Cultura

Obituario

Fallece Joaquín Bernadó a los 86 años, uno de los mejores toreros catalanes

En recientes temporadas fue comentarista de las retransmisiones taurinas de Telemadrid

Joaquín Bernadó, a punto de cumplir 75 años, observa la vida desde la barrera
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Nació en Santa Coloma de Gramanet, el 16 de agosto de 1935, aunque siendo todavía era muy niño su familia se trasladó al barrio de El Raval, en Barelona. Aún no había cumplido 18 años cuando, el 15 de mayo de 1953, debutó con picadores en la plaza de toros de Ledesma.

Se presentó en Madrid el 25 de abril de 1953, en, Vista Alegre y tomó la alternativa el 4 de marzo de 1956 en Castellón, de manos de Antonio Bienvenida, que le cedió la lidia y muerte del toro “Carolo”, de Manuel Arranz, en presencia de Julio Aparicio. Ese mismo año, el 10 de junio, confirmó su doctorado en Madrid, con Mario Carrión y Joselito Huerta como padrino y testigo, lidiando toros de El Pizarral.En Barcelona llegó a torear en 243 ocasiones y en Méjico ha sido el torero español que más veces ha toreado: 155 ocasiones.

Al finalizar la temporada de 1983 se retiró tras actuar el 24 de septiembre en la Monumental de Barcelona, aunque el 19 de abril de 1987 reapareció en Barcelona, estando en activo hasta la feria de San Isidro de 1990, siendo posteriormente y durante muchos años profesor de la Escuela Taurina de Madrid, actividad que compaginó con la de comentarista en los festejos televisados en Telemadrid.

Torero de fina elegancia y depurado arte, con maestría, honesto y calidad. Fallaba con la espada y era irregular. Juan Soto Viñolo señalóque “Joaquín Bernadó tiene su sitio entre los mejores. Lo muestran su arte, su técnica, su galanura, su madurez. Ha ganado larga y honradamente ese sitio. Se lo viene ganando desde hace tiempo, dictando lecciones magistrales de toreo cada tarde que pisa la arena. Logra la lidia requerida a cada res, y deja sobre el ruedo el perfume de su toreo reposado, ligado y hermoso con la muleta planchada, tersa como una cartulina roja” y él mismo se definió como un gran profesional: “Siempre se ha tomado el toreo muy en serio y he procurado dar todo cuanto he podido. A veces hay tardes en las que tus toros no tienen ni un muletazo y esto, por desgracia, apenas lo aprecian los públicos. No obstante, consciente del peligro que hay, intentas hacer faena, aunque tienes el inconveniente de estar al albur de la cornada. De las 16 que llevo en mi cuerpo, vanas me las han dado siendo consciente de que iba a ocurrir”.