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Romeo Santos: “El que le canta al amor nunca pasa de moda”

El rey del género y uno de los artistas latinos más importantes del mundo presenta “Fórmula Vol. 3″, con las colaboraciones de Justin Timberlake y Rosalía
Jesús G. FeriaLa Razon

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Ha llenado varias veces el Madison Square Garden y sus cifras de seguidores son las de una superestrella de la música. Y lo ha hecho siendo fiel a sí mismo y a la cultura de la que se enamoró en la distancia: la bachata. Antes de convertirse en Romeo, Anthony Santos nació en el Bronx de Nueva York hace ahora 41 años y comenzó a escuchar a los grandes del género “sin tener mucho conocimiento de su reputación”. “Yo me enamoro de algo inocentemente, me identifico con ello y empiezo a componer canciones. Fíjate que, cuando por primera vez voy a República Dominicana tengo 18 años. Y cuando llego, muy orgullosamente, le digo a la gente que canto bachata y todos me miraban con cara rara, con muecas de ‘’argh’'. Y empiezo a entender que es como que esa música ya está pasada de moda. Pero en ese momento ya era tarde para mí, porque estaba apasionado y empapado por el género”, explica el artista que lo ha llevado a lo más alto y que acaba de publicar “Fórmula Vol. 3″.
La bachata, a diferencia de otros estilos caribeños como la salsa, el merengue o el bolero, nunca ha tenido prestigio salvo, quizá, algunos momentos con Juan Luis Guerra. Su estilo melancólico y lastimero, sin embargo, tiene la misma raíz popular que los géneros urbanos y procede tanto de las calles y antros como sus estilos hermanos. “En mi opinión, todo es una cuestión de aceptación. El estilo siempre ha mantenido su dignidad y cada uno tiene, lógicamente sus gustos. Lo que pasaba con la bachata es que, como todo género, la juventud es la que los hace vivos y que tengan relevancia”, explica. En casa del artista tampoco se escuchaba bachata especialmente. “A mi madre le encantan Julio Iglesias, Camilo Sesto, Juan Luis Guerra y Juan Gabriel. Pero yo un día descubrí a Anthony Santos -curiosamente, tocayo de Romeo-, que es por quien empecé a enamorarme del estilo”. Y en 2002 nadie se esperaba que el nuevo Rey de la bachata llegaría desde Nueva York, pero, al frente de su grupo Aventura, Santos provocó un terremoto con “Obsesión”. “Antes de nuestro grupo, la juventud, incluso en República Dominicana, rechazaba la música de bachata. Y eso lo fuimos cambiando, haciendo que la gente apreciase que era ‘’cool’'. Por supuesto que antes había grandes exponentes, pero con Aventura la gente volvió a conectar”. Fue durante su andadura con el grupo cuando Anthony adquirió su sobrenombre de Romeo, que tomó su independencia artística en 2011.
“Tampoco tenía un proyecto de convertirme en artista. Fue algo natural, ‘’orgánico’'”, explica Santos, que, a raíz de su enorme éxito individual empezó a recibir multitud de ofertas para hacer temas de reguetón y de estilo urbano. Pero las ha rechazado sistemáticamente. “Me convertí en algo así como el supermán de la bachata”, bromea. Y es que, aunque a Romeo Santos le encante el hip hop, él siempre se ha tomado la defensa del estilo musical como la de su identidad y su cultura. No solo de la dominicana: el espanglish fue el rasgo diferenciador de los orígenes musicales de Santos y de Aventura. “Claro que existe una cultura espanglish. Nosotros fuimos de los primeros en hacerlo. Tanto, que la gente no sabía si eran palabras reales en inglés o inventadas. Lo importante es expresarse como a uno le fluye, y por eso ahora lo he bajado un poco”, explica a este periódico. En su nuevo trabajo, “Fórmula Vol. 3″, trata de unir la bachata de sus amores con otros estilos, ya sea el flamenco, con Rosalía como aparición especial, el pop, con la sorprendente ayuda de Justin Timberlake o incluso el tango o el corrido mexicano. “Me interesa mantener la cultura pero poder seguir diciendo cosas distintas”, señala.
Lo de Justin Timberlake es una de las sorpresas del disco. “Yo siempre fui fan. Tanto, que con Aventura hicimos una versión de ‘’Gone’', de Nsync. Así que siempre anhelé trabajar con él. Y le contacté. ¿Qué es lo peor que podría pasar?”, se pregunta en voz alta en inglés. Timberlake se implicó en el tema y en su producción y grabó un videoclip con Santos. ¿Y Rosalía? “Nunca había conocido a una artista que fuese tan meticulosa como yo. Siempre he sido admirador de su arte, pero eso es algo que me hace respetarla mucho más. Creo que es tan grande que ya ha pasado de moda a tradición”.
En su nuevo disco, trufado de penas de amor, despechos, venganzas y melancolía como de costumbre, Santos sigue fiel a los sentimientos. Después de tantos años cantándole al amor ha aprendido una cosa: “Que nunca debo abandonarlo. El que le canta al amor está en el buen camino, porque eso nunca pasa de moda. La música y los géneros tienen su momento. Pero el que le canta al amor siempre va a tener ese auge. En la música urbana también sucede”. Al respecto del lenguaje de la música, Romeo Santos no quiere pecar de doble moral. “Yo he dicho cosas en canciones que han resultado polémicas, así que no te voy a decir lo contrario. Pero estoy en esa dinámica de cómo consigo decir algo que muchos pensamos y hacemos, pero expresarlo de forma diferente”. Dice en ese disco que, de santo, solo tiene el apellido: “(Ríe) Eso es literal. No creo que nadie en el mundo seamos santos. Lo utilicé de manera jocosa. Pienso que en mi vida hay un equilibro entre pecados y virtudes”. Una fuente anónima nos ha informado de su gran apreciación de la paella valenciana. ¿Es la gula su peor pecado? “Comer paella no es el problema, es la cantidad. Yo creo que tengo que disciplinarme con las porciones. Si es por eso, voy directo al infierno”, ríe de nuevo.