Daniel Bianco: “La zarzuela está viva”
Con el centro que lidera premiado en los Ópera XXI como la mejor Institución Cultural, el director del Teatro de la Zarzuela hace balance de su gestión en la que es su última temporada al frente
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El pasado 15 de diciembre, la Asamblea de Ópera XXI, que otorga los premios nacionales de la lírica en España, designaba al Teatro de la Zarzuela como mejor Institución Cultural del año por su labor en defensa, promoción, recuperación, actualización y divulgación del patrimonio lírico español y de sus artistas. En la decisión se valoraba, asimismo, el firme trabajo del coliseo de la calle Jovellanos para promover la declaración de la zarzuela como “patrimonio cultural inmaterial de la humanidad”, empeño que su director, Daniel Bianco, quisiera ver materializado antes de dejar su cargo tras 8 años al mando y 5 ministros de cultura después.
-¿Qué significa este premio?
-Todos los premios son buenos y bienvenidos, dan mucho ánimo al equipo, porque son producto del esfuerzo y trabajo de muchos, pero este vale especialmente para mí porque lo otorgan tus colegas directores de teatros y festivales líricos de España que reconocen a una institución pública, y digo público con mucho orgullo, que lucha por la difusión de nuestro patrimonio y nuestros artistas y eso te llena de alegría.
-¿Es la guinda a un año redondo?
-Sí, 2022 ha sido un año muy redondo viniendo como venimos de la pandemia, la sala ha estado prácticamente llena cada noche, con una ocupación del 87% en 176 funciones, que es un porcentaje altísimo, hemos tenido 1 estreno mundial y 3 recuperaciones de patrimonio lírico español, estamos muy contentos porque eso demuestra que la zarzuela está viva y, aun con cosas que pueden gustar más o menos, el público ha respondido a una programación plural y eso es muy bueno.
-Se ha premiado la preservación y recuperación del patrimonio lírico.
-Esto, además de un objetivo fundamental, es una obligación, preservar lo que hay y recuperar piezas olvidadas. En estos siete años llevamos 16 recuperaciones y eso es fundamental porque el conocimiento te da libertad, te hace pensar y disfrutar. Debemos conocer el patrimonio que nos pertenece y luego decidir si nos gusta o no. Este año hemos vivido el estreno mundial de “Policías y Ladrones’ de Tomás Marco, y tres recuperaciones: “Tabaré” de Tomás Bretón, “La Celestina” de Felipe Pedrell y “The Magic Opal”, de Albéniz. Tenemos un patrimonio musical muy extenso con mucho aún por descubrir y desempolvar.
-¿Es importante también seguir creando zarzuela contemporánea?
-Como todo en la vida, hay que encontrar un equilibrio, es importante la recuperación, pero también la renovación. Además de la nueva puesta en escena de títulos emblemáticos que todos conocemos y el público fiel espera, hay que apuntar a la nueva creación como acabamos de hacer con “Policías y ladrones”, 40 años después de la última zarzuela estrenada y haremos dentro de poco con “Trato de favor”. Es muy importante el compromiso de mirar hacia el futuro y una obligación del teatro seguir apostando por hacer crecer nuestro patrimonio lírico. Es el único teatro del mundo con producción propia de nuestro género por excelencia y eso es una responsabilidad añadida porque marca un poco el devenir de nuestra lírica, o debería marcarlo.
-¿La zarzuela necesita renovarse? ¿Hacia dónde debe ir?
-Al igual que la ópera o cualquier género, debe evolucionar. Las nuevas creaciones como siempre ha ocurrido en la historia de la zarzuela, deben ser reflejo de lo que pasa en la sociedad y creo que eso es necesario, el ejemplo ha sido “Policías y ladrones”, uno no puede estar ajeno a lo que ocurre, por eso, a pesar de guerras o crisis, el teatro sigue existiendo, la humanidad lo necesita porque es el reflejo de uno. Ahora no sería el momento de un boticario porque no existe como personaje, la zarzuela debe de hablar de lo que nos pasa hoy.
-¿Eso incluye un cambio en el papel de la mujer?
-Por supuesto, como en la literatura o el cine porque como sociedad hemos podido crecer y cambiar, aunque quede todavía, pero vamos en un camino ascendente para poner en valor a la mujer y un ejemplo son los Domingos de Cámara en colaboración con el Real Conservatorio de música, no solo interpretamos a mujeres del XIX y XX, sino que miramos al futuro dándole la oportunidad de poder estrenar a compositoras españolas en este teatro donde se ha estrenado el 80 % de nuestro patrimonio, darles una visibilidad que hasta ahora no han tenido.
-Entre los jóvenes, la zarzuela arrastra mala fama de género rancio y antiguo para mayores. ¿Cómo atraerlos?
