Miedo y asco en el rap: el caso de Puff Daddy
Tras recibir una demanda colectiva de 120 acusaciones por agresión sexual, la trama del rapero podría descubrir nuevas cotas de depravación en la industria del entretenimiento
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De momento son acusaciones y formarán parte de un proceso judicial abierto en contra del rapero Sean Combs, conocido como Puff Daddy, pero bien podrían fijar una nueva sima de depravación y asco en la industria del entretenimiento de Estados Unidos. Un abogado ha reunido hasta 120 demandas por agresión sexual y violación, entre las que se cuentan 25 menores de edad. La víctima más joven de las denunciantes tenía apenas 9 años en el momento en que produjeron los hechos. Un equipo de abogados con sede en Texas representa a este centenar de hombres y mujeres procedentes de 25 estados por hechos que incluyen agresiones sexuales y que se remontan a 1991. Tony Buzbee, portavoz de la firma legal, reveló que la mayoría de las víctimas relataron que fueron drogadas y que se encontró tranquilizante para caballos en varias pruebas de drogas realizadas a los denunciantes tras haber sido agredidos. Buzbee aseguró que su equipo legal se habría puesto en contacto con más de 3.000 personas que aseguran haber sido víctimas de Combs, pero muchas de las cuales han renunciado a denunciar por diversos motivos.
Aunque de momento solo se trate de denuncias y no de una sentencia en contra, no son, desde luego, los primeros indicios de mala conducta en el expediente del rapero. El cantante, de 54 años, fue arrestado a mediados de septiembre acusado de tres cargos de crimen organizado, tráfico sexual y trata de personas. Su arresto ocurrió tras haber recibido durante el último año diez demandas de abuso sexual y violación por parte de diversas mujeres, unas acusaciones que Combs ha negado. El juez le impuso prisión preventiva a la espera de juicio. La acusación asegura que el rapero estadounidense forzaba encuentros entre mujeres y trabajadores sexuales masculinos, llamados «freak offs», que normalmente incluían consumo de drogas, como éxtasis o ketamina, y que podían durar días. Según la Fiscalía, en una ocasión llegó a pagar más de 46.000 dólares para cubrir los daños causados a una habitación de un hotel de Manhattan tras una de estas orgías.
En noviembre de 2023, la modelo Casandra Ventura, que había sido pareja de Combs, presentó una denuncia contra el cantante, en la que le acusaba de haberla violado, sometido a palizas constantes, drogado y forzado a participar en orgías y otros encuentros sexuales. Ventura retiró la denuncia justo un día después, pero tras ella, llegaron muchas con el mismo relato de los hechos. Se trataba de aspirantes a cantantes, de trabajadoras de las múltiples empresas de Combs –cuyo patrimonio se calcula en 1.000 millones de dólares– o personas de su entorno con las que Combs deseaba mantener una relación sentimental. Así lo describía la acusación: «Durante décadas, el acusado abusó, amenazó y coaccionó a mujeres y a otras personas a su alrededor para cumplir sus deseos sexuales, proteger su reputación y esconder su conducta, creando una empresa criminal en la que sus miembros y socios se dedicaron al tráfico sexual, los trabajos forzados, el secuestro, el robo y la obstrucción a la justicia». Huele a albañal.