Sección patrocinada por sección patrocinada

Historia

Peter Heather: «Veremos antes sacerdotes casados que mujeres en el sacerdocio»

El historiador, que explica cómo el cristianismo es el «cemento» y la base moral de Europa, comenta que este es un momento delicado para la Iglesia y que en «cincuenta o sesenta años» podría haber mujeres impartiendo sacramentos como el de la comunión

Pantocrátor de San Clemente de Tahull, una de las mejores expresiones del románico
Pantocrátor de San Clemente de Tahull, una de las mejores expresiones del románicolarazonLa Razón

Existen muchas religiones, pero pocas han conseguido arraigar como sustrato principal de una unidad cultural y moral de la envergadura de Europa. «El cristianismo es el vehículo de nuestros valores humanísticos. Él aporta una mirada nueva: que todas las personas son iguales y que tienen el mismo valor a los ojos de Dios. Esto implica un aspecto crucial en el hombre: a tus semejantes no los puedes tratar mal». El historiador Peter Heather asienta en «Cristiandad» (Crítica), un extenso volumen que frisa las mil páginas, los elementos que convirtieron el credo de Jesús Nazaret en los cimientos sociales y políticos en los que se asienta Europa. Una aventura que no es solo teológica, sino también humana, que comienza en Belén, se extiende por Galilea y que, a lo largo de los siglos, ha sobrevivido a las persecuciones, el politeísmo, la caída de Roma, las escisiones internas, las herejías, las conquistas de invasores y que acabó alumbrando la civilización europea. Como sostiene otro historiador, Tom Holland, se tenga o se esté desprovisto de fe, la realidad es que nuestras coordenadas morales, la de manera de juzgar y ver la realidad y considerar lo que está bien o está mal provienen del cristianismo.

Peter Heather va un punto más allá y narra en este libro cómo una religión en sus orígenes minoritaria y marginal triunfó y alcanzó esta inusual influencia. «En los inicios, cuando hablamos de la gente, la promesa de resurrección fue un elemento crucial para conectar con las personas y conseguir fieles. Eso es el Evangelio: hay vida después de la muerte. Lo que le costó más tiempo resolver es cuánta gente tendría acceso a estas buenas noticias, la Buena Nueva, cuántos entrarían en el cielo. Durante centurias existirá un generoso debate alrededor de esta cuestión».

«Ya hay sacerdotes casados en el catolicismo con permiso del Vaticano»

Peter Heather

Heather cuenta cómo los teólogos dedujeron que esta ascensión al reino celestial no «puede ser demasiado fácil, porque Dios, como Cristo, murió en la cruz. Un sacrificio enorme requiere otro igual por parte de los fieles. Esto sugiere que hay obstáculos para alcanzar esa recompensa. El problema es que, para convertirte en una religión de masas, debes prometer algo a todos los hombres, no solo a unos pocos. Se llegó a una resolución: el purgatorio. El mundo puede ser salvado, pero el proceso será duro, aunque puedes salvarte. El cristianismo crea de esta especificidad propia. Es una dimensión de la atracción del cristianismo y la capacidad de atraer a grandes masas».

La política que impulsó la fe

El historiador no olvida otro elemento en el decurso de esta historia: la política. «El éxito del cristianismo está basado en dos pilares. En primer lugar, las lecciones que predica. Las estructuras de sus enseñanzas, pero sobre todo su capacidad para que existan las mismas prácticas religiosas desde España hasta Escandinavia. Esto es inusual. Es un bloque cultural. Una fuerza totalizadora monolítica y eso requiere una movilización política y social. Hay que creer en el mensaje cristianismo, y no puede subestimarse su influencia, pero esta singular una unidad cultural tan amplia no hubiera sido posible conseguirse sin la fuerza y el apoyo del poder político. Es una intersección entre ambas cosas».

