“Eva contra Eva”: El insoportable declive de las estrellas ★★☆☆☆
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Obra: Eva contra Eva. Autor: Joseph L. Mankiewicz. Adaptación: Pau Miró Dirección: Silvia Munt. Interpretación: Ana Belén, Mel Salvatierra. Javier Albalá, Manuel Morón y Ana Goya. Teatro Reina Victoria. Hasta el 9 de enero de 2022.
Aunque ha llevado a las tablas entretanto algunas otras obras en Cataluña, no veíamos un trabajo de Silvia Munt en Madrid como directora, si la memoria no me falla, desde la espléndida “El precio”, estrenada en 2018. Aquella aproximación al texto de Arthur Miller se resolvió en su propuesta con tal hondura, tan bien extraída del material original y tan bien aquilatada en el escenario, que uno pensaba que esta nueva incursión en el acervo dramatúrgico estadounidense se saldaría con idéntica solvencia; pero no ha sido así, por desgracia.
Cierto es que “Eva al desnudo” –”All about Eva” según su título original y “Eva contra Eva” de acuerdo al nuevo título de esta versión- no es un texto teatral como tal, sino un guion cinematográfico, que Joseph L. Mankiewicz, por cierto, escribió inspirándose en un relato de Mary Orr; pero también es verdad que ese guion está concebido bajo los parámetros en los que se fundamenta toda esa gran literatura dramática anglosajona del siglo XX que tantas joyas ha dado al teatro y al cine; a saber: una identificación clara de un conflicto pertinente y bien equilibrado, un dibujo muy preciso y completo de los personajes y una narratividad lógica y ágil de la historia. Vamos, cine clásico o teatro clásico de toda la vida.
Es obvio que la adaptación a un lenguaje puramente escénico requería una reducción de subtramas y un compendio o eliminación de personajes, tal y como se ha intentado hacer aquí. Lo que no tiene mucha justificación es que la línea central del argumento quede tan simple y a la vez tan confusa: hay una exagerada sucesión de escenas cortas –más propia del cine que del teatro- y un orden poco convincente de las mismas, dejando incrustado un episodio aparentemente crucial, como el del accidente, que no llega a entenderse bien. Además, los personajes se han extractado tanto que solo se muestra de ellos un boceto casi naíf. Tampoco ayudan mucho a enriquecerlos las interpretaciones. Solo Ana Belén, correcta pero no brillante en el papel protagonista, y Ana Goya, en un personaje secundario al que cabría haber dado más peso, salen airosas de un plantel bastante anodino.