influencia sobre el cómic de las ciencias de las religiones y la mitología comparada. Un autor de referencia es Neil Gaiman, famoso por sus «American Gods», sobre el enfrentamiento de los viejos dioses del mito con nuevas e inquietantes deidades como la globalización y el mundo digital del tardocapitalismo. Recientemente se ha publicado en España su imprescindible recreación «Mitos nórdicos I-II» (Planeta Cómics).

Hércules
HérculesDreamstime

Estos estudios sobre superhéroes, mito y religión proponen interesantes taxonomías, desde héroes evidentemente míticos, como Thor o Wonderwoman, basada en las amazonas, a los clásicos Superman o Batman de la edad de oro del cómic, con ciertas características esenciales del héroe arquetípico de Campbell o Propp: los padres perdidos, la idea de restituir la justicia, la contraposición con los humanos normales, el juego de las identidades enmascaradas, la ordalía con el alter ego y otras muchas. La tipología del superhéroe tiene añeja filiación religioso-filosófica, desde el mesías judeocristiano que es Kal-el (Supermán), el oscuro Batman como «Übermensch» nietzscheano, la argonáutica Patrulla-X, el imperfecto Spiderman, el turbio y problemático Iron Man, que representa la fe fallida en la tecnología y el psicoanalítico Hulk.

Ahora tenemos la suerte de contar en España con un estudioso de primera, lleno de intuiciones y saber mítico a la par, que investiga el cómic y su relación con la mitología, y que ha publicado dos breves ensayos imperdibles para todo aquel que ame el cómic de superhéroes y desee conocer más sobre sus implicaciones culturales. Se trata de Pedro Angosto, que ha dado a las prensas en la editorial Archivos Vola dos volúmenes titulados «Superhéroes: Una historia del cómic americano» (2022) y «Sandman vs. Lucifer. Esperanza en el Infierno» (2023), con lo que nuestro país se pone, a mi entender, en primera línea en cuanto a estos estudios. En su primera obra, Angosto, traza una somera historia del cómic, estructurándola en las cinco edades hesiódicas que marcan el devenir de la mitología griega: la clasificación degenerativa va desde la edad de oro, la de Superman y Batman, la de plata, que es la de Spider-Man, mucho más problemático y atormentado, lleno de pecados que expiar, hasta llegar a la edad de bronce y la de hierro.

Devenir y crepúsculo

En estas, nuestra generación está marcada por experimentos como los de Jack Kirby, de clara inspiración mítica en su «Cuarto mundo», una metaserie de cómics de DC (1970-1973) que hablan de nuevas divinidades, New Gods, Forever People, Eternals y otras categorías que se empiezan a acuñar desde los 70. Sus postrimerías llegan hasta la versión fílmica de «Eternals» en 2021 o, en una versión más problematizada, a la citada «American Gods», convertida en exitosa serie de Prime Video (2017), con unos dioses de diversas latitudes que confluyen en un exilio norteamericano. Su artífice, el citado, Neil Gaiman escribe también «Sandman» (DC 1989-), cómic imprescindible al que Angosto dedica su segundo volumen. En él, se estudia la raigambre mítica de Sandman como héroe caído que ha de regresar el mundo trascendente. Si en el primer volumen, Angosto ofrece un panorama sintético del devenir del superhéroe, en este segundo libro, prologado por Luis Alberto de Cuenca –otro gran amante del cómic y el mito a la par–, se ofrece una estupenda primera parte con un estudio e interpretación de los ciclos míticos de la narrativa del cómic. En la segunda se examina Sandman en todas sus entregas y versiones, también la serie de Netflix (2022), un nuevo icono mítico audiovisual.

El crepúsculo de los superhéroes en la edad de bronce y de hierro tiene interesantes matices políticos, sobre todo desde los años 80 del pasado siglo, con la crisis económica y la reconversión industrial en EEUU y Reino Unido retratada en obras emblemáticas como las de Frank Miller y Alan Moore: pienso en «La cosa del pantano», «V de Vendetta», «Sin City», «Batman: el caballero oscuro» y otras con clara vertiente hacia historias politizadas que problematizan la orientación democrática o totalitaria de cada tipo de héroe y su uso como mitología nacionalista. Muy lejos quedan los lugares comunes y las indudables certezas del gran Superman, marcado por los ideales de justicia, libertad y verdad ligados al sueño norteamericano tras la Segunda Guerra Mundial, primero frente a las potencias del eje y luego frente al bloque soviético; pero su sombra tiene un largo devenir hasta la revisitación tardocapitalista y problematizada del Superman maduro y oscuro o «batmanizado».

En fin, queda clara la herencia del superhéroe –Superman, Wonder Woman, Spiderman, Iron Man y sus muchos epígonos– de la literatura griega y nórdica, que se enriquece con elementos variados de la modernidad, desde la psicología a la filosofía, pero también con debates tan actuales como los límites de la ciencia, el declive de la religión, los procesos de industrialización y urbanización como efectos del capitalismo, el nacionalismo o el populismo. El mito, vieja narrativa patrimonial de la tribu, sigue muy presente en todos los discursos creativos de la modernidad.

ECOS EN EL CINE

La ecuación mito y cómic está directamente relacionada con otra: mito y cine. Es curioso que el cine de Hollywood, donde tanto han triunfado Marvel y DC como narrativa «mainstream», no haya abundado tanto en las problemáticas mítico-filosóficas del héroe crepuscular, del fin de raza, de la distopía actual que gustan en el cómic desde su edad de bronce. La cuestión del género, acaso, es la única que parece haber impactado claramente. También parece abrirse a los héroes marginados: la figura del superhéroe débil o disfuncional es tratada con especial predilección en los últimos años. Pero estos arquetipos son antiguos y se encuentran ya en el mito y el cuento maravilloso. Por mucho que se quiera presentar como novedad, no lo son. «Nihil novum sub sole».