-Eso ya lo hacemos desde 2016 cuando comenzamos el Proyecto Zarza con el propósito de acercar la música lírica española a los jóvenes. En el último año se han presentado 900 a las audiciones y hemos tenido más de 8.500 menores de 30 años en las actividades pedagógicas, jóvenes que se presentan a todos los musicales de Madrid, nuestros “zarzas” están en la Gran Vía protagonizando musicales y tienen papeles en obras que representamos. En algunas, como “La casa de Bernarda Alba” y “Tres sombreros de copa”, el carnet joven ha tenido mucho éxito. Es cierto que en una época de España se utilizó a la zarzuela y eso le hizo mucho daño, pero afortunadamente ya pasó y está viva y con mucha vida por delante, de hecho la edad media de asistentes ha bajado 10 años, esto es señal de que hemos abierto el teatro a todos los públicos con una programación versátil donde todos los espectadores se sienten reflejados.
-¿Qué tópicos habría que desterrar de una vez por todas?
-Por ejemplo, llamarla género chico o castizo madrileño, que tienen connotaciones negativas y empobrecen un género tan grande. Se le llamaba chico solo por la duración de una hora, no porque tuviese menor categoría, ni porque la ópera sea género grande y la zarzuela chico. Debemos quitarle el prejuicio de que la zarzuela es madrileña, castiza, un clavel, un mantón de manila y una reja porque es una música de toda España, hay zarzuela vasca, catalana, andaluza, murciana, gallega…es la música del teatro lírico de toda la geografía española, por eso es fundamental entenderla como algo de todos, como elemento de identidad de España porque son las músicas populares de nuestras regiones y todas nos pertenecen.
-¿Podrá conseguirse que se declare Patrimonio Cultural de la Humanidad?
-Es una lucha que tengo desde el primer día y antes de irme me gustaría verlo materializado porque se trata de un género centenario, nacido en el siglo XVII como espectáculo cortesano, pero que a mediados del XIX se convierte en un fenómeno de masas urbanas, la zarzuela ha tenido constantes cambios, pero es un género versátil porque alberga la música hispana y europea, cantos populares, danza urbana y extranjera, belcanto, bailes tradicionales, es una suma de elementos que conforman a una música identitaria de España, que nos pertenece, que la llevamos en el ADN y nos permite saber de dónde venimos. Nombrarla Patrimonio de la Humanidad sería una manera de reconocerla y una manera de protección y conservación del género y de sus artistas.
-El teatro depende del INAEM, ¿funciona bien o necesitaría una reforma?
-Me gustaría dejar claro que me siento sumamente acompañado, respaldado por el director general y solo tengo agradecimiento y entendimiento cultural con él, pero creo que necesita un cambio para ser más operativo en la gestión cultural, porque el ritmo de la administración pública no es el del teatro y para hacer una escenografía no puedes utilizar el mismo sistema de concurso público que para una autopista, hay que encontrar un modelo de diálogo entre la administración y el hecho teatral, aunque no deseo que ningún cambio o reforma afecte al personal.
-¿Recuperar los “streaming” es una asignatura pendiente?
-Funcionaron muy bien en la pandemia llegando a un millón de espectadores y tuvieron una repercusión muy positiva porque está comprobado que se ha hecho más zarzuela en España y fuera desde entonces y ha aumentado el número de espectadores, especialmente en los países de habla hispana. Este es único un teatro del mundo que produce zarzuela y el “streaming” es una manera de llegar a todas partes. Yo he estado en México y Uruguay y la gente hablaba de las producciones que habían visto a través de él. Se dejó de hacer por problemas administrativos y convenios colectivos, pero estamos muy cerca de volver. Han demostrado ser efectivos y nuestra obligación como teatro público es utilizar la tecnología para la mayor difusión posible.
-¿Qué balance hace en general de sus siete años al frente del teatro?
-Positivo, me han ofrecido dos años más, pero he decidido no renovar porque mi compromiso en 2015 era de cinco más una prórroga de tres y he cumplido con todo mi contrato-programa y creo que con buenos resultados. Este año, por ejemplo, hemos tenido el 87% de ocupación, que es un índice muy alto, yo estoy sumamente satisfecho, sobre todo por haber contado con un equipo maravilloso que me ha ayudado a salvar los muchos problemas que hemos tenido, como el reto de la pandemia, donde no suspendimos ninguna función. Ocho años es el tiempo justo para una renovación, primero por una cuestión personal, que necesito hacer otras cosas, y luego, porque el teatro necesita aire nuevo, uno no puede quedarse sentado en el sillón eternamente.
-En sus 166 años de historia, nunca ha sido dirigido por una mujer.
-A mí me gustaría, pero lo fundamental es que sea una persona con muchísimo amor por este trabajo, porque considero que dirigir un teatro es un oficio, que no se nos puede olvidar esto, luego, me encantaría que fuese una mujer porque creo que es el tiempo de ellas y ya le toca a un teatro que lleva en pie 163 temporadas –solo faltaron tres por un incendio-. Ojalá que la 164 la dirija una mujer que esté sentada en este despacho.