
Recuperación
Curro Romero, fuera de peligro tras días muy duros
El legendario torero ha abandonado el hospital sevillano Virgen Macarena tras una crisis respiratoria agravada por una antigua neumonía. La evolución, según los médicos, es positiva
Curro Romero ha vuelto a casa. El Faraón de Camas ha recibido el alta médica este jueves después de superar una complicada crisis respiratoria que lo mantuvo varios días hospitalizado en Sevilla. La noticia, esperada con inquietud por el mundo taurino, devuelve algo de calma a sus seguidores y familiares.
El pasado viernes, el maestro ingresó en el hospital Virgen Macarena en estado muy preocupante. Las secuelas de una antigua neumonía agravaron el cuadro clínico, obligando a los médicos a extremar la vigilancia. No era la primera vez en pocos días: apenas cuatro jornadas antes, había sido dado de alta tras recuperarse de una infección urinaria y una fuerte bajada de tensión.
A sus 90 años, Curro Romero ha vuelto a demostrar su capacidad para salir adelante, como en tantas tardes difíciles en la plaza. Esta vez no se trataba de lidiar un toro, pero sí una batalla dura, silenciosa y exigente. Los médicos han confirmado que su evolución ha sido constante y favorable, lo que ha permitido tomar la decisión de que continuara la recuperación en casa.
La preocupación por su estado de salud se había extendido en los últimos días. No sólo en Camas, su tierra natal, donde su figura es sagrada, sino también en los círculos taurinos de toda España, donde su nombre sigue siendo sinónimo de arte y leyenda. El silencio de su entorno durante el ingreso había alimentado aún más la inquietud.
Curro Romero siempre ha cultivado una relación especial con el tiempo. Se retiró cuando quiso, toreó cuando sintió que debía hacerlo, y nunca ha tenido prisa para nada. Tampoco ahora. La tranquilidad, el cuidado cercano y el respeto a su ritmo serán claves para una recuperación definitiva.
Por ahora, la mejor noticia es que ya está en casa. Que respira tranquilo. Y que, una vez más, ha salido por la puerta grande de un trance complicado. Porque hay toreros que no dejan de torear, aunque hayan dejado la plaza hace años.
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