Heather describe un camino de triunfo, pero escatima pesares a lo largo de él y, por eso, no duda en reconocer que «en efecto, el cristianismo estuvo a punto de desa-parecer en varios momentos. Es fácil de ver. Tras la conquista islámica del Mediterráneo del sur y el Este, lo que engloba Turquía, Norte de África y Oriente Medio, precisamente las zonas donde nació y era más intensa su presencia, el cristianismo desapareció por completo. Esa población va pasando a la religión islámica. Ahí, el cristianismo pierde la carrera con el islam y, a punto también, casi la posibilidad de convertirse en una religión mundial. Otro momento duro sobrevino con las transformaciones del periodo tardorromano, el instante de pasar de una secta pequeña a una grande. Un proceso que pudo ser interrumpido por Juliano, el apóstata. Hubo un momento en que el emperador pudo haberlo conseguido. Pero en el mundo moderno actual, también estamos viendo cómo ha perdido su capacidad para retener la lealtad de grandes cantidades de fieles desde el año 1900 hasta ahora».

«Parte del declive del cristianismo entre los jóvenes es por el impacto de la tecnología»

Peter Heather

Heather no esconde su opinión: «Creo que es un momento crítico para la Iglesia católica. Ya los ha habido antes. Las adaptaciones nunca provienen de una única persona inteligente que dice a todos lo que hay que hacer. Estas suceden por el esfuerzo de un colectivo de personas que están comprometidas. No hay respuestas fáciles. Por ejemplo, la mayoría de otras iglesias cristianas aceptan que las mujeres sean sacerdotisas. La comunidad católica, no, pero, a la vez, faltan sacerdotes. Por eso es posible que, en cincuenta o sesenta años, esto suceda».

¿Eso cree?

Pero antes veremos a hombres casados dando la comunión en la iglesia que mujeres en el sacerdocio. La Iglesia Católica ya ha dado el consentimiento y ha permitido que existan algos casos hoy en día. Son sacerdotes que provienen de la Iglesia de Inglaterra, donde se consiente el matrimonio de curas, y que se han incorporado al catolicismo. Así que ya hay sacerdotes casados en el catolicismo y esto sucede porque El Vaticano les dado su aprobación para que sigan casados y que participen de los sacramentos. Pero hay más. Hasta el año 1200, la mayoría de los sacerdotes estaban casados. Así que existen un precedente histórico evidente y también de exención práctica que permitirá a la Iglesia llegar a ese punto con relativa rapidez.

¿Y las mujeres?

Que haya mujeres sacerdotisas no será tan inmediato, pero también llegará. Si uno acude al cristianismo primitivo enseguida encontrará que hubo mujeres de ese mismo rango en las comunidades cristianas, así que también cuentan con esos precedentes. Si queremos que existan, solo habría que volver a textos antiguos y veríamos ejemplos de mujeres importantes dentro del mundo cristiano. Hay mártires y está la compañera de Pablo, que predica y hace todo lo que un hombre y que ella sería como una sacerdotisa. Además, hay decanas importantes. Se podría apelar a ese material y defender la opción. Pero es cierto que todavía existen algunas mentalidades conservadoras y renuentes.

Otro de los retos actuales de la Iglesia Católica es la tecnología. Siempre la ha habido, pero ahora ha modificado comportamientos y hábitos, y ha traído consigo una cultura distinta y una manera diferente de contemplar el mundo. «Estamos hacia el final de una era en que tecnología parece ofrecer todas las respuestas al hombre y, desde luego, parte del declive del cristianismo entre los más jóvenes tiene que ver con el impacto que está teniendo la ciencia y el anuncio de lo que la ciencia puede hacer. Pero sospecho que esta coyuntura es una fase. El cristianismo tendrá una segunda oportunidad para reinventarse y participar de los temas actuales. La tecnología nos ha hecho vivir más tiempo, ser más prósperos y tener unas vidas mejores que las de nuestros tatarabuelos, pero la tecnología también está detrás de la destrucción del planeta. No soy un escéptico del cambio climático. Hay problemas serios. Se están consumiendo recursos demasiado rápido y pienso que, si tanto la Iglesia como el cristianismo se girase hacia ellos, podrían hablar de lo que dicen sus textos para hallar respuestas. La tecnología por ahora está ganando al catolicismo, pero, para nada es un KO. La tradición cristiana tiene todavía muchas cosas que decir y de cómo los seres humanos deberían comportarse. No creo que el cristianismo esté acabado. Para nada».