Música

Así es “The Tortured Poets Department”: el nuevo disco de Taylor Swift surge de una ruptura

La estadounidense publica un doble álbum en el que vuelve sobre las disfunciones del romanticismo y marca la pauta del pop comercial

La fecha estaba marcada en rojo en millones de calendarios: Taylor Swift había anunciado el lanzamiento de «The Tortured Poets Department» para el 19 de abril e incluso ella misma había difundido la lista de temas que compondrían el nuevo trabajo. Y no estaba mal: 14 temas de más de una hora de duración que daban para mucho. Sin embargo, cuando llegó la hora, también la sorpresa: no era un disco, sino dos. No eran 14, sino 31 temas. Y el doble de duración: dos horas de música liberada de golpe en los tiempos de los 15 segundos de Tik Tok. El nuevo trabajo de la estadounidense, que ha titulado en su versión doble como «The Anthology», reivindica el valor del disco y la sitúa en el terreno de la completa anomalía en el universo del pop comercial, donde es ya indiscutiblemente la reina. Pero ya sabemos de sus indomables principios artísticos. Su credibilidad no puede discutirse, los gustos son otra cosa.

«Había escrito mucha poesía torturada en los últimos dos años y quería compartirla toda con ustedes, así que aquí está la segunda entrega de TTPD: The Anthology. 15 canciones adicionales. Y ahora la historia ya no es mía… es toda vuestra», anunciaba Swift sobre el contenido de un álbum que, como ella misma reveló, toma el título «Tortured Man Club», el grupo de whatsapp que su ex pareja, Joe Alwyn, mantiene con otros famosos amigos actores con presunción de escritores y con quien mantuvo una turbulenta relación sentimental. Las canciones, confesionales y narrativas, se alargan por versos y coros mucho más allá de los estándares de este siglo, más cercanos al pop en cien palabras y un campo semántico de escasa superficie. Lo que Swift llama «poesía torturada» son textos en primera persona, con todos los ángulos desde los que se admiran las disfunciones del romanticismo. De la amargura a la decepción, del despecho a la dulce derrota. A lo largo del cortes, asistimos a parejas ridículas pero enternecedoras, infantiles y malvadas, parvas y enormes pero imposibles. La cantautora (es más eso que una diva) se practica una autopsia sentimental, asunto que ha explotado largo y tendido y que sigue manejando con maestría.

La propia artista de Pensilvania ha pedido, sin embargo, que se reduzcan los ecos del morbo de sus amores reales. Dice estar en paz con ese tiempo ya. «Una antología de nuevas obras que reflejan eventos, opiniones y sentimientos de un momento fugaz y fatalista en el tiempo, uno que fue a la vez sensacional y doloroso a partes iguales. Este período en la vida de la autora ya ha acabado, el capítulo está cerrado y tapiado. No hay nada que vengar, ni cuentas que ajustar una vez que las heridas ya se han curado. Y, tras algo más de reflexión, un buen número de ellas resultaron ser autoinfligidas», decía en sus redes sociales al poco de publicarse el trabajo..

Taylor Swift, en imagen promocional
Taylor Swift, en imagen promocionalUniversal

Swift reivindica el texto, como decíamos al principio, y hasta se diría que huye de las exhibiciones vocales de las que es capaz por mantener el tono sin que distraiga del contenido. La voz, por tanto, en primer plano, lleva la melodía sobre una base musical más cerca del minimalismo que de las grandes instrumentaciones. «Tú no eres Dylan Thomas ni yo Pattie Smith», dice en el corte que da título al disco y que marca la temperatura emocional del trabajo. «Esto no es el Hotel Chelsea, somos idiotas modernos», canta Swift sobre el postureo de su interlocutor. Canciones sencillas pero de un gran nivel medio pese a la duración del lanzamiento. Difícilmente encontramos ganchos o «momentos virales» que animen «stories» para las redes. Swift quiere que lo que escribe (y bastante bien) se escuche.

En lo musical, alterna delicadas baladas sobre el piano en acústico, con recitados sobre «loops» electrónicos en los que, y esta es la nota dominante del trabajo, el verso prima sobre el estribillo. El disco incluye una colaboración con Post Malone y otra jugosísima con Florence Welch (Florence + The Machine) en el corte «Florida!!!», que, no por casualidad es el tema más aguerrido del trabajo. Sin mucha posibilidad para el baile, el álbumse mueve por las coordenadas de la balada y el «synth pop» de medio tiempo. Según ha revelado la propia artista, de los 31 temas, cinco están escritos junto a Aaron Dessner (The National) y ocho con Jack Antonoff, (Bleachers), que ejerce de su productor habitual.

«Cuando una ha contado su historia más triste, ya puede vivir libre de ella», reflexionaba Swift públicamente. Como dicen de los perros y de los beatles, un año de su vida son siete para un paisano y Taylor Swift ha debido pasar por muchas cosas en los últimos tiempos. Y deja a sus seguidores también con mucho para digerir.