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Música
De "El mal querer" a "Lux": la iconografía religiosa constante en la discografía de Rosalía
Desde "Los Ángeles" hasta el reciente anuncio de su nuevo álbum, se hace de nuevo evidente la conexión espiritual de la artista y de su música

"M'agrada que, pensar en moments difícils sempre ajuda moltíssim tenir una referència a Déu (...) Diria que en primer lloc sempre ès Déu i después la família. La família es tant important...". Estas son palabras que la abuela de Rosalía le dedicó mientras ella se encontraba lejos de su familia, en el estudio grabando "Motomami" (2022). Un audio que le mandó por WhatsApp, y que incluyó en la canción "G3 N15" como una manera "de decirles que estaban presentes aunque yo no estuviera ahí", explicaba la artista cuando lanzó el disco. Son unas tiernas palabras que, además de servir de aliento, ya revelan la conexión religiosa de Rosalía, algo que le viene de familia y que ha venido protegiendo e intercalando en su música más de lo que pensamos.
El pasado lunes comenzaba oficialmente la nueva etapa de la cantante: tras revolucionar el centro de Madrid con una aparición con repentino previo aviso en Callao, Rosalía hacía pública la portada de "Lux", su nuevo álbum que verá la luz el 7 de noviembre. Y, como buena artista influyente e internacional, no hay movimiento ni gesto que haga sin que conlleve un profundo estudio e interpretación. En esta portada aparece Rosalía vestida entera de blanco, con una toca que recuerda al hábito de las monjas, y una vestimenta blanca que le cubre también los brazos y las manos, los cuales los tiene cruzados alrededor de su cuerpo. Las referencias religiosas son evidentes, y se refuerzan con las frases que se imprimen en el propio CD que, si bien no las canciones, su imágen y estética ya circula por las redes sociales: incorpora "ninguna mujer pretendió nunca ser Dios", frase del místico Rabia al Adawiyya, y "el amor no es consuelo, es luz", de Simone Weil. Siguiendo con el diseño de "Lux", también destaca la edición de vinilo: al desplegarse la carátula completa, se puede observar una forma que recuerda a la Cruz de Caravaca, uno de los símbolos religiosos más reconocibles por el público.
Lo que trasciende
Aún se desconocen detalles sobre las canciones que componen el disco, pero esta presentación ya adelanta una temática mística y espiritual, que brindaría a la discografía de Rosalía de una era bastante diferente a la de "Motomami", y que respondería a los variados guiños religiosos que la cantante lleva incluyendo en su música desde sus inicios. Ya en "Los Ángeles" (2017), su primer álbum, incluye "El redentor", pero es en "El mal querer" donde esta simbología se multiplica. En su carátula aparece una representación de la artista como un ángel, con los brazos extendidos en forma de cruz, una paloma blanca sobre la cabeza, entre nubes y rodeada de una gran aureola. Una estética que evoca al arte clásico, así como transmite una evidente espiritualidad que también se refleja en las canciones del álbum, como es el caso de "Bagdad - Cap.7: Liturgia".

"Soy muy espiritual", aseguraba Rosalía en 2018, "hoy día no se habla tanto de esto por el prejuicio de vincular lo religioso con las instituciones, pero para mí no tiene nada que ver. Lo espiritual tiene que ver con algo que te trasciende. Con una emoción". No se trata, por tanto, de que la cantante esté pasando por una moda puntual en la que ha decidido invocar el imaginario católico para lanzar una nueva estética: se trata de una creencia que ha cultivado durante toda su vida, y que nunca ha dejado de acompañarle en cada proyecto. "No me considero cristiana, pero sí creo en Dios. Y de hecho tengo recuerdos de mi abuela llevándome a misa. Mis padres no me bautizaron, nunca me llevaron a la Iglesia, pero mi abuela sí", explicaba.
Se podría interpretar, por tanto, que el trabajo musical de Rosalía consiste en una constante búsqueda de la luz, sea espiritual o artística, que podría estar alcanzando ya con este próximo álbum. Un homenaje, se intuye, a la claridad de una mirada ante una actualidad oscura, a la capacidad de hallar la calma en tiempos de inmediatez e impaciencia. Pero, ante todo, un necesario trabajo hacia normalizar el mundo de las creencias religiosas y espirituales, no como algo manido sino como una elección libre e individual. Que no se considere extraño ver a una persona creyente, ni a una joven emocionándose al escuchar "Virolai" en la Abadía de Montserrat, tal y como se ha mostrado la propia Rosalía este martes. Y es que no hay cosa que haga la cantante que no trascienda.
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