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Cine

Santiago Segura: "No cambiaría ni a un solo espectador feliz por una buena crítica"

Se despide teóricamente de la taquillera y exitosa saga veraniega con "Padre no hay más que uno 5"

Un fotograma de "Padre no hay más que uno 5" Imdb

Siempre que le toca desenvolverse en la arquitectura promocional de los estrenos su tono adopta un lúdico brillo de incomodidad, timidez y agradecimiento. Tras cinco años liderando la taquilla estival y erigiéndose como el gran salvador -en términos de beneficios- del cine español, Santiago Segura habla con la firmeza que le procura saber que su fórmula funciona. Esa fórmula, aderezada con dosis considerables de comedia blanca sobre las metafóricas consecuencias de revertir el síndrome del nido vacío haciendo que se llene de manera inesperada, tramas de enredo habituales que generan situaciones conflictivas con la gestión de la adolescencia de los hijos y varias caras conocidas (incluida la redentora de Neus Asensi) y familiares en el sentido literal de la palabra (a través de la participación de sus hijas en la cinta) conforman el nuevo esqueleto narrativo de «Padre no hay más que uno 5», la quinta entrega de la popular saga.

Como ya nos vaticinó el pasado año durante la promoción de la cuarta entrega y a tenor de los recientes acontecimientos de la actualidad política, capaces de demostrar que la realidad se ha tornado si cabe más surrealista que la propia ficción y de la generación de un personaje tan canónicamente casposo como Torrente, Segura sigue firme en su idea de hacer «el Torrente más bestia que pueda sin dejarme llevar por la corrección política porque confío en la inteligencia del público», pero sin necesidad de otorgarle ningún tipo de papel estelar a Ábalos porque «seguramente el cine le parezca un espacio poco lucrativo».

Recalcando que la fórmula de esta saga funciona y que sigue haciéndolo verano tras verano, ¿personalmente te reconforta más el éxito de taquilla que el respaldo de la crítica?

No puedo explicar con palabras hasta qué punto me reconforta el maravilloso apoyo del público a nuestras películas y las increíbles taquillas que llevamos haciendo desde que empezó la saga... y de la crítica qué puedo decir, no cambiaria ni a uno solo de nuestros espectadores felices por una buena crítica.

¿Has experimentado como padre ese vértigo anticipado del síndrome del nido vacío con sus hijas que detona la trama de esta quinta entrega?

De momento, no, quizá al revés; cuando le dije hace poco a mi hija: «El año que viene cumples 18, estarás deseando independizarte, ¿eh?», me miró con una cara como diciendo «no tengo ni la menor intención de abandonar ‘‘mi’’ casa en al menos otros 18». A mí tampoco me parece mal, la verdad, no somos tanto como los García Loyola de la película.

"Cuando yo era adolescente no me entendía muy bien a mí mismo y ahora sigo sin hacerlo"

Santiago Segura

¿Cómo ha sido en términos emocionales el rodaje de la película sabiendo que, al menos teóricamente, es la última? ¿Había la sensación de final de campamento entre los compañeros?

Yo creo que todos hemos intentado darlo todo y disfrutar a tope sabiendo que era la despedida. Sí, totalmente, los niños (que en realidad ya no tan niños) no podían creer que acabásemos, se han creado unos vínculos casi familiares entre ellos y entre los padres y madres que siempre les acompañan en los rodajes, me miraban con pena y no podían creer que fuese la última. La verdad es que hemos disfrutado en general mucho todos en esta saga. Para los adultos, exceptuando probablemente Toni Acosta, que es una sentimental exactamente igual que yo, no fue tan trágico, porque sabemos que es el final de un ciclo pero están acostumbrados a acabar y a empezar nuevas aventuras cinematográficas constantemente.

Aunque siempre revestido con la pátina del humor y la ligereza de las comedias familiares, hay algo muy presente en todas las entregas de estos filmes, y es un retrato de la juventud y de la adolescencia concreto: de los caprichos, del abuso de la tecnología, de las derivas existenciales de cada cual, de sus necesidades de independencia. ¿Con qué ojos miras a la juventud actual? ¿Eres capaz de conectar con sus códigos relacionales, de intereses, etc., o sientes que no tienen nada que ver con ellos?

Empatizo totalmente, al cien por cien, con la infancia y la juventud actuales. Siento que son exactamente iguales a mí, son criaturas en evolución que buscan su sitio, intentan conocerse a sí mismos y buscan su lugar, su espacio... Son como nosotros si hubiésemos nacido aquí y en este momento histórico y social. Cuando oigo la frase «es que los jóvenes de ahora» seguido de una crítica en comparación con «los de antes» me disgusta y me parece terriblemente injusto. Pero tampoco me voy a hacer el listillo, me encantaría entender a los adolescentes y sus problemáticas a la perfección, aunque cuando yo lo era, tampoco me entendía a mí mismo. De hecho, te diré que tampoco me entiendo del todo ahora. Así que lo importante es que haya buena intención y cariño. Con eso y amor, todo se puede ir arreglando.