Europa

Nueva York

Sharon Jones: «Cada día puede ser el último»

«Lo doy todo en mi música. Pongo el corazón, pongo el alma», dice Jones
«Lo doy todo en mi música. Pongo el corazón, pongo el alma», dice Joneslarazon

Tras superar un cáncer, la gran dama del soul, rejuvenecida y lúcida, presenta de gira por España su último trabajo.

La primavera pasada, Sharon Jones anunciaba el lanzamiento de un nuevo disco junto a sus Dap- Kings, «Give the People Just What They Want». El álbum fue recibido con elogios superlativos por la Prensa especializada. Acumulaba todos los parabienes y, por fin, después de una larga carrera consagrada al soul de verdad, conseguía la atención de los críticos, cuando, en agosto, a Jones le diagnosticaban un cáncer de páncreas que dejó helados a todos los aficionados a la música. Hoy atiende al teléfono para decir que «una vez terminado el tratamiento, todos los análisis han sido positivos y en la revisión se ha confirmado que ‘‘eso’’ está fuera de mi organismo». Dice orgullosa que al fin puede presentar su nuevo álbum de gira por España, un país que quiere y conoce bien, y honrar el título del disco, «dándole a la gente lo que quiere»: será en Barcelona (18 de noviembre), Madrid (19, teloneada de lujo por Los Coronas), San Sebastián (20) y Vigo (22), con la fuerza de siempre elevada a varias potencias.

«Estaba aterrada»

Jones, que hoy tiene 58 años, nació en Georgia, en el sur de Estados Unidos, pero aprendió el soul en las iglesias de Nueva York, donde se crió emulando a la gran inspiración de varias generaciones, James Brown.

A pesar de su larga carrera, no pudo vivir exclusivamente de su oficio musical hasta hace apenas unos años y antes alternaba su pasión con un empleo como funcionaria de prisiones. Es decir, que Jones no parece de las que se asustan con cualquier cosa, «pero te aseguro que estaba aterrada». Tampoco escondió los cambios físicos, empezando por la caída del cabello con la quimioterapia. Actuó mientras podía a pesar de todo. «He aprendido lo maravillosa que es la vida, que suena a topicazo, pero también cuánto amo mi oficio y por qué lo hacía. Lo doy todo en mi música. Pongo el corazón, pongo el alma. Porque muchas veces pienso que cada concierto puede ser el último, literalmente. Nunca sabes cuándo puede volver a aparecer ‘‘eso’’. Vivir así cambia la mentalidad que tienes como intérprete, es como recomenzar. También aprecio el cariño de la gente que viene a mis conciertos. Me siento más sana y fuerte de lo que he estado en la vida», dice alto y claro desde Nueva York, hablando con la entonación de quien sermonea en la iglesia. «Sin duda que soy una persona diferente. Tengo 58 años pero sé que mi edad no es ésa».

Una de las brasas que alimenta su fe es la música y una gran encomienda. «Tratamos de mantener un estilo vivo. Llevamos 20 años haciendo discos con Dap Tone music, un sello independiente, porque creemos que es importante mandar un mensaje. Hay músicos de verdad ahí fuera, no todo se hace hoy en día con máquinas, ni tampoco todo eso a lo que llaman soul hoy lo es. Ni murió en los setenta ni el hip-hop o el R&B pueden imitarlo. Estamos manteniendo el estilo, la vibración. Pero es difícil, porque ni en mi propia ciudad lleno un aforo de 1.600 personas, al contrario de lo que me pasa en Europa, que lo puedo duplicar o triplicar. En América, los jóvenes no escuchan soul, entre otras cosas, porque no lo ponen en la radio». Algunos aspectos han mejorado. Hoy, las cantantes negras lo tienen más fácil. «Desde luego. Cuando Amy Winehouse recibió los Grammys, vino a decirme lo mucho que mi carrera la había inspirado y el respeto que tenía por mi trabajo. Pero no estoy enfadada por eso. Me siento orgullosa de haberle motivado y que me lo dijera, aunque el racismo está ahí fuera, en todas partes. Sigo luchando y quizá en 20 años me retire, me den un premio y puedas oír cómo me quejo en una radio por todo esto, sentada al lado de Beyoncé (ríe)». Jones bromea durante toda la conversación, aunque la política americana la subleva. «No sé lo que ocurre en mi país, la verdad. Aquí es posible tener a un actor como político o como gobernador de California a un señor como Schwarzenegger, que... en fin... ¡no es ni siquiera americano! ¡Imagínatelo en España! Y a los negros los siguen golpeando en las calles y acosándoles. Mira lo que lleva ocurriendo en Misuri desde el verano. Es real. Muchos medios en mi país, cuando hablan del presidente, ¿cómo le llaman? Obama. Nunca se ha tratado con menos respeto a un presidente. Él es el presidente Obama, no Obama a secas. Y eso es sólo un indicador de la clase de menosprecio que sigue existiendo en la sociedad. Es necesario que los americanos sepan también lo estúpidos que son. Que sepamos lo estúpidos que somos, porque yo soy tan americana como todos. Pero las cosas son lo que son y hay que llamarlas por su nombre». El de Sharon Jones es «puro soul».