San Isidro

Toreros serios y exigentes samueles en su regreso

Morenito de Aranda y Fernando Robleño saludan con un complicado encierro de Isabel y Samuel Flores, que vuelve nueve años después a San Isidro

El diestro Morenito de Aranda durante la corrida de la Feria de San Isidro celebrada este lunes en la plaza de toros de Las Ventas, en Madrid.
El diestro Morenito de Aranda durante la corrida de la Feria de San Isidro celebrada este lunes en la plaza de toros de Las Ventas, en Madrid.ArévaloPlaza 1

Nueve años después volvía la ganadería legendaria de Samuel Flores a Madrid, a pesar de que lidió la mayoría de sus toros con el hierro de Isabel Flores, mujer de Adolfo Suárez Illana. El primer toro, con el que confirmaba alternativa Damián Castaño, puso las cosas muy difíciles. A izquierdas, imposibles. El astado, de grandes dimensiones, propio del encaste, embestía por ese pitón entre la barriga y el pecho. No había otra opción. Un regalo. Por el derecho, por donde pasaba más de largo, tardó poco en acabar por desentenderse. A Castaño le cerró cualquier puerta a la ilusión y le puso más de una barrera para salir con sus cuerpo entero.

El sexto tampoco se lo puso fácil. De media y brusca arrancada argumentó el salmantino su faena con arrojo. Intentó alargar Damián el viaje y sudó lo suyo con el toro que cerró plaza.

El segundo hizo un amago de saltar de salida, que debió ser mortal para los que estaban abajo. Repitió después con menos ímpetu. Era el turno de Fernando Robleño, todo un clásico de esta plaza. El de Isabel Flores hizo pasar lo suyo a la cuadrilla, muy a la espera y paradote y de media arrancada llegó a la muleta. No dejó muchos huecos a Robleño para el lucimiento.

Espectacular de pitones fue el cuarto. De esos que si haces cálculos de verdad no entra en la muleta. El toro más cornalón de toda la feria. Una exageración. Un infierno pensar, nada más verlo, en tener que pasar por ahí a última hora. La muleta tampoco fue fácil, porque el de Samuel Flores iba muy informal y sin querer humillar, con muchas complicaciones. Aquello estaba bastante alejado del toreo, suficiente hacía con pasar el trago y justificarse Fernando. Era una odisea que la inmensidad del toro entrara en la pequeñez del engaño y una gesta meterla la espada. Increíble. Y hacerlo arriba.

Emoción

El tercero, que era muy abierto de cara, fue devuelto y sustituido por otro de José Cruz. Lo esperó Morenito de Aranda con la diestra en el centro del ruedo. El toro tenía movilidad a raudales y emoción. En pleno viaje, comenzó a perder las manos el animal y la faena no llegó a levantar el vuelo. Más ritmo mantuvo por el zurdo y salvo una tanda, ligada y profunda de Morenito, el resto se le ensució. Con la estocada se fue derecho.

Apretó y se le dio en el caballo al quinto, con el que Fernando Sánchez se desmonteró. El de Flores fue exigente, no regaló nada, pero todo lo que se le hacía era emocionante por ese difícil equilibrio entre querer irse y la brusquedad de cada arrancada. Era uno de esos esfuerzos que podían tener recompensa. Morenito fue tragando poco a poco, entrando en la faena con el animal hasta pegarle una tanda de naturales, ya al final muy centrado.

La tarde pesó una barbaridad. Había sido una losa. Serios toreros con exigente corrida.

Ficha del festejo:

Las Ventas (Madrid). 23ª de feria. Se lidiaron toros de Isabel Flores y Samuel Flores, 4º y 6º. El 1º, peligroso por el zurdo y desentendido por el diestro; 2º, paradote y de media arrancada; 3º, sobrero de José Cruz, con mucha movilidad y emoción aunque pierde las manos; 4º, informal, a media altura y complicado; 5º, bueno con sus brusquedades; y desafíos 6º, complicado. Tres cuartos de entrada.

Fernando Robleño, de verde botella y oro, pinchazo, dos descabellos (silencio); estocada (saludos).

Damián Castaño, que confirmaba, de grana y oro, pinchazo, bajonazo, descabello (silencio); dos pinchazos, estocada (silencio).

Morenito de Aranda, de gris plomo y azabache, estocada (saludos); aviso, media, estocada que hace guardia (saludos).